por Christopher
F. Schuetze
KAUB, Alemania -
Justo después del amanecer, el capitán Frank Sep sintonizó la
radio de su barco para escuchar la noticia decisiva de su día: el
nivel del agua en Kaub, la parte menos profunda de la sección
intermedia del río Rin, la ruta marítima más importante de
Alemania. La noticia era mala, como suele ser en estos días.
Una de las
sequías más duraderas de las que se tiene registro ha dejado zonas
del Rin en niveles mínimos históricos desde hace meses, lo cual ha
obligado a que los cargueros lleven menos peso o que dejen de navegar
por el río.
Algunas partes
del Danubio y el Elba -los otros ríos importantes para el
transporte en Alemania- también se están secando. Algunos puertos
fluviales están inactivos y se calcula que millones de toneladas de
productos tienen que transportarse por ferrocarril o carretera.
Con los castillos
y viñedos que dominan las riberas cerca de Kaub, a solo 8 kilómetros
del risco Lorelei, llamado así en honor a una sirena que se decía
atraía a los marineros hacia la muerte, sería fácil olvidar cuán
importante es el área para el comercio alemán. Está
aproximadamente a medio camino entre los puertos de Coblenza y
Maguncia, y prácticamente todo el cargamento que se envía de los
puertos marítimos en los Países Bajos y Bélgica hacia el
industrial suroeste alemán pasa por el Rin.
Sep se enteró un
día a finales de octubre de que el río apenas tenía 25 centímetros
de profundidad. Eso quería decir que el agua en el canal creado por
el hombre para la navegación que se había dragado desde el centro
del río era de 1,5 metros, menos del promedio de 3,4 metros. Incluso
si llevara un cargamento que pesara un tercio menos de lo usual, su
buque de carga de 86 metros, llamado Rex-Rheni (el rey del Rin) solo
tendría unos centímetros de agua bajo el casco.
“Nunca había
visto que hubiera tan poca agua aquí”, dijo Sep, que ha estado
trabajando en el río desde 1982, los últimos veintidós años en el
Rex-Rheni. “Ha bajado tanto el nivel del agua que es muy difícil
que pasen los barcos”.
Un verano
excepcionalmente seco ha causado estragos en toda Europa. Un grupo de
comercio en Alemania estimó que las pérdidas de los agricultores
eran de varios miles de millones de dólares. El gigante alemán de
químicos, BASF, tuvo que reducir la producción en una de sus
plantas a mediados de este año porque el Rin, cuya agua usa para
enfriar la producción, estaba muy bajo.
Las gasolineras
de la zona que dependen de que los buques entreguen combustible de
refinerías en los Países Bajos presentan desabasto. Además, el
naufragio del De Hoop, un carguero holandés que se hundió tras una
explosión en 1895 y que normalmente se encuentra sumergido, ahora
está expuesto en las playas del Rin.
Aproximadamente
la mitad de los transbordadores que navegan en los ríos de Alemania
dejaron de hacer sus rutas, de acuerdo con la Administración Federal
de Vías Acuáticas y Embarques. Además, los cruceros se ven
obligados a transportar a sus pasajeros en autobús durante algunas
partes del trayecto. Miles de peces en la sección suiza del río han
muerto debido al calor y los bajos niveles de oxígeno.
Hay razones para
creer que estas condiciones se harán más frecuentes debido a un
clima cada vez más caluroso.
“Nuestras
investigaciones muestran un aumento de inestabilidad”, afirmó
Hagen Koch, que estudia ríos en el Instituto Potsdam para
Investigaciones de Impacto Climatológico. “Los extremos sucederán
con mayor frecuencia”.
Es difícil
exagerar la importancia del Rin para la vida y el comercio en la
región.
“Simple y
sencillamente es el río más importante de Alemania”, dijo Martin
Mauermann, jefe del departamento de hidrología y gestión de agua
del cuerpo federal responsable de las vías acuáticas. “Es como la
rama gruesa en medio del árbol”.
Cerca del 80 por
ciento de los 223 millones de toneladas de cargamento que se
transportan en Alemania cada año pasa por el Rin, que une el corazón
industrial del país con Bélgica, los Países Bajos y el mar del
Norte. Un número exacto de cuánto se está transportando en
ferrocarril y por carreteras todavía no está disponible, pero “es
una cifra considerable”, dijo Martyn Douglas de la Agencia Federal
del Medioambiente de Alemania.
Si bien la mayor
parte del cargamento puede simplemente enviarse por carretera o
ferrocarril -aunque sí es más costoso- no es posible hacerlo
con todo. Una compañía de embarques, Kübler Spedition, se
especializa en cargas pesadas y demasiado grandes que no pueden
transportarse en carretera por más de algunos kilómetros. Debido a
que los barcos que llevan los pesados componentes de una granja
eólica ya no han podido llegar a la terminal de la empresa en
Mannheim, los almacenes de Kübler están vacíos.
“Ha detenido
totalmente la construcción de la granja eólica”, dijo Robert
Mutlu, que dirige la terminal.
La corriente del
Rin depende no solo de cuánta lluvia cae al año, sino también de
las enormes reservas de agua de larga duración de los Alpes. La
nieve y los glaciares que se derriten, así como el lago Constanza
alimentan las partes superiores del río, pero con el cambio
climático, esos depósitos acuáticos han disminuido, explicó Koch.
La vía por la
que navegan los barcos podría profundizarse, pero eso tomaría años,
si no es que décadas, y costaría millones. Además, aun si eso
fuera posible, solo se eliminaría un obstáculo en un río que
apenas está empezando a mostrar todas las áreas problemáticas que
tiene.
Fuente:
Christopher F. Schuetze, El Rin, sustento de Alemania, se está secando, 07/11/18, The New York Times. Consultado 09/11/18.
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