A pesar de la
clausura de las canteras, la explotación de granito continúa.
Existe una disputa por la propiedad del predio.
por Fernando
Agüero
La trama que
subyace a la explotación minera del granito en la pequeña localidad
de La Playa es compleja. A más de 230 kilómetros de Córdoba, a
esta localidad del departamento Minas se puede llegar luego de
transitar unos 40 kilómetros de un camino de tierra al que se
ingresa desde la ruta 38, a la altura de Tuclame.
Hace más de ocho
décadas, en la sierra de Guasapampa y en la zona denominada La
Charquina, se produjeron hallazgos arqueológicos que datan de miles
de años, representados en pictografías, morteros y elementos que la
transforman en un tesoro histórico, cultural y antropológico.
Pero la actividad
minera encontró otra riqueza: el granito. Y desde hace más de 20
años, la extracción de este material valioso que se comercializa a
gran escala desde la región hacia todo el país es la principal
actividad económica de La Playa y de la zona. El problema es que la
explotación minera no cuenta con ningún tipo de autorización de la
Dirección de Minería de la Provincia ni con un estudio de impacto
ambiental que la avale. Ni hablar del proceso de degradación que
sufrió en todos estos años el verdadero tesoro arqueológico de la
región.
A su vez, la
propiedad de las tierras donde se emplaza el pueblo, las minas y los
campos cercanos están en un proceso judicial lento y arduo. Los
descendientes de Domingo Díaz, quien aparece como propietario de
estas tierras desde 1916, reclaman desde hace más de una década la
propiedad de más de 10 mil hectáreas, en las que se ubican el
pueblo y las canteras.
Noticias de boca
en boca
“Pasaron varios
camiones llevando granito”, dice Eloisa Díaz, a quien en los
pueblos y parajes de la zona todos conocen como “Anita”.
Con 74 años,
“Anita” es nieta de quien aparece como dueño de las tierras y
nunca se fue de su casa, ubicada a pocos kilómetros de La Playa, al
pie de los cerros donde una bandada de cóndores tienen su nido.
Es la única
“heredera” que se quedó en los campos y aún espera que la
Justicia intervenga, devolviéndole a la familia los derechos de la
propiedad.
Las noticias
corren de boca en boca, en un lugar al que la electricidad llegó
hace dos años y donde para conseguir señal de telefonía celular
hay que subirse a algún cerro.
Hace unas
semanas, camionetas de la Secretaría de Minería de la Provincia y
del Poder Judicial llegaron a La Playa para clausurar las canteras de
granito, ya que no están autorizadas para la extracción del
material. Los productores acataron la medida por pocas horas.
Con caminos
rurales muy difíciles de transitar y una distancia considerable con
Cruz del Eje, el centro judicial y político más cercano, la
actividad minera cesó sólo por unos días.
Este jueves, un
periodista de La Voz recorrió las canteras en las que una veintena
de mineros seguía trabajando en la extracción de los bloques de
granito a pocos kilómetros de La Playa.
“Somos los
dueños”
El camino desde
La Playa hasta las canteras es un cementerio de bloques de descarte
de granito.
A un costado del
trayecto, una enorme piedra redondeada y hueca muestra en su interior
vestigios de pinturas milenarias. La otra mitad fue intervenida para
sacar una placa de granito.
Jesús Andrada
(78) es el esposo de una de las herederas de Domingo Díaz y quien se
puso al hombro la causa judicial para recuperar las tierras.
“Domingo Díaz
ha sido al parecer una persona muy generosa. Prestó una franja de
tierras y nunca se pudo recuperar”, cuenta Jesús. “Él tuvo
siete hijos y nunca trataron de recuperar las tierras a pesar de que
en 1950, cuando ya había fallecido, se hizo una declaratoria que
detalla como herederos a su esposa e hijos”, acota.
El proceso
judicial comenzó hace unos 12 años y tuvo sentencia hace pocos
meses, reconociendo como legítimos herederos a los descendientes de
Díaz, unas siete familias que viven en distintos puntos de la
Provincia.
