Es el segundo
lago más degradado de Córdoba, detrás del San Roque. El deterioro
no se detiene, advierten especialistas. Esperan avances de los
proyectos prometidos para el tratamiento de cloacas en la zona.
por Carina Mongi
Por estos días,
ya no es noticia por los peces muertos ni por el agua verde
fosforescente. Esas imágenes pasaron, hace apenas meses. Pero el
lago Los Molinos no sale de la emergencia ambiental.
El embalse, que
comparten los valles de Calamuchita y Paravachasca, tiene un alto
valor recreativo y turístico. Además, provee de agua a un tercio de
los habitantes de la ciudad de Córdoba.
Tras la última
aparición intensa de algas verdeazuladas -o cianobacterias- dos años
atrás, se creó la Mesa Perilago Los Molinos, una comisión
integrada por organismos del Estado provincial, comunas emplazadas en
sus costas, entidades ambientalistas y vecinos, entre otros actores.
Pero las medidas concretas para motorizar el saneamiento siguen sin
aparecer. Días atrás, se realizó, en Villa Ciudad Parque, la sexta
reunión de esa mesa de diálogo.
“Los Molinos ha
progresado en su estado trófico, actualmente está en una condición
eutrófica, y lo podemos ver a través del florecimiento de algas. El
deterioro de la calidad del agua lamentablemente sigue progresando”,
advirtió la ingeniera química Raquel Bazán, quien participa de los
monitoreos que se efectúan desde hace dos décadas.
La Provincia, la
empresa Aguas Cordobesas y la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba realizan los
controles, que volvieron a incrementar su frecuencia, luego de la
última luz de alarma.
Bazán es una de
las personas que más conoce sobre la evolución del dique. La causa
de la degradación -recordó- es el exceso de nutrientes que llegan a
través de distintas fuentes. Una son los efluentes cloacales sin
tratamiento en toda la cuenca. Otra, la que aporta la ganadería
regional. El alto contenido en fósforo y en nitrógeno, que llegan
por esas vías, nutre y multiplica las algas.
“Más que falta
de control, ya es un asunto de planificación para prevenir esa
problemática”, sostuvo la especialista.
Camino al San
Roque
Desde hace años,
especialistas vienen advirtiendo de que Los Molinos va camino a
convertirse en el segundo San Roque, en relación con el estado aún
mucho más contaminado del lago de Punilla.
“No es una
exageración decirlo, eso está estudiado. En nuestros trabajos, hay
mediciones hechas que indican que, si no se toman medidas, este
embalse tendrá una condición similar al San Roque. Habíamos
establecido un plazo de diez años, que se cumplieron en 2016, y en
2017 tuvimos las floraciones de cianobacterias que tuvieron mucho
impacto en la sociedad y motivó un mayor monitoreo de calidad de
agua, y volvimos a una frecuencia mensual”, respondió.
Las cloacas, en
espera
Ninguna localidad
de los alrededores del lago tiene red cloacal. El marcado crecimiento
urbanístico, sobre todo en Potrero de Garay, influye en el
crecimiento de las sustancias orgánicas que terminan impactando en
el lago.
Desde la
Administración Provincial de Recursos Hídricos (Aprhi), que depende
del Ministerio de Agua, Ambiente y Servicios Públicos de Córdoba,
insisten con los anuncios de creación de plantas cloacales para los
cuatro pueblos costeros: Villa Ciudad Parque, Los Reartes, Villas
Ciudad de América y Potrero de Garay.
Pero ese proceso
luce lento, aún en etapa de anteproyecto. Se había anunciado que a
mediados de 2018 esas plantas de tratamiento estarían iniciadas,
pero ni siquiera están definidos aún los terrenos para su
construcción.
A la vez, se
admite la necesidad de apurar un sistema de emergencia, mientras se
ejecuten las cloacas prometidas a mediano plazo.
“Esa norma está
en desarrollo para acordar con cada municipio el sistema de
tratamiento efectivo que se necesita para cada domicilio que linda
con el lago; eso va a permitir disminuir esos efluentes que se están
produciendo tan cerca y que llegan al embalse. Al menos, hasta que
llegue la solución de las plantas y las redes”, apuntó el
ingeniero César Suaya, vocal del organismo provincial.
“Hasta que
hagan las redes en cada pueblo, cada municipio tiene que comenzar a
exigir plantas de tratamiento pequeñas en cabañas, alternativas
para las sangrías, o pozos negros”, reforzó Lucas Sánchez, jefe
comunal de Los Reartes.
Quejas vecinales
Vecinos y vecinas
se quejan de la falta de actuación ante denuncias concretas,
apoyadas con videos de vertidos directos de efluentes cloacales al
lago. Funcionarios provinciales admitieron una especie de zona gris,
donde Provincia y Nación se disputan competencias para actuar en el
perilago (en el caso de los clubes náuticos) y escasez de recursos
humanos para efectuar controles.
“En Potrero de
Garay ya ni me baño con el agua de la ducha, porque sale
directamente mal del lago. Estamos en emergencia ambiental”, dijo
Ana María Molina. “Estamos todavía en veremos, hay proyectos en
marcha, pero ninguno se concreta. Mientras, se está dando un
crecimiento explosivo de la zona”, apuntó Silvina Freytes, de
Villa Ciudad Parque.
Una explicación
por la mortandad de peces
En enero, hubo
miles de carpas muertas en las costas.
En la última
reunión de la comisión regional creada por el lago Los Molinos, se
informaron las causas que provocaron la masiva mortandad de carpas en
enero pasado. Raquel Bazán aclaró que ese fenómeno “no está
asociado con la calidad del agua”. Las razones están vinculadas -dijo- con “un tema físico de temperatura ambiental que se
trasladó al agua y a una situación específica de desove de las
carpas en esos días, que las encuentran con las defensas bajas, más
la aparición de una bacteria oportunista”.
César Suaya
apuntó a la vez que “fue una conjunción de causas”.
Vecinos
reclamaron por la falta de respuesta y por indicaciones en ese
momento. “Nos sentimos abandonados por el Estado”, aseguraron
varios.
Miles de carpas
muertas debieron ser recogidas y enterradas con cal. La mortandad
sólo afectó a esa especie y no a otras que habitan el lago. Algo
similar, pero en menor medida, se observó en el vecino Embalse del
río Tercero.
“Actuar lo
antes posible”
El dique Los
Molinos tiene ya 65 años. Para Rocío Fernández, ingeniera
especialista en saneamiento de lagos e investigadora del Conicet, ese
embalse “sigue el mismo proceso de eutrofización que el San
Roque”.
Precisó que el
uso del suelo en sus cuencas hídricas varía un poco respecto del
San Roque, donde es aún más gravitante el impacto de la falta de
cloacas por la mayor urbanización que lo rodea. “Pero el proceso
de contaminación es el mismo. Además, ambos embalses tienen similar
tiempo de residencia, es decir, cuánto tarda el agua que entra en
salir. Lo que hay que evitar en ambos es que sigan entrando altas
cantidades de nutrientes”. Fernández acotó que “por ser más
viejo y tener más impacto, el saneamiento del San Roque tomará más
tiempo que el de Los Molinos. De allí la importancia de actuar hoy,
lo antes posible. Mientras antes se tomen medidas, será más
económica la remediación y más cortos los plazos”.
Ese diagnóstico
lo planteó hace dos años, en una nota de este diario. Casi nada ha
variado desde entonces.
Carina Mongi, Corresponsalía Calamuchita
Fuente:
Carina Mongi, Los Molinos no sale de la emergencia ambiental, 19/03/19, La Voz del Interior.
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