Extractivismo
y dependencia, la apuesta del GobiernoEl
Gobierno apuesta a salir de la crisis con la minería, Vaca Muerta y
el agro. Alertan sobre el callejón sin salida que implica.
por
Darío Aranda
De
la plata de Potosí en el Siglo XVI a Barrick Gold y Glencore-Xstrata
(Minera Alumbrera) en 2019. De la explotación de caucho a la soja de
Bayer-Monsanto y las promesas de Vaca Muerta. De La Forestal a la
pastera UPM-Botnia. América Latina centra su economía y política
en la exportación de productos primarios, desde que era colonia
hasta la actualidad. Académicos, activistas e indígenas recuerdan
que ningún país se desarrolló en base al extractivismo y afirman
que se trata de un modelo que asegura dependencia y atraso. En año
de elecciones, ningún candidato plantea alternativas a la
explotación de bienes naturales.
El
presidente Mauricio Macri inauguró en febrero la “Mesa Nacional de
la Soja”, para potenciar el avance del cultivo. Un día después,
el Gobierno aprobó una nueva variedad transgénica, de la empresa
Indear-Bioceres, con uso de los agrotóxicos glifosato y glufosinato
de amonio. El 8 de marzo recibió a las mineras Yamana Gold, Glencore
y Goldcorp, en Olivos. Visitó Expoagro (la feria del agronegocio de
Clarín y La Nación). Inauguró en Jujuy la “Mesa del litio”,
para facilitar la llegada de empresas y, en petróleo, exhibe Vaca
Muerta como promesa de dólares y progreso. El futuro de la economía,
y del país, atado a la exportación de materias primas.
Jenny
Luján es parte de la Asamblea por la Vida de Chilecito, donde
expulsaron a cuatro mineras del Cerro Famatina. Explica que desde la
Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) hace años reflexionan sobre el
lugar en el mundo que asigna el extractivismo a los países de la
región. “Desde el descubrimiento de América, Abya Yala para
nosotros, todo este territorio fue considerado como fuente de riqueza
para sostener a los imperios del Norte. Eso se llama extractivismo,
robo, saqueo”, grafica.
A
la avanzada actual de empresas y gobiernos la llama “recolonización”,
cita los ejemplos de las mineras en La Rioja, San Juan y Catamarca,
con visto bueno de los distintos colores políticos. “En 200 años
de República, de Nación, no ha cambiado nada. Se profundizó el
saqueo que comenzó con el robo de las tierras y genocidio a los
pueblos originarios. Y el poder sigue protegiendo a los saqueadores.
La riqueza se la llevan, aquí queda contaminación y destrucción.
Tenemos cinco siglos de pruebas de ese accionar criminal”, explica
Luján.
Más
al sur, Vaca Muerta se presenta como la gran reserva de petróleo y
gas no convencional (con la peligrosa técnica del “fracking”
-fractura hidráulica-). Su explotación es política de Estado.
Jorge
Nahuel, de la Confederación Mapuche de Neuquén, aclara que no
tienen ninguna expectativa en que algún candidato frene el modelo de
explotación de bienes naturales. “La clase política intenta
mostrarle a la sociedad que el extractivismo puede ser una solución,
cuando sabemos que es todo lo contrario. Ni el peronismo de derecha
ni el peronismo progresista y menos el Gobierno actual difieren en
este sentido”, afirma Nahuel.
Recuerda
que desde hace un siglo se explota petróleo en Neuquén y nunca
trajo beneficios reales para acabar con la desigualdad y la pobreza.
“Las trasnacionales llegan con promesas de bienestar y felicidad,
pero profundizan el saqueo y la contaminación”, definió Nahuel y
recordó el rol protagónico que tiene el extractivismo en el cambio
climático: “Estamos caminando hacia un abismo y debemos ponerle
freno”.
Horacio
Machado Aráoz es investigador del Conicet y parte del colectivo
Sumaj Kawsay. Explica que a lo largo de la historia las economías
primarias-exportadoras han tenido ciclos de crecimiento muy
espasmódicos, altas tasas de crecimiento seguidas de crisis, que
tienen relación con los ciclos de auge y caída de la demanda
mundial de materias primas.
Destaca
que la crítica al extractivismo cruza a la derecha y a la izquierda
política, que minimizan o desprecian la afectación
ecológica-ambiental, pero al mismo tiempo deja de lado tres
características centrales: “El modelo extractivista afecta las
posibilidades de desarrollo autónomo, sostenible y de largo plazo.
Perpetúa la desigualdad social, porque es un modelo con una
estructura de clase oligárquica, de concentración de la tierra, de
corporaciones que deciden sobre los territorios. Y, en términos de
democracia, el extractivismo erosiona los derechos de las poblaciones
y aleja la posibilidad de una soberanía popular”.
Hersilia
es una localidad de 3000 habitantes en el noroeste de Santa Fe. Allí
vive Fernando Albrecht, de la Asamblea de Vecinos Autoconvocadods y
de la Universidad Trashumante (experiencia de educación popular con
ejes en la autonomía y la horizontalidad). En una rápida clase de
historia repasa las matanzas de pueblos indígenas, la colonización
con familias de Europa, las grandes estancias, La Forestal (empresa
inglesa de corte feudal, que explotó obreros y arrasó los montes de
quebracho durante medio siglo), el avance ganadero, la industria
láctea y el agronegocio (de base transgénica y de agrotóxicos),
que implica “la acumulación de dinero y territorios en pocas
manos”.
Relata
lo ilógico que, en un pueblo rodeado de campo, haya pobreza y que
los alimentos lleguen procesados desde las grandes ciudades. Tras el
mito de que “Argentina produce alimentos para 400 millones de
personas”, recuerda que la mayor parte de la cosecha es para
alimentar chanchos y aves de Asia y Europa, no se trata de comida
para los argentinos. En Hersilia y Ceres lograron ordenanzas que
alejen las fumigaciones con agrotóxicos y trabajan con productores
en 3000 hectáreas para abandonar los transgénicos y avanzar en la
agroecología.
“Cuestionamos
al agronegocio porque, además del impacto en la salud y el ambiente,
es un modelo injusto, donde solo buscan rentabilidad, es un modelo
decidido por la Bolsa de Chicago y mercados de China”, asegura.
Fuentes:
Darío Aranda, Cinco siglos con la misma política, 6 mayo 2019, Página/12. Consultado 6 mayo 2019.
Dibujo por Chelo Candia, de la serie Un dibujo por día contra la megaminería, el saqueo y la contaminación.
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