Las inundaciones
de Sierras Chicas cambiaron las previsiones para todas las obras
públicas. Casi no se deben obras, pero el miedo sigue ahí.
por Ary
Garbovetzky
“Hay un antes y
un después de las inundaciones de Sierras Chicas. Después del 15-F,
las previsiones para todas las obras públicas deben tener una
recurrencia de 500 años, cuando antes eran suficientes 80 o 100”.
Estas palabras del director provincial de Vialidad, Osvaldo Vottero,
dan una muestra del impacto que tiene aún el desastre del aluvión,
del que hoy se cumplen tres años.
Otra noticia de
esta edición está vinculada: la necesidad de hacer obras
complementarias para hacer pasar un desagüe más grande obliga a
invertir 80 millones de pesos más en el túnel de la Mujer Urbana,
parte del cierre del anillo de Circunvalación. Y todo por el cambio
en las previsiones posinundaciones de Sierras Chicas.
Hace tres años
se perdieron vidas y bienes. Y la reconstrucción, sólo posible en
lo material, está casi completa: viviendas, puentes, caminos,
pasarelas. Pero, como cuenta nuestro informe de Primer plano, el
temor en quienes vivieron la tragedia en sus cuerpos no se disipa y
pide más: trabajos complementarios, que se detengan algunas obras
públicas o emprendimientos privados.
El sistema de
alertas tempranas es, tal vez, la cuenta pendiente mayor, a pesar de
que la Provincia asegura que produjo avances con la constitución de
juntas de Defensa Civil y con mejoras en comunicación y señalética.
Las
características especiales de Sierras Chicas, que tienen una
pendiente que acelera las crecidas y las corrientes de agua y está
“pavimentada”, es decir, sin suficiente absorción en el terreno
producto del avance del desmonte y de la edificación, habían sido
advertidas como un riesgo potencial por científicos antes de la
inundación.
Hubo un “tsunami
del cielo”, con un nivel de precipitaciones inédito, como dijo el
entonces gobernador, José Manuel de la Sota, a la hora de buscar la
razón principal de la catástrofe. Pero también hubo un embudo en
la tierra, más previsible, que requiere que se le preste atención,
como aporta en su análisis Lucas Viano.
Fuente:
Ary Garbovetzky, El doloroso aprendizaje de la catástrofe, 15/02/18, La Voz del Interior.
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