Pablo Miranda
tenía 26 años, tres hijas y vivía en Río Tercero. El 15 de
noviembre pasado murió tras explotar un tanque de bioetanol que la
empresa cordobesa acababa de inaugurar en Santiago del Estero.
por Consuelo
Cabral
Hacía pocos días
que la empresa cordobesa Porta Hermanos acababa de inaugurar una de
sus premiadas plantas fermentadoras de maíz -distinguidas con
medalla de oro en la última edición de Expoagro- en Weisburd, al
noreste de Santiago del Estero. Pablo Miranda, de 26 años, y otros
tres jóvenes, habían trabajado en su montaje y ya se preparaban
para volver a Córdoba, cuando el encargado de la obra, Diego Bossio,
les pidió que subieran a uno de los tanques, lleno de bioetanol,
para soldar la tapa. Los chicos primero dijeron que no, que era
peligroso, pero tras ser amenazados con no recibir el dinero de todo
el trabajo, regresaron y subieron. El desenlace fue fatal. Una chispa
de la soldadora bastó para despertar los gases y hacer explotar el
tanque. Pablo murió y los otros tres operarios resultaron con graves
quemaduras y fracturas. Todos vivían en la provincia de Córdoba.
Héctor Villegas (19) en San Agustín, Andrés Oviedo (38), en
Córdoba Capital, y Jeremías Ferreyra (30) en Río Tercero, al igual
que Pablo y que la empresa Reyna, para la cual trabajaban y que fue
contratada por Porta Hnos.
A poco más de un
mes del fallecimiento de su hijo, Juan Carlos Miranda denuncia que
Porta Hnos. es responsable por la muerte de Pablo y que nunca se
comunicaron con la familia. “No recibimos ni un llamado telefónico
para decirnos ‘Juan nos equivocamos, lamento la pérdida de su
hijo’. No, nada. Estamos solos, estamos luchando. Yo quiero que
esto se conozca porque ni siquiera los medios lo llevaron. Intentan
tapar todo. Sí, en cambio, Porta mandó a sus empleados a apretar a
los otros chicos heridos para que no hablen. Eso lo comprobé yo
mismo cuando apenas ocurrida la tragedia, fui a ver el cuerpo de
Pablo y después me fui a verlos al hospital y no querían decirme
nada, lo cual me lastimó mucho. Luego le pregunté al portero de la
clínica si había ido alguien más y me dijo que media hora antes
habían estado dos supervisores de Porta. Hasta el día de hoy ni
desde la fiscalía de Santiago Del Estero, ni ninguna autoridad nos
dice qué pasó. Es una mafia, donde todo se compra y todo se paga.
Por eso estoy seguro que Porta va a hacer todo para tapar este
evento. Va a desmantelar el tanque y a poner uno nuevo, sin la
investigación que corresponde”.
“Para poder
soldar, los estanques tendrían que haber estado vacíos y llenos de
agua, para evitar el almacenamiento de gases. Tampoco había un
experto en seguridad, ni bomberos o paramédicos”.
Juan Carlos tiene
63 años y es técnico e inspector en soldaduras especiales. Trabajó
en distintos países supervisando obras en empresas como YPF, para la
que actualmente se encuentra trabajando “paradójicamente en la
construcción de tanques”. Dice estar seguro que lo que pasó con
Pablo fue una negligencia porque sabe bien cómo son los protocolos
de seguridad que existen en una obra. “Tratar de que cuatro chicos
reparen un tanque lleno de bioetanol es lo mismo que mandarlos a
arreglar una jaula de leones, con los leones adentro. Una falta de
profesionalismo y humanidad total. Hay un protocolo que se debe
seguir, hay una norma de seguridad que está escrita y es la 14000,
que es la norma de seguridad e higiene. Para poder soldar, los
estanques tendrían que haber estado vacíos y llenos de agua, para
evitar el almacenamiento de gases. Tampoco había un experto en
seguridad, ni bomberos o paramédicos. Bossio obligó a los chicos a
subir e hicieron soldar a uno que no tenía experiencia, ese chico
perforó el estanque, cayó la gota, se fue prendiendo el alcohol que
está en los gases, el estanque se debe haber movido, y cuando la
gota tocó el suelo, explotó”.
La autopsia del
cuerpo de Pablo se hizo el jueves 16 de noviembre a las dos de la
tarde y aún la familia desconoce si el joven murió por la explosión
o por la caída desde 20 metros. “Lo único que sé es que yo
cuando lo vi a mi hijo en la morgue, estaba en un tinglado, porque ni
siquiera estaba en frío o en un mesón, estaba tirado en el suelo.
Deshecho totalmente, destrozado, quebrada las piernas, quebrado los
brazos, la cara totalmente destrozada, realmente un espectáculo
terrorífico cómo quedó Pablo en ese momento. Era un chico tan
bonito, tenía tres nenas, una pareja que era una muchachita muy
buena persona”.
Dos luchas, una
causa
Hace un año
atrás Juan Carlos también perdió a su hijo más grande, a causa de
un tumor cerebral. Sin nada más que perder, dice que va a luchar
para pedir justicia por Pablo. Ocurrida la explosión en Santiago del
Estero, se puso en contacto con vecinos de barrio San Antonio e
Inaudi, en la ciudad de Córdoba, que desde hace más de cinco años
llevan adelante una lucha por la erradicación de la planta de Porta,
única en su tipo radicada en una zona urbana. Junto a ellos,
participó del reclamo que llevaron frente a Tribunales Federales
para exigirle al juez Miguel Hugo Vaca Narvaja que se pronuncie
respecto al amparo por contaminación que presentaron.
Investigaciones
realizadas por la Red Universitaria de Ambiente y Salud (Reduas) en
la zona, arrojaron datos que comprueban las consecuencias de las
emanaciones producidas por la planta en la salud de niños, jóvenes,
adultos y adultos mayores. Un ejemplo, es que el 28% de los bebés
nacidos allí padece malformaciones congénitas, siendo dicha tasa
ampliamente superior a la del resto de las localidades en la
provincia. Entre 2016 y 2017, tres bebés fallecieron producto de
dichas malformaciones. Desde Porta Hnos. nunca se comunicaron con las
familias.
Premiados bajo
denuncia
A contramano de
los reclamos ambientales realizados por los habitantes, Porta
Hermanos sigue sumando reconocimientos por parte del Estado nacional,
provincial y municipal. En la última edición de la Cumbre de
Economía Verde, realizada en Córdoba, figuró como sponsor, y en
Expoagro 2017 obtuvo la medalla de oro por su minidestilería de
bioetanol y burlanda. En aquel momento, José Porta, presidente de la
firma, explicó que el desarrollo se buscó para maximizar la
eficiencia productiva del etanol, eliminando el factor de los
costosos fletes y simplificando la logística. El desafío era
tecnológico, buscaban crear una estructura industrial capaz de
funcionar en cualquier campo y ser operada en forma remota. “Puede
ser operada por una sola persona”, dijo en ese momento. En un
tanque de una de estas Minidest perdió la vida Pablo Miranda.
Fuente:
Consuelo Cabral, “A un mes de la muerte de mi hijo, Porta Hnos. nunca me llamó”, 19/12/17, La Nueva Mañana.
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