Así lo manifestó
Leandro Menaldi, fundador de Pueblo Mampa, un proyecto colectivo de
vida comunitaria de cinco años que busca preservar la ecología de
las tierras buscando la autosustentabilidad.
por Aldana
Pszybylski
En Pueblo Mampa
viven diez personas: mujeres, hombres y niños. Ellos se dedican a
una vida comunitaria, autogestionando sus propias necesidades,
cultivando su propia comida, haciendo su medicina y estudiando las
necesidades del cuerpo, creando con barro y materiales reciclados sus
casas. Nadie manda en Pueblo Mampa, es una organización circular sin
fines de lucro en la que mediante una asamblea todos se ponen de
acuerdo para lograr el bien común. El asentamiento se ubica en la
estancia Villa Fiusa, en Arroyo Cabral.
“Pueblo Mampa
es un proyecto comunitario, es un colectivo independiente,
autosostenido, autosustentable, que tiene dos focos principales de
trabajo, uno de ellos es la permacultura, a través de la creación
de una ecoaldea”, declaró a el Puntal de Villa María Leandro Menaldi,
integrante fundador de Pueblo Mampa, gestor cultural y permacultor.
Menaldi explicó
que una ecoaldea es un asentamiento humano ecológico, con impacto
ambiental cero o con el menor impacto ambiental que se pueda. Para
ello sus integrantes se valen de técnicas de construcción
naturales, bio-construcción, ambientes ecológicos de diseños, de
usos de la tierra para regenerar suelos para trabajo y producción de
alimentos y medicinas, que sean ecológicos y que sean sostenibles en
el tiempo.
Por otro lado,
comentó que la permacultura es una disciplina bastante moderna.
“Debe tener unos 50 años, se creó en Australia, es una ciencia de
diseño para crear cultura permanente en el tiempo; sobre todo se
basa en el diseño de ecosistemas de hábitat humanos, y afecta o se
mete en casi todas las aristas de la vida cultural humana, siempre y
cuando generando prácticas y hábitos que puedan ser sostenidos en
el tiempo, y que no deterioren el ecosistema”, manifestó.
Más allá de la
ecoaldea, lo que está por detrás que es el motor, el principio de
su filosofía, es la preservación del bosque nativo. Pueblo Mampa
custodia más de 50 hectáreas de monte nativo.
Asimismo,
trabajan en la regeneración de suelo recuperando 20 hectáreas que
estaban “yermas”. “Estas tierras estaban totalmente degradadas
por el sistema de producción agrícola convencional, con mucha carga
de agroquímicos. Entonces llevamos cinco años en un proceso de
regeneración que vienen muy bien, cinco años de trabajo de
preservación en las tierras que nos tocan cuidar”, declaró el
integrante. “En total el territorio que nosotros custodiamos es de
70 hectáreas, más o menos, con la vereda del río y demás”,
agregó.
En cuanto a las
características de la convivencia comentó: “Hacemos vida
comunitaria, es una práctica de vida compartida, compartiendo toda
las instancias esenciales de la vida. Construimos nuestras casas con
barros y con postes, con materiales reciclados también hacemos la
producción de los alimentos para toda la comunidad, los visitantes,
familiares, voluntarios y colaboradores. Produciendo alimentos en
extensivos e intensivos, agrícola y demás”.
Por otro lado, en
cuanto a las medicinas el grupo proclama la producción propia de la
misma. “Practicamos la autogestión de la salud, le ponemos mucha
atención y mucho estudio al funcionamiento del cuerpo, al mantenerse
sano, a la no intoxicación, a como a través de medicina alternativa
o de la no tradicional podemos ir supliendo las falencias o
desarreglos en la salud”, subrayó el fundador.
Ante ello,
agregó: “La crianza de los hijos es algo que trabajamos entre
todos, la educación de los niños la trabajamos entre todos, los
partos y el nacimiento, trabajamos mucho sobre la muerte también”.
Una organización
circular
“Todas
practicas esenciales de vida las tomamos y las trabajamos entre
todos, de manera circular, es una organización completamente
circular, horizontal, sin líderes, todo se resuelve mediante
asambleas desde hace 5 años, ya llevamos hechas más de 280
asambleas”, explicó.
