Las
negociaciones entre Washington y Pyongyang para la desnuclearización
de la península coreana se basan en la información obtenida por
sismógrafos y satélites sobre la seis pruebas atómicas del régimen
de Kim Jong-un entre 2006 y 2017. Pero lo cierto es que poco se sabe
de las condiciones del suelo y es muy difícil estimar el verdadero
poder del arsenal, que podría ser mucho mayor.
El
régimen de Corea del Norte llevó adelante seis pruebas nucleares subterráneas durante poco más de una década en el complejo militar en Punggye-ri, en el noreste del país, las cuales fueron detectadas
por imágenes satelitales y por sismógrafos alrededor del mundo.
Desde
la primera en 2006, que para muchos analistas fue un fracaso, hasta
la última de 2017, en la que se cree que Pyongyang probó una bomba
de hidrógeno que liberó una inmensa cantidad de energía, estas
pruebas abrieron marcaron el ingreso de país al club de las
potencias nucleares, y dieron inicio a una escalada de tensiones con
la comunidad internacional y especialmente Estados Unidos que sigue
hasta nuestros días.
Los
dos encuentros entre el líder norcoreano Kim Jong-un y el presidente
estadounidense Donald Trump en junio de 2018 y febrero de 2019,
aunque históricos e instrumentales para bajar la tensión, han
logrado poco en el camino a una posible desnuclearización de la
península coreana.
Estas
negociaciones, en gran medida, se basan en la premisa de que Corea
del Norte ha perfeccionado sus armas nucleares a lo largo de las seis
pruebas y cuenta ahora con un arsenal de entre 30 y 60 ojivas.
Pero
lo cierto es que poco se sabe realmente sobre estos ensayos,
detectados apenas con la ayuda de sismógrafos e imágenes
satelitales de Punggye-ri, y el número de armas en el arsenal es
apenas una estimación.
La
geología, sin embargo, puede aportar datos sobre qué tan poderosas
son realmente las bombas atómicas norcoreanas, de acuerdo a un
reciente artículo del sismólogo de la Universidad del Sur de
California, Marshall Rogers-Martinez, en un artículo en The
Conversation.
Por
ejemplo, no se conocen con precisión las condiciones del suelo en
Punggye-ri, las cuales pueden reducir o exagerar las lecturas de los
sismógrafos luego de las explosiones, por lo que los registros
actuales de los ensayos no pueden tomarse por precisos.
Otro
fenómeno a tener en cuenta es el efecto de fractura sobre el suelo.
Todas las pruebas nucleares norcoreanos se han dado bajo tierra (a
una progunidad de entre 300 y 1.000 metros, a una altura de 1.350
metros sobre el nivel del mar) y en el mismo sitio, por lo que es de
esperar que la misma roca haya sido fracturada explosión tras
explosión, hasta generar un suelo menos estable que funciona como un
amortiguador, indicó Rogers-Martinez, experto en geología que ha
realizado investigaciones para las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.
Es
decir que mientras más energía es liberada en una explosión, más
difícil resulta estimar su poder en base a las lecturas
sismográficas, agrega el experto.
¿Qué
significa esto en el caso de Corea del Norte? Que los registros que
se tienen del rendimiento (o yield, medido en su equivalencia con
toneladas de explosivo TNT) de las seis explosiones nucleares entre
2006 y 2017 podrían ser menores al real.
En
la primera de estas pruebas, realizada el 9 de octubre de 2006 cuando
el padre de Kim, Kim Jong-il, seguía en el poder, se cree que la
explosión alcanzó "apenas" un rendimiento de entre 0,7 y
2 kilotones, una unidad que equivale a 1.000 toneladas de TNT.
En
comparación, la bomba lanzada por Estados Unidos en Hiroshima en
1945 tuvo una potencia de entre 15 y 18 kilotones, mientras que la de
Nagasaki estuvo en el rango entre 20 y 22 kilotones.
Tan
escaso fue el yield que la mayoría de los analistas interpretó que
la prueba había sido un fracaso. Pero Rogers-Martinez advierte que
sin conocer las condiciones del suelo, esto no puede tomarse por
cierto.
En
las pruebas siguientes el rendimiento aumentó y se interpretó que
el régimen había tenido éxito: 2-5,4 kt en 2009, 6-16 kt en 2013;
7-16,5kt en 2016; 15-25 kt en un segundo ensayo en ese mismo año.
Y
finalmente el 3 de septiembre de 2017 Corea del Norte probó su
artefacto más poderoso hasta la fecha, con un rendimiento calculado
entre 70 y 280 kilotones. El régimen aseguró que se trataba de una
bomba de hidrógeno, un artefacto termonuclear que incluye en su
diseño a una bomba atómica que al explotar genera una fusión
nuclear y alcanza yields muy superiores.
Tan
fuerte fue la explosión que parte de la montaña en Punggye-ri
colapsó por una bomba que, se cree, tuvo un poder entre cinco y 20
veces mayor que la utilizada en Hiroshima, que en su momento mató entre 90.000 y 140.000 personas.
Pero,
una vez más, estas aproximaciones están hechas con una notable
falta de información, y los rendimientos reales podrían ser muy
superiores.
En
comparación, el artefacto nuclear más poderoso de la historia fue
probado en 1961 por la Unión Soviética. Esta bomba de hidrógeno
conocida como "Tsar" alcanzó un poder estimado en 50
megatones (unas 50 millones de toneladas de TNT, o 1.000 kilotones).
Corea
del Norte es el noveno país en obtener armas nucleares, luego de los
cinco "grandes" y miembros del Consejo de Seguridad de la
ONU (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China), y también
de los India, Pakistán e Israel.
"Negociar
el desarme de Corea del Norte y su verificación es imposible si los
expertos de Estados Unidos no cuentan con registro preciso de lo que
el país ha logrado hasta el momento", advierte Rogers-Martinez.
Fuente:
Qué puede revelar la geología sobre el verdadero alcance del programa nuclear de Corea del Norte, 7 mayo 2019, Infobae. Consultado 9 mayo 2019.
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