En la Argentina
las exóticas generan pérdidas por 3400 millones de dólares, según
los cálculos oficiales.
por Laura Rocha
La región
boscosa del caldenal, que abarca las provincias de La Pampa, Buenos
Aires y San Luis podría estar amenazada. Una especie exótica,
conocida también como invasora, se las han arreglado para
fortalecerse a través de las nativas. Un estudio reveló la forma en
que las plantas invasoras vencen la resistencia de las nativas con la
ayuda del ganado y del árbol dominante del ecosistema, el caldén.
María Eugenia
Estanga Mollica investigó cómo la acción del ganado, junto con la
presencia del caldén -árbol que da nombre al ecosistema-
propicia el establecimiento, crecimiento y persistencia de la hierba
invasora exótica Chenopodium album, o quínoa blanca, en zonas
rurales boscosas cercanas a la ciudad de Santa Rosa, en la provincia
de La Pampa.
Las especies
exóticas no sólo afectan a esta región, en el mundo son un gran
problema. Como para darse una idea de la magnitud, el daño total por
especies exóticas invasoras es de aproximadamente USD 1,4 trillones
anuales, lo que equivale al 5 % del producto bruto mundial. Y, en la
Argentina, se calcula que llega casi a los USD 3400 millones de
dólares, el 0,63 % del PBI. Estas cifras se conocieron la semana
pasada durante un taller que se realizó en Buenos Aires.
Aunque el estudio
en el caldenal no calcula el impacto en términos económicos, la
investigadora le indicó a Infobae que la situación empeora el
panorama general: "Es necesario conservar el bosque y si bien
existe una ley, se está degradando mucho, por el uso de la ganadería
intensiva, por el avance de la frontera agrícola".
Este ecosistema
es muy rico e incluye gatos monteses, los pumas, las vizcachas y las
maras. En áreas abiertas también se pueden encontrar ñandúes y
guanacos, y sus prácticas productivas incluyen ganado vacuno, equino
y ovino.
"Nuestros
resultados sugieren que los pastos nativos son la principal
resistencia a la hierba invasora. Sin embargo, la quínoa blanca
encuentra la forma de establecerse y prosperar bajo los caldenes.
Esto sucede ya que las vacas del bosque buscan la sombra del árbol y
dañan las gramíneas nativas con su pisoteo. Así, la quínoa blanca
sacaría ventaja de las condiciones ambientales favorables que genera
el caldén", explicó.
Las semillas de
esta planta exótica llegaron a fines del siglo XIX, se cree que como
muchas otras especies con semillas de interés económico, como la
alfalfa, por ejemplo. "Ya se sabe que provienen de Europa, por
su tamaño pueden haber mezclado con otras en forma accidental y
luego haber sido sembradas, por eso los problemas se relacionan con
las pasturas", apuntó la investigadora.
"Observamos
que el suelo bajo los árboles es más rico en materia orgánica,
agua y nutrientes. Además, vimos que la sombra de los caldenes
amortigua la temperatura y la radiación. Estas condiciones
ambientales son favorables para la invasora. Para invadir la quínoa
blanca necesita espacios libres de vegetación herbácea o, al menos,
niveles bajos de abundancia de gramíneas nativas", señaló.
Diego Moreno,
secretario de Política Ambiental en Recursos Naturales de la cartera
nacional de Ambiente, indicó la semana pasada durante un taller con
representantes provinciales la preocupación por la temática: "Es
fundamental trabajar en forma más integrada la temática porque lo
que necesitamos es instalar el tema como un problema en la sociedad;
y también comunicar mejor iniciativas que se proponen, sobre todo
cuando hay acciones de control o erradicación que se deben abordar
anticipadamente desde la comunicación".
Casos concretos
Durante el
taller, se introdujo a los participantes en la problemática tanto
biológica como social de las especies exóticas invasoras, que en
Argentina han sido detectadas como amenazas importantes para la
conservación de la biodiversidad. Se trata de unas 716 especies
registradas de plantas, animales algas y hongos con potencial invasor
y capaces de generar impactos negativos.
Considerando
casos concretos, se estima que el Estado pierde más de USD 66
millones al año por el impacto del castor en los ecosistemas
fueguinos; los daños generados por el jabalí en la producción
alcanzan los USD 1.380 millones anuales; la pérdida económica
asociada al mosquito es de USD 23,633 millones por año; y la
proyección del impacto del estornino sobre la producción frutícola
supera los USD 130 millones anuales.
"Es una
temática transversal que podemos trabajar a nivel federal porque nos
involucra a todos en los distintos ámbitos en los que tenemos que
actuar", afirmó Moreno y agregó: la cartera de Ambiente
nacional trabaja en una estrategia nacional de estas especies para
promover la generación de políticas públicas que minimicen el
impacto de las invasiones biológicas sobre la biodiversidad, la
cultura, la economía y la salud.
Fuente:
Laura Rocha, Un ecosistema argentino, en riesgo por las especies invasoras, 20/08/18, Infobae.
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