"La insólita
declaración, que provocaría carcajadas si no fuera trágica, se
produjo quince días después de que la empresa canadiense Barrick
Gold perpetrase dos nuevos derrames de agua cianurada", escribe
Miguel Bonasso.
por Miguel
Bonasso
exclusivo para
Aristegui Noticias
“El cianuro es
una sal. Lo puede consumir el ser humano, los animales, absolutamente
todos”, declaró textualmente al Diario de Cuyo, el Subsecretario
de Minería de Argentina, Mario Capello. Y agregó: “No hay que
asustarse, ni asustar a la gente”.
La insólita
declaración, que provocaría carcajadas si no fuera trágica, se
produjo quince días después de que la empresa canadiense Barrick
Gold perpetrase dos nuevos derrames de agua cianurada, que mantuvo en
secreto desde hace varios meses, hasta que el siniestro fue
denunciado por la Asamblea Vecinal “Jáchal no se toca”, que
lucha para evitar la contaminación de los ríos y las napas
subterráneas, en la provincia andina de San Juan. Desde 2015, ya van
-que se sepa- cinco derrames, uno de ellos superior al millón de
metros cúbicos de agua con cianuro. Por un solo derrame de 100 mil
metros cúbicos sobre el Danubio, Europa prohibió la megaminería
del cianuro en todo su territorio.
La Barrick Gold,
nacida como empresa de fachada de la CIA en tiempos del escándalo
Irán-Contras (en los 80), ya había producido otros tres derrames de
agua cianurada en su mina de Veladero, ubicada a 4 mil metros de
altura, en la Cordillera de los Andes. Igual que ahora, la empresa
mantuvo los desastres en riguroso secreto hasta que un trabajador de
la mina, en un mensaje de texto, les avisó a sus familiares que no
bebieran agua del río cercano porque estaba envenenada con cianuro y
otros metales pesados.
Violando
expresamente la Ley de Ambiente y la Ley de Glaciares, el gobierno de
Mauricio Macri no expulsó de la Argentina a la Barrick Gold, medida
que sí tomó recientemente el gobierno de Chile a raíz de un
incidente similar en la zona de Pascua, donde se iba a construir una
gigantesca mina al aire libre, chileno-argentina (Pascua-Lama). Por
el contrario, el gobierno Macri ha salido a promocionar el cianuro
como bebida refrescante. Es que la Barrick reina en San Juan y en
toda la Argentina, desde los tiempos de Cristina Fernández de
Kirchner, que tuvo fluida relación con el fallecido Peter Munk, ex
capo de la megaminera y socio del expresidente George Herbert Walker
Bush y del conocido traficante de armas saudita, Adnan Kashoggi.
Por eso el
presidente municipal de Jáchal, Miguel Vega, se negó inicialmente a
ordenar un examen minucioso en la cuenca del río Jáchal y recién
lo pidió 15 días después de que se denunciara el derrame,
presionado por la lucha de los vecinos.
El alcalde Vega
pertenece al partido peronista, igual que la ex Presidenta, el ex
gobernador de San Juan José Luis Gioja y el actual mandatario
provincial Sergio Uñac. Todos de estrecha relación con la peligrosa
corporación. En cambio, el subsecretario de Minería que propone un
coctel de cianuro, es radical y macrista, lo cual prueba que el
encanto aurífero de las megamineras es transpartidario.
Mientras tanto,
un estudio de la Universidad Nacional de Cuyo, realizado el 27 de
diciembre de 2017, detectó valores de mercurio 53 veces superiores
al máximo tolerable para la vida acuática. Pero la alarma crecería
de manera exponencial en febrero de este año, cuando un nuevo
estudio en aguas del río Jáchal constató 1.992 milímetros de
aluminio por litro de agua, amén de altísimos niveles de otros
minerales como mercurio, manganeso, bario, cadmio, cobalto, cobre,
cromo, níquel, plata, plomo, zinc y arsénico. Todo en proporciones
muy superiores a los valores establecidos para el riego y el consumo
del ganado. Diga lo que diga el Subsecretario de Minería.
El resultado de
los análisis ha trascendido el ámbito universitario, alimentando la
creciente indignación de los jachaleros, hacia esa megaminería que
les prometía instalarse en la región para crear empleo y bienestar
y les está envenenando el agua y diseminando el cáncer. Su lucha ha
encontrado un eco penal en el ámbito nacional, con la causa sobre
los derrames de cianuro que lleva adelante el juez federal Sebastián
Casanello. Para el propio presidente Macri esa causa judicial y la
Ley de Protección de los Glaciares, impulsada como diputado nacional
por el autor de este artículo, constituyen dos serios escollos a
salvar para concretar en los Andes 44 nuevos proyectos de megaminería
a cielo abierto. Para el poder, un maná del cielo que rondaría los
18 mil millones de dólares de inversiones extranjeras; para los
ciudadanos argentinos una pérdida total de soberanía en el tema
decisivo del agua.
Fuentes:
Miguel Bonasso (@bonassomiguel), “El cianuro se puede beber”, asegura el subsecretario de Minería de Macri, 25/04/18, Aristegui Noticias.
Dibujo por Chelo Candia, de la serie Un dibujo pordía contra la megaminería, el saqueo y la contaminación.
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