Tras cinco
frenos, el lunes pasado se retomó la construcción de las viviendas
dañadas por la explosión en Alta Córdoba. Las familias afectadas
por la tragedia esperan volver a vivir a fines de año en pasaje
Cordeiro.
por German
Pandolfi
Tres años
exactos se cumplen hoy de la explosión en la Química Raponi, en
barrio Alta Córdoba, y aún no se terminó la reconstrucción de
tres viviendas dañadas severamente que debieron demolerse ante los
riesgos de derrumbe. Las tres familias afectadas, que debieron
mudarse del pasaje Cordeiro (al 2971 de calle Avellaneda), siguen
esperando que las obras edilicias se completen, pero son optimistas
de que pasarán Año Nuevo en el lugar donde vivían, a metros del
sitio del estallido.
La construcción
de las tres unidades habitacionales sustitutas se frenó en cinco
oportunidades por falta de pago de la Municipalidad de Córdoba a la
contratista elegida para devolverles el techo a las familias Luna,
Perdiguero y Juárez. Fuentes del Ministerio de Desarrollo Social
provincial confiaron que el último stop de obra fue el 9 de junio
pasado.
Finalmente, los
trabajos se retomaron el 30 de octubre y la Provincia estima que
estarán finalizados a fines de diciembre. Las viviendas verifican
cerca de 90 por ciento de avance. Una se construye encima de otra, y
la restante, al lado.
“Queremos pasar
fin de año donde vivíamos antes de la explosión; estamos cansadas
de renegar y venimos insistiendo mucho para que nos terminen la casa
de una vez”, dijeron Débora y Camila Luna a La Voz. Estas hermanas
ocuparán una de las tres viviendas en construcción junto a otros
tres miembros de su familia.
Recordaron que el
29 de enero perdieron a su abuelo Ramón Perdiguero a raíz de un
cáncer. “Esperaba con ansias la nueva casa y se entristecía
porque la obra no avanzaba; murió y no vio concretado su anhelo de
volver a vivir acá”, lamentaron.
Otra de las
viviendas será para la familia de Betty Perdiguero y sus tres hijos.
Esta mujer es tía de Camila y Débora, y reside temporariamente en
Alta Córdoba. La restante casa quedará para Alfredo Juárez,
también tío de ambas.
Excepto la de
Juárez (más pequeña), las otras dos viviendas tendrán tres
dormitorios, cocina, comedor, baño y patio.
Actualmente, los
Luna residen en una vivienda que les alquila la Provincia, en calle
Tucumán al 2000. Lo mismo ocurre con Perdiguero y su familia.
Las hermanas Luna
están agradecidas con el Gobierno provincial. “Nos trató bien
desde el primer momento, paga el alquiler y nos dio materiales para
la reconstrucción de la vivienda; el municipio se demoró en pagar a
la constructora y por eso se detuvo varias veces la obra”,
comentaron.
La Municipalidad
se excusó de brindar declaraciones al respecto, aunque fuentes
oficiales admitieron dilaciones en el pago a la contratista.
El lugar, hoy
El sitio donde se
produjo la explosión de la Química Raponi está invadido por yuyos
y basura. En el depósito donde funcionaba la fábrica sólo se
observa un playón con piso de cemento y medianeras; lo demás fue
demolido.
Algunas familias
continúan viviendo en cercanías de la “zona cero” (donde se
produjo el estallido de los químicos); otras se marcharon del
barrio; y a mediados de este año otra familia decidió retornar a la
vivienda que habitaba en Avellaneda al 2900.
Al fondo del
pasaje Cordeiro permanecen de pie otras viviendas judicializadas que
estaban ocupadas por 10 familias, aunque con altas probabilidades de
colapso. Nadie vive allí y aún no hay resolución de la Justicia de
demoler.
Desde hace 35
meses, la Provincia paga el alquiler a estas 10 familias, decisión
que le cuesta 65 mil pesos mensuales, indicaron fuentes de Desarrollo
Social.
Efectos de la
tragedia
Por la explosión
del 6 de noviembre de 2014 murió en un hospital, días después,
María Angélica Cueto (65 años). Y hubo más de 60 heridos.
Debido a la onda
expansiva, también tuvo serias lesiones el adolescente Pablo Amaya,
a cuya familia la Provincia le pagó el alquiler en un hotel céntrico
durante un año. Este joven se refugió en la música y sigue en
recuperación. Meses después, falleció otra mujer, aunque por
causas más ligadas al estrés.
Centenares de
viviendas ubicadas en las inmediaciones de la explosión sufrieron
daños de mayor o menor cuantía. Algunos vecinos aún padecen
problemas psicológicos.
Raponi, único
imputado
El responsable de
la química, Sergio Raponi, es el único imputado en la causa de la
explosión en Alta Córdoba, por estrago doloso agravado por la
muerte de Cueto. El Código Penal, en su artículo 186 inciso 5,
estipula una pena de 8 a 20 años de prisión por este delito.
El año pasado,
la causa fue elevada a juicio. Igual, Raponi continúa en libertad
bajo fianza. Se presume que el proceso judicial demoraría meses.
En la causa se
consigna que la “parcela 10”, donde se almacenaban materiales
químicos peligrosos que detonaron, no había sido declarada al
municipio por Raponi. O sea, no tenía habilitación.
Fuente:
German Pandolfi, Tres años para tres casas y no están listas, 06/11/17, La Voz del Interior.
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