jueves, 9 de mayo de 2019

Qué puede revelar la geología sobre el verdadero alcance del programa nuclear de Corea del Norte

Las negociaciones entre Washington y Pyongyang para la desnuclearización de la península coreana se basan en la información obtenida por sismógrafos y satélites sobre la seis pruebas atómicas del régimen de Kim Jong-un entre 2006 y 2017. Pero lo cierto es que poco se sabe de las condiciones del suelo y es muy difícil estimar el verdadero poder del arsenal, que podría ser mucho mayor.

El régimen de Corea del Norte llevó adelante seis pruebas nucleares subterráneas durante poco más de una década en el complejo militar en Punggye-ri, en el noreste del país, las cuales fueron detectadas por imágenes satelitales y por sismógrafos alrededor del mundo.

Desde la primera en 2006, que para muchos analistas fue un fracaso, hasta la última de 2017, en la que se cree que Pyongyang probó una bomba de hidrógeno que liberó una inmensa cantidad de energía, estas pruebas abrieron marcaron el ingreso de país al club de las potencias nucleares, y dieron inicio a una escalada de tensiones con la comunidad internacional y especialmente Estados Unidos que sigue hasta nuestros días.

Los dos encuentros entre el líder norcoreano Kim Jong-un y el presidente estadounidense Donald Trump en junio de 2018 y febrero de 2019, aunque históricos e instrumentales para bajar la tensión, han logrado poco en el camino a una posible desnuclearización de la península coreana.

Estas negociaciones, en gran medida, se basan en la premisa de que Corea del Norte ha perfeccionado sus armas nucleares a lo largo de las seis pruebas y cuenta ahora con un arsenal de entre 30 y 60 ojivas.

Pero lo cierto es que poco se sabe realmente sobre estos ensayos, detectados apenas con la ayuda de sismógrafos e imágenes satelitales de Punggye-ri, y el número de armas en el arsenal es apenas una estimación.

La geología, sin embargo, puede aportar datos sobre qué tan poderosas son realmente las bombas atómicas norcoreanas, de acuerdo a un reciente artículo del sismólogo de la Universidad del Sur de California, Marshall Rogers-Martinez, en un artículo en The Conversation.

Por ejemplo, no se conocen con precisión las condiciones del suelo en Punggye-ri, las cuales pueden reducir o exagerar las lecturas de los sismógrafos luego de las explosiones, por lo que los registros actuales de los ensayos no pueden tomarse por precisos.

Otro fenómeno a tener en cuenta es el efecto de fractura sobre el suelo. Todas las pruebas nucleares norcoreanos se han dado bajo tierra (a una progunidad de entre 300 y 1.000 metros, a una altura de 1.350 metros sobre el nivel del mar) y en el mismo sitio, por lo que es de esperar que la misma roca haya sido fracturada explosión tras explosión, hasta generar un suelo menos estable que funciona como un amortiguador, indicó Rogers-Martinez, experto en geología que ha realizado investigaciones para las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

Es decir que mientras más energía es liberada en una explosión, más difícil resulta estimar su poder en base a las lecturas sismográficas, agrega el experto.

¿Qué significa esto en el caso de Corea del Norte? Que los registros que se tienen del rendimiento (o yield, medido en su equivalencia con toneladas de explosivo TNT) de las seis explosiones nucleares entre 2006 y 2017 podrían ser menores al real.

En la primera de estas pruebas, realizada el 9 de octubre de 2006 cuando el padre de Kim, Kim Jong-il, seguía en el poder, se cree que la explosión alcanzó "apenas" un rendimiento de entre 0,7 y 2 kilotones, una unidad que equivale a 1.000 toneladas de TNT.

En comparación, la bomba lanzada por Estados Unidos en Hiroshima en 1945 tuvo una potencia de entre 15 y 18 kilotones, mientras que la de Nagasaki estuvo en el rango entre 20 y 22 kilotones.

Tan escaso fue el yield que la mayoría de los analistas interpretó que la prueba había sido un fracaso. Pero Rogers-Martinez advierte que sin conocer las condiciones del suelo, esto no puede tomarse por cierto.

En las pruebas siguientes el rendimiento aumentó y se interpretó que el régimen había tenido éxito: 2-5,4 kt en 2009, 6-16 kt en 2013; 7-16,5kt en 2016; 15-25 kt en un segundo ensayo en ese mismo año.

Y finalmente el 3 de septiembre de 2017 Corea del Norte probó su artefacto más poderoso hasta la fecha, con un rendimiento calculado entre 70 y 280 kilotones. El régimen aseguró que se trataba de una bomba de hidrógeno, un artefacto termonuclear que incluye en su diseño a una bomba atómica que al explotar genera una fusión nuclear y alcanza yields muy superiores.

Tan fuerte fue la explosión que parte de la montaña en Punggye-ri colapsó por una bomba que, se cree, tuvo un poder entre cinco y 20 veces mayor que la utilizada en Hiroshima, que en su momento mató entre 90.000 y 140.000 personas.

Pero, una vez más, estas aproximaciones están hechas con una notable falta de información, y los rendimientos reales podrían ser muy superiores.

En comparación, el artefacto nuclear más poderoso de la historia fue probado en 1961 por la Unión Soviética. Esta bomba de hidrógeno conocida como "Tsar" alcanzó un poder estimado en 50 megatones (unas 50 millones de toneladas de TNT, o 1.000 kilotones).

Corea del Norte es el noveno país en obtener armas nucleares, luego de los cinco "grandes" y miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China), y también de los India, Pakistán e Israel.

"Negociar el desarme de Corea del Norte y su verificación es imposible si los expertos de Estados Unidos no cuentan con registro preciso de lo que el país ha logrado hasta el momento", advierte Rogers-Martinez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario