Clave en la
mitigación y la adaptación al cambio climático, la restauración
de tierras degradadas pretende ayudar a los países a cumplir sus
objetivos de reducción de emisiones. En la COP23, DW recabó más
información.
La iniciativa
20x20 para restaurar bosques y mejorar la productividad agrícola de
tierras degradadas en América Latina y el Caribe estáimpulsada por
los países de la región, “con el propósito de cambiar la
dinámica de degradación de tierra, en un contexto de oportunidad
económica, social y necesidad climática”, explicó Walter
Vergara, del World Resources Institute (WRI), durante la COP23 de
Bonn.
Según un
análisis de WRI y UICN (Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza), más de 200 millones de hectáreas de tierra están
disponibles para la restauración en América Latina y el Caribe. “La
captura y almacenamiento de carbono a través de la restauración de
paisajes forestales es esencial para alcanzar una huella neta cero de
carbono en América Latina. Es una contribución clave hacia el logro
del umbral de dos grados definido en París,” aseguró.
20 millones de
hectáreas para 2020
Su lanzamiento se
produjo en la pasada COP20 de Lima, en 2014, con un objetivo inicial
de llegar a los 20 millones de hectáreas en 2020 que ya se ha
sobrepasado. “Hasta el momento, 16 países participan de la
iniciativa con un objetivo de restaurar más de 53 millones de
hectáreas”, subrayó en un acto de presentación y actualización
de los resultados de la iniciativa que se ha llevado a cabo en el
marco de la COP23 en Bonn.
Así, destacó
que la iniciativa cuenta con 40 instituciones que forman parte de un
comité técnico y cerca de una veintena de inversores que “han
etiquetado 2.100 millones de dólares para restauración”.
Igualmente recalcó que están en curso más de 30 proyectos de
implementación.
Apoyada por el
WRI, la iniciativa cuenta con la colaboración del Centro
Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), Centro Agronómico
Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), el Centro Mundial de
Agroforesteria (ICRAF), el Instituto Alexander von Humboldt en
Colombia, la Fundación Agreste en Argentina, el Fundo Brasileiro
para a Biodiversidade (Funbio) y Fundação Amazonas Sustentável en
Brasil y el banco alemán de desarrollo, entre otros.La iniciativa
20x20 reúne a diferentes actores que trabajan para restaurar áreas
de protección de bosque en pie. Algunas de ellos dieron a conocer
sus últimos avances.
Andes Amazon
Fund, protegiendo la fragilidad de los Andes
El Andes Amazon
Fund se creó hace tres años con el fin de proteger el patrimonio
natural concentrado en la región Andino Amazónica, “una de las
más afectadas y frágiles” a la deforestación y degradación,
según Enrique Ortiz, Director de Programas de Andes Amazon Fund. La
iniciativa apoya tanto a las organizaciones de la sociedad civil
locales en la protección de paisajes y bosques en su región, como a
los Gobiernos nacionales y subnacionales que quieren crear áreas
protegidas.
Tras su puesta en
marcha, se han creado cerca de tres millones de hectáreas de áreas
protegidas en Perú, Bolivia, Ecuador, y Colombia, subrayó Ortiz.
“Acabamos de lograr la expansión de 2 resguardos indígenas en
Colombia, de más de 700.000 hectáreas” agregó. Igualmente, en
Perú, “hemos logrado la declaración del parque Nacional Sierra
del Divisor de más de 1.3 millones de hectáreas y una nueva área
de conservación regional en Tres Cañones de 40.000 hectáreas”,
recalcó.
Por otro lado,
avanzó que hay previsiones de superar los 3 millones y llegar a más
de 5 millones de hectáreas a finales del 2018. “Estas áreas
protegidas son áreas prístinas y muchas veces próximas a áreas
devastadas o degradadas que sirven como freno a presiones de uso no
sostenibles y responden a los intereses de protección, manejo y uso
de Gobiernos nacionales, locales y grupos indígenas”, explicó.
Café Selva
Norte, una iniciativa transformativa
A partir de un
enfoque holístico, la iniciativa Café Selva Norte pretende “crear
huertos sostenibles, cadenas de suministro sostenibles en el sector
del café del norte del Perú y mejorar el modo de vida de los
pequeños agricultores”, explicó Andrés Uby, Director de
Inversión de Ecotierra.
Así se ofrecerán
préstamos a pequeños productores para poner en marcha tres
cooperativas que contarán con un sistema de monitoreo y una
herramienta de software para “evaluar la calidad y cantidad del
producto, el café en este caso, y todos los aspectos
medioambientales del proyecto” explicó refiriéndose a la
reducción del carbono, entre otros.
El proyecto, que
se implantará en breve, pretende dar más opciones a los pequeños
agricultores, ya que, aunque la mayoría de las tierras se dedican a
esta actividad, “sabemos que la agricultura no funciona después de
dos o tres años”. En este sentido, abogó por proteger bosques en
pie, porque además de incrementar la captura de carbono, “mucha
gente percibe que, cuando los árboles no tienen valor, lo primero
que harán es tumbarlos y producir agricultura”, lamentó.
Uruguay,
adaptando los usos de las tierras
El fuerte peso de
la agricultura en la economía uruguaya ha llevado a “la necesidad
de la restauración de suelos agrícolas, no solo porque tenemos una
expansión del área, sino también porque hay un uso más intensivo
de los suelos”, explicó María Eugenia Silva, investigadora en
economía agrícola del Ministerio de Agricultura de Uruguay. Así,
apuntó que los cambios que se han producido en la restauración y
uso de la tierra desde 2000 y 2011 provocó la reducción de los
pastizales naturales. Por este motivo se creó un consejo cuyo
objetivo es visibilizar el valor natural de pastizales, así como
conseguir más ecosistemas resilientes. Igualmente destacó proyectos
sobre cambio climático y granjeros familiares en ganadería
inteligente y restauración de pastizales. “Juntos, tienen un
impacto de 400.000 hectáreas, considerando el impacto directo e
indirecto”, dijo.
Otras acciones
que se han llevado a cabo son la obligación que tiene cada granjero
de presentar un plan sobre la planificación del uso del suelo en los
próximos años, así como las prácticas de gestión. “Tenemos
beneficios y otros cobeneficios, por el momento, evitando los
nutrientes que se van en el agua y también contribuyendo con el
secuestro de carbono”, puntualizó recordando que “ahora el 97
por ciento de nuestra área de cultivo está bajo esta política”.
Por otro lado, el
país cuenta con una ley nacional forestal desde 1997 que contribuye
a la identificación y priorizaciones de las tierras forestales y
promueve inversiones en los bosques y conservación de los bosques
nativos. “Algunos resultados desde que se ejecuta es que hemos
incrementado el área de bosques nativos de una manera importante y
el incremento de la superficie total de bosques que tenemos en
Uruguay”, concluyó.
Fuente:
Judit Alonso, América Latina, unida contra la tierra degradada, 18/11/17, Deutsche Welle.
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