por Livia
Albeck-Ripka
En el océano
Pacífico, entre California y Hawái, a cientos de kilómetros de
cualquier ciudad grande, flotan en el agua un conjunto de objetos
como botellas de plástico, juguetes para niños, aparatos
electrónicos descompuestos, redes para pescar abandonadas y millones
de fragmentos de desechos… al menos 87.000 toneladas de basura,
según reportó un grupo de investigadores.
En los últimos
años, esta infame zona se ha conocido como la Gran Mancha de Basura
del Pacífico, un remolino marino de desechos donde objetos de la
vida cotidiana son depositados por las corrientes. En determinado
momento el plástico se desintegra en partículas minúsculas que con
frecuencia se comen los peces y que finalmente podrían llegar a
nuestra cadena alimenticia.
Un estudio
publicado recientemente en la revista Scientific Reports cuantificó
la extensión de la mancha de basura: es entre cuatro y dieciséis
veces más grande de lo que se pensaba, ocupa un área de
aproximadamente cuatro veces el tamaño de California y se calcula
que contiene 1,8 billones de pedazos de basura. Aunque alguna vez se
pensó que se parecía más a una sopa de partículas casi minúsculas
de plástico, ahora los científicos piensan que la mayor parte de la
basura está formada por piezas más grandes. Además, según dicen,
está creciendo “exponencialmente”.
“Es alarmante
porque está muy lejos de la tierra continental”, dijo Laurent
Lebreton, autor principal del estudio y un oceanógrafo que trabaja
en la Ocean Cleanup Foundation, una organización sin fines de lucro
que financió el estudio y desarrolla sistemas para eliminar la
basura del mar. “No hay nadie cerca y aún así puedes ver objetos
comunes, como contenedores y botellas”.
En una palabra:
plásticos
A fines del
verano de 2015, Lebreton y sus colegas midieron la cantidad de restos
de plástico presentes en la mancha recogiéndolos con redes y
sobrevolando la zona para tomar fotografías aéreas. Aunque también
encontraron vidrio, hule y madera, el 99,9 por ciento de lo que los
investigadores sacaron del mar era plástico.
También
recuperaron una cantidad apabullante de redes de pesca de plástico
abandonadas, dijo Lebreton. Estas “redes fantasma” constituyeron
casi la mitad del peso total de los desechos (una explicación es la
proximidad de la mancha a zonas de pesca; otra es que el material
para pescar se diseña con el fin de ser resistente dentro del mar y
permanece intacto durante más tiempo que otros objetos).
“Encontramos
unos cuantos objetos inesperados”, dijo Lebreton. “Entre ellos
había juguetes de plástico, lo que me parece muy triste, pues
algunos pueden provenir del tsunami de Japón”, añadió, en
referencia al desastre de 2011 que envió millones de toneladas de
escombros al océano.
Los
investigadores también pescaron una cubierta de un Game Boy de la
época de 1990, cascos de constructor y un asiento de escusado, así
como varios objetos con inscripciones en japonés y chino. Otros
objetos, dijo Lebreton, tenían “marcas pequeñas de mordidas de
peces”.
Algunas tortugas
marinas capturadas cerca de la también conocida como Isla de Basura
habían comido tanto plástico que representaba cerca de tres cuartos
de su dieta, según la fundación.
La mancha de
basura no es exactamente una mancha
Después de su
descubrimiento a finales de la década de 1990, la Gran Mancha de
Basura del Pacífico tomó una forma parecida a la de una isla en la
imaginación popular o incluso de un séptimo continente hecho de
basura. Ese mito ha sido desmentido y la mancha se comenzó a
comprender más como una región que se ve como el resto del océano
a simple vista, pero que está contaminada con diminutas partículas
de plástico.
Sin embargo, el
nuevo estudio señala que los microplásticos, aunque son un
problema, solo representan el ocho por ciento de la masa de la
mancha. Hasta ahora se ha usado una red diseñada para recoger
partículas pequeñas y por lo tanto, según Lebreton, se ha
subestimado la cantidad de trozos más grandes de desechos que flotan
en el mar, como botellas, boyas y redes de pesca.
“Creo que la
palabra ‘mancha’ es un poco confusa”, dijo Nancy Wallace,
directora del Programa de Desechos Marinos de la Administración
Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, quien no
participó en el estudio. Describirla de esa manera da la impresión
incorrecta de que “sería fácil ir y quitarla”.
Quizá aún es
tiempo de actuar
La preocupación
es que, dentro de unas cuantas décadas, los trozos más grandes de
los desechos pudieran descomponerse en microplásticos, que son mucho
más difíciles de retirar del océano. “Es como una bomba de
tiempo”, dijo Joost Dubois, vocero de la Ocean Cleanup Foundation.
La organización
sostiene que sería casi imposible retirar el plástico presente en
la mancha con métodos tradicionales, como redes atadas a botes. En
cambio, el grupo ha desarrollado un sistema mecánico que flota por
el agua y concentra los plásticos en áreas más densas, que
entonces pueden recogerse usando botes y llevarse a la orilla para
reciclaje.
La fundación
planea lanzar el primero de esos sistemas este verano desde Alameda,
California.
Livia Albeck-Ripka es reportera de The New York Times.
Fuente:
Livia Albeck-Ripka, En el océano Pacífico hay unas 87.000 toneladas de basura… y contando, 27/03/18, The New York Times.
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