En Pueblo Mampa,
todos los lunes se hace una asamblea con quienes participan del
proyecto, que generalmente son diez personas quienes conviven allí
durante todo el año. Con visitantes y voluntarios todos los días
hay 15 personas en la aldea, pero los que residen allí normalmente
son diez.
“Hay un grupo
grande de colaboradores y amigos que están esparcidos por todos
lados, y bueno esa asamblea la conforma el corazón operativo,
resuelve todas las semanas siguiendo una lista de temas. La
coordinación de la asamblea, la moderación, va cambiando todas las
semanas y resuelve todas las problemáticas , necesidades y las
labores que hay que hacer, los órdenes completos del proyecto”,
agregó el organizador.
En cuanto al
sustento económico del asentamiento, Menaldi explicó: “Hay una
economía circular que ya hace años funciona muy bien, es una
billetera común para todos, todos trabajamos de lo mismo, de la
aldea y del proyecto, de la producción de alimentos, de medicinas y
de talleres, y todos los fondos van a un mismo lugar a una misma
billetera un mismo fondo y desde allí se cubren todos los gastos, y
todas las necesidades, tanto comunitarias como particulares”.
Argumentó que todo eso se va resolviendo semana a semana en las
asambleas, hay una caja, un libro de cajas y un balance económico
que va llevando el orden del día y el orden semanal con prolijidad.
Haciendo un
balance
Asimismo, sobre
el crecimiento de la organización, enfatizó: “El proyecto viene
muy bien tenemos muchas visitas mensuales y anuales, nos manejamos
con programas de voluntarios entonces estamos recibiendo jóvenes
voluntarios, de grupos de 5 a 8 personas que se quedan con nosotros
conviviendo, a veces un mes, a veces dos meses o inclusive medio año.
También recibimos visitas de escuelas, grupos scout y de
agrupaciones, todo el tiempo”.
“Alrededor de
300 personas mensuales pasan por Pueblo Mampa a compartir, a visitar
y demás. Nuestro trabajo principal es de difusión cultural, de la
práctica agroecológica, de la permacultura, de la preservación de
los ecosistemas, de la vida comunitaria, del comercio justo, de la
soberanía alimentaria, de la autogestión de la salud. Soberanía
cultural en general eso es lo que practicamos y lo que difundimos.
Transición cultural le llamamos también, en todas las aristas que
se puedan tocar y trabajar sobre la cultura”, manifestó Menaldi.
Como balance
final el fundador destacó: “Estos cinco años han sido muy
positivos, es un proyecto que arrancó con inversión cero, eso es
lindo de destacar, porque no hay capital financiero por detrás,
arrancamos un grupo de jóvenes, amigos con semillas en los bolsillos
y algunas palas, algunas herramientas, y paso a paso logrando la
sostenibilidad y sustentabilidad del proyecto, tanto económica como
alimenticia y demás”, declaró su integrante.
“El proyecto
está bien asentado, funciona solo, tiene una infraestructura básica
que le permite recibir 300 personas todos los meses, la economía
funciona, y ya estamos proyectándonos en red cada vez mayor”,
sostuvo Menaldi.
Y remarcó la
creación de un red a nivel local llamada Abya Yala, que ya tiene dos
años y que son granjas ecológicas alrededor de Villa María. “Hay
una red provincial que se llama Red de Hermandad Comunitaria, que son
seis proyectos que trabajamos en hermandad y todo el año estamos
vinculándonos, nos vemos y nos visitamos todos juntos en encuentros
que se dan cinco veces al año”, dijo.
“Es un proyecto
que viene muy bien, muy asentado y muy firme, somos alrededor de 200
personas que participamos en el proyecto en la provincia de Córdoba,
y está avanzando muy bien estamos muy contentos”, aseveró.el
permacultor.
A modo de
conclusión, el fundador destacó: “Lo que nos toca por delante es
poder asentar un poquito más los recursos, porque la obra y el
trabajo es un trabajo de servicio, de entrega, no hay fines de lucro,
es acerca de sostenibilidad y poder hacernos de los recursos
necesarios, preservar el ecosistema y regenerar todo lo que se
pueda”.
Fuente:
Aldana Pszybylski, “Arrancamos un grupo de amigos con semillas en los bolsillos”, 29/01/19, El Puntal de Villa María. Consultado 29/01/19.
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