A causa de la
falta de oxígeno, el agua del Mar Negro conserva en buen estado
numerosos restos de barcos naufragados. Pero lo que alegra a los
arqueólogos es un peligro para el medioambiente, según expertos.
Los
investigadores se topan una y otra vez en el Mar Negro con hallazgos
espectaculares: los restos de naufragios y piezas de asentamientos de
la Edad de Bronce. Recientemente, arqueólogos submarinos
encontraron, frente a las costas de Bulgaria, a 2.000 metros de
profundidad, un barco mercante griego que naufragó hace más de
2.400 años, y que tal vez sea la embarcación intacta más antigua
del mundo. Esos hallazgos están en excelente estado de conservación
y son un tesoro de datos arqueológicos acerca de las antiguas
construcciones navieras y rutas comerciales. El Mar Negro, con una
superficie de cerca de 436.400 kilómetros, es tan grande como
Marruecos o Suecia, y fue durante siglos una importante ruta
comercial para los griegos, los romanos y también para los
bizantinos y los otomanos.
Condiciones
ideales de conservación
Algunos de esos
barcos comerciales, sin embargo, no llegaban a destino, como
demuestra la gran cantidad de restos de naufragios, detectados por
cámaras a control remoto y encontrados en el fondo del Mar Negro, a
2.212 metros de profundidad. Allí reina una completa oscuridad y no
hay oxígeno. Es decir, que ese ambiente anóxico permite que el
material orgánico, como el de las embarcaciones antiguas, se
conserven durante miles de años. Dado que las aguas de la superficie
son pobres en sal, cubren como un manto las aguas salobres más
profundas, por lo cual no se produce un intercambio de oxígeno. Los
organismos que necesitan oxígeno no pueden vivir en el fondo del Mar
Negro, y lo que es un motivo de alegría para los arqueólogos, es
una amenaza para el espacio vital de los organismos acuáticos, temen
los biólogos marinos.
Apenas hay
movimiento en el Mar Negro
Responsables de
esa disminución de la vida submarina en el Mar Negro son las
sustancias provenientes de los desechos agrícolas, como el nitrógeno
y el fósforo, así como la estratificación inusualmente estable de
las aguas. El Mar Negro está conectado con el Mar Mediterráneo solo
por el Estrecho del Bósforo, a través del cual llega muy poca agua
fresca salobre al mar interior.
En lugar de eso,
grandes cantidades de agua dulce fluyen hacia él, como, por ejemplo,
el agua del río Danubio. Como el agua dulce, rica en oxígeno, flota
en la superficie, el agua densa salobre se dirige hacia las
profundidades. Tampoco hay suficiente viento, olas o temperaturas
frías en la superficie que puedan provocar que ambos tipos de agua
se mezclen. Con excepción de muy pocas especies que se adecuaron al
agua salada, la mayoría de los organismos vivía en las aguas
superficiales. Esa zona llegaba en 1955 hasta una profundidad de 140
metros, y hoy, la zona de la muerte ya comienza a los 90 metros.
Cambio climático
produce falta de oxígeno en los océanos
Como consecuencia
del avance del cambio climático, en todo el mundo aumenta las
temperaturas de los mares y los océanos. Cuanto más cálida es el
agua, menos oxígeno puede absorber. Al mismo tiempo, los organismos
acuáticos precisan en esas aguas más cálidas más energía y
oxígeno para sobrevivir, moverse, alimentarse y reproducirse. Por
eso, muchas especies tratan de abandonar su hábitat natural,
especialmente en las profundidades. Es así como los ecosistemas
sufren cambios radicales, y la diversidad de especies se reduce a
pasos acelerados. En los océanos abiertos, las zonas libres de
oxígeno se cuadruplicaron en 2017, y en las áreas cercanas a las
costas incluso son diez veces más grandes que antes, según un
informe de la Red Global de Oxígeno Oceánico, el grupo GO2NE, por
sus siglas en inglés, publicado a principios de 2018 en la revista
"Science”. Y también en el Mar Negro, el espacio vital
disponible para los habitantes de las profundidades disminuyó en más
de un 40 por ciento en solo 60 años. Si bien los arqueólogos
seguirán encontrando tesoros hundidos en el Mar Negro, los biólogos
marinos detectarán cada vez menos organismos vivos en sus aguas.
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Fuente:
Alexander Freund, El Mar Negro se está muriendo por falta de oxígeno, 25/10/18, Deutsche Welle.
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