El fenómeno se
dio por la expansión de la frontera agropecuaria desde 1935. La ley
de bosques, una vez más, desfinanciada.
por Jorgelina
Hiba
En sólo 80 años,
la provincia de Santa Fe perdió el 82 por ciento de sus bosques
nativos, un proceso feroz originado en la expansión sin control de
la frontera agropecuaria en una de las zonas con tierras más ricas
del país. El fuerte desequilibrio ecosistémico que generó
semejante mutilación del capital natural de la región se expresa
hoy en inundaciones inéditas y erosión de los suelos, según
interpretó Carlos Chiarulli, subdirector provincial de Recursos
Naturales.
"Santa Fe
pasó de tener casi seis millones de hectáreas de bosques en 1935 a
apenas 840 mil en 2002, según datos generados por los censos
nacionales agropecuarios realizados desde Nación en esos años",
señaló el funcionario, quien aclaró que si hoy la provincia
registra aproximadamente 1,2 millón de hectáreas de bosques es
porque desde el Consejo Federal de Medio Ambiente (Cofema) cambiaron
la definición de bosque hace algunos años.
En ese marco, se
vuelve prioritario que el gobierno nacional asigne correctamente los
fondos que la ley de bosques estipula para la protección de esos
ecosistemas, algo que no cumplió ni la gestión de Cristina
Fernández ni la actual de Mauricio Macri.
Así lo denunció
esta semana la fundación Vida Silvestre, que reveló que el proyecto
de presupuesto nacional para el año que viene prevé 550 millones de
pesos para la preservación de los bosques nativos, apenas el 6.5 por
ciento de lo estipulado por la propia ley de bosques.
Estos datos
ratifican que la no defensa del bosque nativo es una lamentable
política de Estado nacional, ya que el kirchnerismo y el macrismo
actuaron de idéntica manera: entre 2010 y 2017, los bosques
recibieron 2.481 millones de pesos en vez de 27.440 millones, un 9
por ciento de lo estipulado por la norma.
"Estamos
exigiendo que se cumpla con la ley y se respeten los montos; tendrían
que ser 8 mil millones y no 550, una cifra irrisoria" dijo
Chiarulli, para agregar que el problema es que sobre las áreas que
ocupan los bosques confluyen otros intereses de corte productivista.
"Acá no se trata de algo lírico, de salvar un arbolito, porque
los bosques cumplen servicios ambientales irremplazables" aclaró
el funcionario.
En Santa Fe
existen desde hace 10 años 663 mil hectáreas protegidas o
catalogadas como "rojas", donde la tala está prohibida, un
territorio que comprende sobre todo el valle de inundación del río
Paraná y que representa el 5 por ciento de la superficie total de la
provincia.
Además, existe
1,2 millón de hectáreas que están en zona "amarilla",
donde también está prohibida la tala pero se autoriza un uso
sustentable del recurso, siempre que no haya modificaciones en el uso
del suelo.
A diferencia de
lo que pasa en otras jurisdicciones, en Santa Fe no hay áreas bajo
la categoría verde (la más permisiva), lo que se explica —según
Chiarulli— por la enorme pérdida de bosques de los últimos 80
años. "Perdimos el 82 por ciento de los bosques desde 1935 y
eso repercute en lo que pasa en la provincia respecto a inundaciones,
pérdida de fertilidad del suelo y problemas en la dinámica hídrica,
todo derivado del cambio en el uso del suelo".
Los pastizales
naturales del sur de la bota corrieron igual suerte que los bosques y
fueron reemplazados por cultivos: "Si el pastizal evotranspiraba
10 meses al año, un cultivo evotranspira 3 meses, lo que genera un
gran excedente hídrico que hace subir las napas" explicó. Y
recordó que en 2017 la provincia recibió 16 millones para planes de
manejo que respeten las condiciones de sustentabilidad en las franjas
"amarillas": "Es una cifra irrisoria en relación a
los bosques que habría que conservar", dijo.
En Santa Fe, la
mayoría de los planes que se presentan y que se aprueban son para
uso ganadero del suelo: "se permite un aprovechamiento más
intensivo pero dentro de determinadas pautas, no se puede cambiar de
bosque a agricultura y por eso la ganadería suele ser la mejor
opción".
Todavía falta
Para muchos, la
defensa de los bosques es un lujo que un país que necesita crecer no
puede darse. Y aunque se trata de una visión completamente errada,
no es fácil cambiar el chip tanto de productores como de
profesionales, formados durante décadas en paradigmas ciento por
ciento productivistas.
"En el
último año se presentaron 95 planes y hubiera sido interesante
tener muchos más. Nosotros ejecutamos todo el dinero que viene en
función de los planes que tenemos, venimos creciendo y nos va a
faltar dinero", expresó Chiarulli, quien reconoció que en
Santa Fe recién ahora -a partir de problemas como las
inundaciones- se empezó a tener mayor conciencia de la importancia
de los bosques.
"Al
principio encontramos mucha resistencia por parte de los productores
y de las industrias que usan leña, y también nos encontramos con
que faltan profesionales con ese perfil de manejo de bosques",
agregó el funcionario.
"Todo es
nuevo, la formación forestal tampoco está orientada al manejo de
los bosques nativos, todavía falta" subrayó.
Fuente:
Jorgelina Hiba, Santa Fe perdió el 82 por ciento de sus bosques nativos en los últimos 80 años, 02/10/17, La Capital.
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