“Ya hicimos
todo el trabajo judicial”, dice Jesús. Y apunta: “Hay mucha
plata en juego en las minas de granito”.
“Había una
jueza de Paz que hacía contratos a cualquiera y yo quise a arrendar
las tierras y no lo permitió”, aseguró Eloisa Díaz.
“Nadie tiene
nada”, acota Jesús en cuanto a los títulos de propiedad la
tierra. Y en ese conjunto ingresan también los habitantes de La
Playa. “Nos asesoraron para que les cedamos los derechos a los
habitantes de La Playa para que tengan su escritura”, añade Jesús.
En cuanto a la
producción de los bloques de granito, los descendientes de Domingo
Díaz aseguran que los únicos que pueden autorizarla con títulos de
propiedad son ellos.
“Anita”
espera que “todo se resuelva” y le apena pensar que es dueña de
un “montón de tierra” y vive en una pequeña franja en la que se
dedica a la cría de animales junto a sus dos hijos.
“Han pasado
sobre Minería, que ha clausurado, y ellos siguen trabando”,
asegura la mujer en relación con los productores que explotan las
minas de la zona.
Qué se hace con
el granito
Sobre la ruta 38,
a la salida hacia el norte de la localidad de Villa de Soto, una
enorme planta se dedica a la comercialización de los bloques de
granito que llegan desde La Playa. La incógnita es cómo se hace
para introducir en el mercado un producto extraído de manera ilegal.
La Provincia dice
que no está autorizada
“No hay
autorización de Minería”. El secretario de Minería de la
Provincia, Aldo Bonalumi, aseguró que ninguna cantera de La Playa
está autorizada para extraer el granito.
“La Provincia
no puede otorgarle certificado de productor minero porque no cumplen
con muchas obligaciones; entre ellas, la tenencia del suelo”,
afirmó.
“En este
momento no tendrían que poder trabajar y la cuestión ambiental está
en trámite”, dijo Bonalumi, quien agregó que las canteras fueron
clausuradas por Minería y por la Policía Ambiental.
“La Provincia
no ha autorizado la explotación de esa área. Es una explotación
vieja, pero se tienen que actualizar los permisos, lo estudios de
impacto ambiental”, expresó.
“Cuando siguen
trabajando a pesar de las clausuras, el tema debe seguir en la
Justicia”, acotó y enfatizó: “Exigimos que el que explota tiene
que demostrar que realmente es el dueño del superficiario”.
Explosiones
A través de la
ley 10.308, la Legislatura provincial creó en 2015 la Reserva
Arqueológica de Guasapampa junto con la del Quilpo.
La legislación
señala claramente que en las áreas comprendidas en las reservas
“todo trabajo de excavación, construcción, edificación,
actividad agrícola, trabajos de minería en cualquiera de sus fases,
industriales, u otros de índole semejante, no podrán iniciarse sin
la previa autorización de la Autoridad de Aplicación”, que en
este momento es la Agencia Córdoba Cultura.
Este jueves,
mientras La Voz recorría la Reserva, se escucharon explosiones y el
ir y venir de máquinas fue incesante.
Trabajos de
arqueólogos -entre los que se destaca el de Carlos Romero a
finales de la década de 1960- dan cuenta del valor patrimonial del
arte rupestre de la zona.
Romero relevó de
manera exhaustiva las pinturas rupestres y los elementos de extremo
valor arqueológico que existían en la región. En un relevamiento
más reciente –realizado en 2006 y en 2007 por los antropólogos
Alfonso Uribe y Soledad Ochoa– se encontraron 43 aleros (con 450
figuras) en una zona arqueológica de cerca de 21 kilómetros
cuadrados.
Fuentes:
Fernando Agüero, La Playa: granito y arte rupestre en pugna, 04/11/18, La Voz del Interior.
La Provincia dice que no está autorizada, 04/11/18, La Voz del Interior.
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