La población
creció en las últimas semanas. Hay gran variedad de tamaños,
colores y cantos.
por Gonzalo Dal
Bianco
A mediados de
abril, Caleb Gordon, un ornitólogo estadounidense, recorrió el
entorno del Lago Villa Dalcar y quedó sorprendido por la variedad de
aves que pueden encontrarse en ese espacio natural ubicado al oeste
de la ciudad, en medio del manchón urbano. Muchas acuáticas, pero
otras tantas que no lo son, habitan diariamente y conviven en un
pequeño ecosistema rico en vida. En su paso por Río Cuarto, Caleb
registró 24 de las más de 70 que pueden encontrarse en el lugar,
dependiendo de la época del año y el día. Hay algunas variedades
migratorias que sólo viven allí durante determinados meses del año,
como las golondrinas.
Hay en la ciudad
un “Bird Club” en el que muchos colaboran para tener registros de
las especies en los distintos sitios naturales. En el caso del lago,
hasta el momento se registraron 74 clases de aves diferentes.
Pablo Brandolín
es biólogo, ornitólogo y docente de la Universidad Nacional de Río
Cuarto y no duda en destacar la importancia que tiene el lago para el
avistaje de aves. “Venimos haciendo un seguimiento de las aves y
efectivamente el lago es un lugar importante, con mucha variedad”,
dijo el científico.
Caminando
alrededor del espejo de agua, otro biólogo y docente de la
Universidad, Adolfo Martino, se sorprende por “la cantidad de vida
que hay en el lugar” y mira no sólo las aves y el agua, sino los
alrededores. “Hacía mucho que no recorría el lago y lo veo muy
bien, muy lleno de vida. Incluso el agua tiene un buen aspecto más
allá de lo que parezca por la gran cantidad de algas que se ven”,
explicó.
Martino señala
los árboles que hay alrededor del lago y destaca que “son grandes
posaderos. La diversidad de aves está ligada a la variedad de flora
que existe alrededor. Unas y otras están íntimamente relacionadas”,
indicó mientras observaba los árboles de mayor porte repletos de
cormoranes y pequeñas garzas que llegan al atardecer, ya cuando el
sol comienza a esconderse, a pasar la noche en ese lugar. Es también
un lugar dormitorio.
Lo cierto es que
en el lago, que fue recuperando su nivel de agua a partir de la
puesta en marcha de una bomba que comenzó a devolverle nivel luego
de pasar un tiempo en el que la vida había comenzado a ponerse en
riesgo allí, se pueden observar, con algo de detenimiento, desde
simples gorriones hasta un martín pescador que parece especialista
en camuflarse. Garzas blancas, garzas dedos dorados, garza chiflona,
garza nocturna y garza cuca son algunas de las integrantes de una
misma familia que se pueden hallar caminando en la orilla del lago o
posadas en algunos de los árboles que lo rodean.
Entre los juncos,
numerosas variedades buscan su alimento y hasta puede ser un ambiente
para anidar. La focha aliblanca es la variedad de mayor presencia en
el espejo de agua. Hay decenas dentro del agua. Pero también hay
algunas variedades similares como la focha ligas rojas. Y con algo
más de atención, se puede encontrar, en alguna salida a la
superficie, un macá pico grueso, una pequeña variedad con apenas un
puñado de ejemplares en el lago. Su actividad es frenética y se
reparte entre zambullidas y una alta atención en superficie.
Pero los reyes
del lago son sin dudas los tres cisnes de cuello negro que pasean
delante de los pescadores, en la orilla este. Allí muestran toda su
elegancia y su contraste entre un cuerpo blanco y un refinado cuello
negro que termina en un pico con morro rojo y un antifaz blanco. Son
aves de gran porte y que frecuentemente conviven en grupos numerosos,
pero que aquí sólo cuenta con tres integrantes.
También hay para
quienes disfrutan de los cantos: la presencia del cacholote y sus
gritos, un copetudo marrón que suele caminar en los alrededores del
lago, buscando comida. Es algo más grande que un hornero, que
también pone música y construye sus típicos nidos en los cipreses
que en unas semanas lucirán rojos, antes de perder su follaje. Entre
ellos, los benteveos, con su pecho amarillo y su antifaz negro, saben
estar bien cerca del agua, atentos para un vuelo rasante.
En el medio del
lago, suele verse un grupo de pequeños intrépidos con cachetes
blancos y ojos rojos. Son macá comunes, unos pequeños buceadores
difíciles de ver quietos y que se suman a la rica fauna que convive
en el pequeño tesoro del lago.
Fuente:
Gonzalo Dal Bianco, Lago Villa Dalcar: refugio para más de 70 especies de aves, 13/05/18, El Puntal de Río Cuarto.
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