El jefe del PNUMA
se retiró después de revelarse que gastó medio millón de dólares
volando alrededor del planeta. Pero la gran decepción no solo fueron
las altas cantidades de emisiones de CO2 que ayudó a generar.
por Sonya Diehn
La noticia me
sorprendió un poco: Erik Solheim, jefe del Programa de Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha dimitido. En vista de su
discurso sobre la urgencia de combatir la extinción de especies, la
contaminación con plástico y el cambio climático, lo último que
se puede esperar es que en solo 22 meses haya gastado casi medio
millón de dólares en vuelos por todo el mundo.
Sin embargo, esta
es exactamente una de las razones principales por las que renunció,
como lo reveló una auditoría interna de la ONU. Claro, los jefes y
líderes necesitan viajar para hacer su trabajo. Pero parece que
Solheim violaba las normas y regulaciones de la ONU, y casi desata
una crisis presupuestaria que llevó a algunos países a amenazar con
suspender la financiación del PNUMA.
En tiempos de
pérdida de la confianza en los organismos públicos, es importante
mantener la legitimidad de una institución ambiental clave.
Pecado climático
En caso de que no
lo sepa, volar tiene la huella de carbono más alta por persona de
todas las formas de transporte. Si bien los viajes en avión
representan solo el 2 % de las emisiones globales de gases de efecto
invernadero, lo más preocupante es que aumentarán masivamente en
los próximos años.
Realmente es un
dilema: no se puede prohibir volar, pero subirse a un avión tiene un
impacto climático muy grande. El problema más profundo es
sistémico, ya que los precios actuales de los viajes aéreos no
reflejan los costos externos de su impacto climático. En otras
palabras, las generaciones futuras pagarán el precio real de
nuestros tiquetes baratos, en forma de enfermedades, más olas de
calor y severas tormentas, incendios forestales, aumento del nivel
del mar que inunda las ciudades costeras. Pero aún no logramos
entenderlo.
Hay formas en que
los viajes aéreos pueden hacerse más amigables con el clima, y un
sobreprecio provocaría un ajuste en el mercado. Pero al igual que
otras propuestas de políticas climáticas, todavía parecen estar
demasiado lejos para lograr el rápido cambio que el mundo necesita
para evitar una catástrofe climática. Así que algunas personas
están actuando contra "la vergüenza de volar”. Bajo la
etiqueta de tendencias #IStayOnTheGround activistas suecos buscan
congregar a personas que decidan no volar más, por amor al medio
ambiente.
Solheim fue
criticado justamente por los exagerados viajes aéreos; después de
todo, trabajaba para una organización ambiental para la que el
cambio climático es una de sus principales preocupaciones. Pero no
se trata solo de la hipocresía.
Peligrosa
deslegitimación
Tales acciones
irresponsables amenazan con deslegitimar a un importante organismo
supranacional, que ha hecho un trabajo crucial para abordar los
problemas ambientales. El informe de auditoría dice que Solheim
estaba fuera de la oficina el 80 % del tiempo. Al parecer, permitió
que el personal seleccionado trabajara desde Europa, en lugar de
hacerlo desde la sede del PNUMA en Nairobi.
Solheim también
fue criticado por promover un masivo proyecto de infraestructura en
China, a pesar de las preocupaciones ambientales, y por patrocinar
una carrera de Volvo, sin revelarlo. En su propia defensa, Solheim
dijo a la prensa noruega que la auditoría contenía errores y que
tenía que viajar mucho para hacer visible el trabajo del PNUMA.
Afirmó, además, que ciertos ataques apuntaban a él por ser un
reformador.
Pero, en suma,
sus acciones dan una imagen cuestionable de un político corrupto que
usa una posición de privilegio para su propio beneficio. La misma y
triste historia que erosiona la confianza en las instituciones
públicas y proporciona el combustible para los ataques de extrema
derecha a los organismos multilaterales. Yo esperaría más de un
líder. Los líderes deben ser modelos a seguir. Deben ser el cambio
que quieren ver en el mundo, inspirando a otros a hacer lo mismo.
Fuente:
Sonya Diehn, Solheim, el jefe de la defensa del clima que cayó por volar demasiado, 21/11/18, Deutsche Welle. Consultado 27/11/18.
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