Los glaciares de
Argentina están regulados por una ley que los protege de su
desaparición. La realidad, sin embargo, muestra que los gigantes de
hielo del país ven pasar los años sin que se tomen medidas para su
conservación ante el avance del cambio climático y una agresiva
actividad minera.
"Argentina
es un país pionero en cuanto a leyes de protección de glaciares.
Tiene una ley que puede ser aplicada como modelo en otros países. Es
realmente muy buena. El problema está en que no se cumple",
introdujo a Efe Gonzalo Strano, coordinador de la campaña de
glaciares de Greenpeace Argentina.
La legislación a
la que hace referencia es conocida bajo el nombre de ley de
protección de glaciares y estipula su cuidado y el del ambiente
periglacial para preservarlos como reservas de recursos hídricos
para el consumo humano, para la agricultura y como proveedores de
agua para la recarga de cuencas hidrográficas y para la protección
de la biodiversidad.
Asimismo, ordena
la creación de un inventario donde "se individualizarán todos
los glaciares y geoformas periglaciares que actúan como reservas
hídricas existentes en el territorio nacional con toda la
información necesaria para su adecuada protección, control y
monitoreo".
Además, desde el
Ministerio de Ambiente argentino reconocieron que el hecho de que
todavía no se hayan inventariado en su totalidad estos cuerpos de
hielo impide medir con exactitud su tamaño a lo largo de los años o
certificar qué les afecta negativamente.
Por ello, desde
el Gobierno no pueden saber las consecuencias del cambio climático
sobre ellos, la contaminación o las actividades humanas, explicó a
Efe el secretario de Política Ambiental, Cambio Climático y
Desarrollo Sustentable de la cartera nacional, Diego Moreno.
Por una parte,
necesitan evaluar "cómo están siendo afectados por el tiempo",
"mayormente por el cambio climático"; y, por la otra,
"evaluar cuánto agua proveen, en qué momentos, el volumen de
hielo en estos cuerpos, cómo interfieren en el clima...",
aclaró Moreno.
En medio de esta
inactividad, organizaciones como Greenpeace y Conciencia Solidaria,
entre otras, reclaman que se aplique la ley para frenar, sobre todo,
la actividad minera, que ya ha causado estragos y que amenaza desde
hace años los glaciares argentinos.
Un caso conocido
es el de los vertidos tóxicos ocasionados por la filial en el país
de la compañía canadiense Barrick Gold en la mina de Veladero, en
la provincia de San Juan (noroeste).
Con sus
actividades, realizadas en terreno periglacial, redujeron el tamaño
de los hielos de la zona y contaminaron con cianuro hasta cinco ríos
de los que se nutrían poblaciones cercanas.
Para que la norma
sea cumplida, desde el Ministerio de Ambiente están trabajando para
desarrollar un proyecto con el que volver más estrictas las penas
para las personas que cometan delitos ambientales, explicó Moreno.
Sin embargo,
sumado a este mensaje de protección al medio ambiente, Mauricio
Macri pidió el pasado año que se revisara la ley de glaciares para
ver cómo podía favorecer a las mineras después de retirarles
restricciones.
"Realmente
ha habido avances muy tibios pero contradictorios", resumió
Strano, quien aseguró que 44 proyectos mineros buscan su aprobación
ante una posible modificación de la ley.
Desde las
organizaciones ambientalistas la preocupación por la desaparición
por los glaciares ha vuelto urgente el pedido de que el Gobierno
reaccione.
Su ausencia no
solo será una pérdida turística para Argentina, sino que supondrá
el fin de algunas de las pocas fuentes de agua dulce del mundo, lo
que provocará una preocupante falta de agua para todas las
localidades que dependen de ellos, recordaron.
"Estamos
defendiendo el concepto de vida, que no se considere el agua una
mercancía. Si es un alimento yo le puedo poner un precio, queremos
que sea reconocida como un bien común", concluyó Cristina
Marín, de Conciencia Solidaria.
Su organización
no gubernamental participó junto a Greenpeace y otros entes en
varias actividades en la calle para fomentar el uso correcto del agua
el miércoles pasado, Día Mundial del Agua, en la capital argentina.
Entre las
diferentes movilizaciones, además, entregaron un documento al
Congreso argentino en el que pidieron que no se mueva "ni una
sola coma" de la ley de glaciares al argumentar que "el
agua vale más que el oro".
Carlota Ciudad
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