Las crecidas son
cinco veces más frecuentes y de mayor intensidad en las últimas
décadas.
por Miguel Ángel
Criado
El río más
largo y caudaloso del planeta se está desbocando. Desde hace tres
décadas, el ciclo natural de crecidas y sequías del Amazonas se
está acelerando: cada vez hay más de las unas y de las otras. En
particular, registros iniciados a comienzos del siglo XX muestran que
la frecuencia de las crecidas extremas es cinco veces mayor que
antes. Aunque no es el único factor: el calentamiento global
provocado por los humanos parece estar detrás.
Desde 1903, todos
los días, se registra el nivel de las aguas del río Negro (el
afluente principal del Amazonas) a su paso por el puerto de Manaos,
la capital del Estado brasileño de Amazonas. Río abajo, a la altura
de la localidad de Óbidos, se viene haciendo lo mismo desde 1970.
Aquí, ya en el curso principal del Amazonas, el río se estrecha
hasta los 1,7 kilómetros de ancho. Con ambos registros, un grupo de
investigadores ha podido seguir la evolución del ciclo de crecidas y
sequías que protagoniza esta inmensa arteria de agua.
Los resultados
del estudio, publicados en Science Advances, muestra que los eventos
extremos son cada vez más frecuentes. Ya sean crecidas -con subidas
del agua en Manaos de hasta 20 metros, o periodos secos, con bajadas
de tasa 13 metros-, el ciclo se ha acelerado. Sin embargo, mientras
las sequías aumentan de forma casi lineal, las crecidas se han
multiplicado por cinco. Hasta la segunda mitad del siglo pasado, la
frecuencia de sequías y crecidas casi iba en paralelo, con una
extrema cada 20 años. Ahora, las segundas se producen cada cuatro
años.
Más aún, las
subidas del nivel del agua extremas, además de más frecuentes, son
más intensas: tienden a alcanzar los 29 metros más veces y por más
tiempo. Por ejemplo, en 2009 y 2012 el pico del agua superó los 20
metros, tardando 70 días en recuperar sus niveles. Con las sequías,
tal aumento de la intensidad del evento no lo han detectado.
"El
incremento de sequías severas en la cuenca amazónica ha acaparado
la atención de los investigadores. Sin embargo, lo realmente
destacable de este registro a largo plazo es el aumento en la
frecuencia e intensidad de las crecidas. Con unas pocas excepciones:
ha habido crecidas extremas en la cuenca amazónica cada año entre
2009 y 2015", dice el investigador de la Universidad Austral de
Chile y principal autor del estudio, Jonathan Barichivich.
Hay una relación
casi mecánica entre precipitaciones y el ciclo hidrológico del
Amazonas. Así que la explicación del progresivo desbocamiento del
río debe estar en el cielo. Según el estudio, el aumento de los
eventos extremos estaría afectado por el fortalecimiento de la
circulación Walker -un complejo sistema de circulación de
corrientes atmosféricas movido por las diferencias de temperatura y
presión del aire en la sección tropical del Pacífico- y, por otro
lado, el calentamiento de las aguas en el lado opuesto, en el océano
Atlántico. La dinámica de estos aires determina el patrón de
lluvias sobre el Amazonas e influye en fenómenos meteorológicos
como fenómenos meteorológicos como El Niño y en todo el clima del
planeta.
El profesor de la
escuela de Geografía de la Universidad de Leeds (Reino Unido) y
coautor del estudio, Emanuel Gloor, comenta: "Este drástico
aumento de las crecidas está provocado por cambios en los mares
circundantes, en especial el Pacífico y el Atlántico y su
interacción entre ellos. Debido a un fuerte calentamiento del océano
Atlántico y el enfriamiento del Pacífico en el mismo periodo, se
observan cambios en la circulación Walker, lo que afecta a las
precipitaciones sobre el [norte] del Amazonas".
En cuanto a las
causas últimas, los investigadores no lo tienen del todo claro.
Buena parte de este patrón puede deberse a una variabilidad natural
que puede operar en plazos temporales muy largos, más allá del
inicio de los registros de 1903. Pero el cambio climático, con su
calentamiento global, está afectando los patrones de la circulación
atmosférica global y la circulación Walker forma parte de esta
especie de cinta transportadora del aire que gobierna el clima.
"Estos
recientes cambios en los océanos tropicales y en el ciclo
hidrológico de la Amazonía han tenido profundas consecuencias para
la población y sus modos de vida en Brasil, Perú y otras naciones
amazónicas", explica Barichivich, que añade: "Los
hallazgos de nuestra investigación sugieren que este tipo de eventos
extremos podrían seguir ocurriendo con mayor frecuencia durante la
próxima década".
Fuente:
Miguel Ángel Criado, Un siglo de registros muestra que el Amazonas se está desbocando, 19/09/18, El País. Consultado 20/09/18.
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