Así se desprende
de un estudio sin precedentes realizado en parches de monte nativo en
Sierras Chicas. El desarrollo urbano, el ganado y los incendios
frecuentes reducen la biodiversidad de estos ecosistemas.
por Lucas Viano
La destrucción
del chaco serrano en la zona de las Sierras Chicas comenzó en la
década de 1970 con los desmontes para cultivos y urbanizaciones. En
la actualidad, sólo quedan parches de vegetación nativa. Esos
relictos (porción de territorio cuyos seres vivos han logrado
sobrevivir) están en una cuenta regresiva.
Un estudio de
investigadores cordobeses determinó que en 10 años estas parcelas
boscosas perdieron el 24 por ciento de las especies.
Es una tasa de
pérdida de biodiversidad que no tiene precedentes, según asegura el
título del artículo científico publicado hace unas semanas en la
prestigiosa revista Plos ONE.
La marcela
(Achyrocline satureioides) y la carqueja (Baccharis articulata), dos
especies con reconocidas propiedades medicinales, ya desaparecieron
de los relictos de bosques estudiados.
El mismo destino
triste tuvieron la margarita morada (Glandularia dissecta) y la malva
cimarrona (Anoda cristata), ambas de valor ornamental.
La situación
puede ser todavía más preocupante para el malvavisco (Sphaeralcea
cordobensis), la stevia de Achala (Stevia achalensis) y la chilca
(Flourensia campestris) porque son especies endémicas de la
Argentina, es decir que no habitan en otras partes del mundo.
Ramiro Aguilar,
investigador del Conicet en el Instituto Multidisciplinario de
Biología Vegetal (Imbiv) de Córdoba, es el primer autor del
trabajo. “No se han publicado estudios en los que se hayan
detectado tasas de pérdida de especies de tanta magnitud y en tan
poco tiempo”, aseguró en diálogo con este medio.
Y agregó: “En
Europa, las tasas de pérdidas son del 15 al 20 por ciento en
periodos de 100 años. Estudios similares realizados en Estados
Unidos registraron pérdidas del 15 por ciento en 50 años. Nosotros
encontramos 10 veces más ese valor en las sierras de Córdoba”.
El desmonte de
las décadas pasadas dejó sólo algunas parcelas de bosque nativo.
En 2013, Aguilar y sus colegas analizaron 18 de estos parches y
compararon la riqueza de plantas encontrada en el relevamiento con la
que se determinó en un estudio realizado en los mismos sitios en
2003.
La mayoría de
los parches están ubicados al este de la autovía E-53, muchos de
ellos en la estancia Santo Domingo. También hay una parcela grande
en la Reserva La Quebrada. Otras están ubicadas cerca de Falda del
Carmen. Pertenecen al ecosistema llamado chaco serrano. El estudio de
2003 determinó que había 229 especies entre todas las parcelas.
Diez años después, el número bajó a 163. Una buena parte de las
plantas relevadas en 2003 ya no estaban (91), aunque en 2013 también
encontraron 25 nuevas especies.
La razones
El problema es
que los parches se quedan sin conexiones entre sí. “La
conservación de la biodiversidad en esos fragmentos de bosque
depende de su tamaño y de la reserva de semillas, propágulos y del
polen que pueden intercambiar entre parcelas. Si los parches quedan
desconectados, irán perdiendo biodiversidad”, explica Aguilar.
Todas las especies que desaparecieron de estas parcelas son herbáceas
que tienen una vida más corta. Y en general son de baja abundancia a
lo largo de paisaje.
Pero el
investigador aclara que a los árboles y arbustos no les va mejor.
Persisten sólo porque tardan más tiempo en morir, pero luego es
probable que no tengan posibilidad de generar nuevos individuos por
la falta de propágulos.
“Si al día de
hoy no se produjera ningún cambio, igual se seguirían perdiendo
especies. Lo más probable es que las especies exóticas colonicen
las parcelas y el paisaje sea más homogéneo y no tan diverso”,
explica Aguilar.
Las razones de
esta pérdida de biodiversidad son tres: la presión que se ejerce
por el entorno, en especial, por el crecimiento urbano; el pastoreo
intensivo de las vacas y un aumento en la frecuencia de los
incendios.
A restaurar
Para Aguilar, la
única forma de detener está pérdida de especies es la
restauración. “Es importante mejorar la conectividad de los
parches. Una medida acertada sería avanzar en el corredor de
reservas naturales de Sierras Chicas”, asegura Aguilar.
Y también apunta
a que se realice un ordenamiento territorial coordinado entre todos
los municipios que hay en la región para que se cuiden estos
relictos de bosque nativo.
Ana Cingolani,
investigadora de Conicet que no participó de este estudio, cree que
si no se restauran estos parches, las especies exóticas colonizarán
los bosques y se crearán neoecosistemas.
“El avance de
la urbanización claramente se soluciona con un ordenamiento
territorial. Y para la erosión e invasión de exóticas, la única
salida es la restauración”, asegura.
Cingolani asegura
que, por experiencias en otros ecosistemas, el pastoreo también
debería regularse, pero no eliminar al ganado por completo porque
facilitaría la invasión de especies exóticas.
“El estado ya
debería estar generando políticas de restauración para no seguir
perdiendo bosque ni biodiversidad”, agrega la investigadora.
Consecuencias
La destrucción
del bosque no es gratuita para los cordobeses, asegura Aguilar. Su
precio es que también perdamos los servicios que estos ecosistemas
les brindan a los seres humanos.
Uno muy sensible
para la Provincia es la conservación de las cuencas hídricas que
dan agua en cantidad y calidad.
Pero también se
pierde fauna polinizadora de la que dependen muchas plantas, incluso
cultivos; se fija menos carbono, medida clave para mitigar el cambio
climático, y desaparece el paisaje natural de las Sierras, que
también atrae al turismo.
Fuente:
Lucas Viano, En 10 años, el bosque serrano perdió el 24% de las especies, 26/12/128, La Voz del Interior. Consultado 26/12/18.
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