El expresidente
estadounidense visitó Córdoba, disertó sobre economía y ambiente,
y elogió a Schiaretti por su liderazgo. Mil trescientas personas lo
ovacionaron en la sala principal del hotel Quorum. Antes se reunió
con referentes políticos y sociales de la provincia.
por Edgardo
Moreno
¿Qué debe hacer
un estadista cuando su mirada es opuesta a la de su sucesor político,
pero le está hablando a un auditorio lejos de su país? Marcar la
diferencia de enfoques políticos, pero cuidar la imagen de su país.
Barack Obama, el
expresidente estadounidense que ayer visitó Córdoba, expuso ayer
esa conducta propia de las diplomacias más elaboradas.
Fue cuando le
preguntaron sobre la polémica decisión de Donald Trump de abandonar
el acuerdo de París sobre cambio climático. Obama reconoció su
diferencia de criterio con la nueva administración norteamericana,
pero ratificó que Estados Unidos cumplirá los compromisos ya
asumidos y remarcó que lo hará porque la ciudadanía y la comunidad
de negocios se han embebido de la nueva cultura de la economía
sustentable.
Delgado y
austero, Obama ingresó al auditorio del Congreso de Economía Verde
varios minutos antes de lo previsto. Agradeció a los organizadores y
destacó el liderazgo del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y
su relevancia nacional. Recordó su última visita a la Argentina,
cuando visitó un 24 de marzo el Parque de la Memoria, bailó tango -mal, reconoció- y descansó en Bariloche.
Durante unos 20
minutos expuso los puntos más notorios del desafío ambiental.
Enumeró especialmente los desastres climáticos que han asolado a su
país en los últimos tiempos. Pero rápidamente señaló que el
mundo sabe lo que hay que hacer ante el problema y apuntó sin más a
la reducción de las emisiones de gases tóxicos.
Repasó
someramente los avances logrados durante su administración en la
promoción de la industria para la generación de energía limpia,
pero la primera ovación la obtuvo cuando enfatizó que el desafío
ambiental “no es sólo tarea de los políticos”, sino un
compromiso de toda la comunidad.
Cuando terminó
el aplauso, Obama levantó la apuesta con una réplica muy intuitiva:
señaló que seguramente ese reconocimiento provenía de los más
jóvenes, donde la conciencia ambiental está más arraigada. Lo
aplaudieron el doble.
La exposición en
el atril fue breve. En cambio, duplicó ese tiempo durante el espacio
reservado para preguntas y respuestas.
La consulta era
inevitable. Trump borró con el codo lo que Obama había escrito con
la mano en el acuerdo de París. Entonces hizo gala del mejor
equilibrio para tomar distancia de Trump sin dejar en falsa escuadra
a su país.
El diálogo
derivó en una clase magistral de formación política. Porque señaló
que para resolver la contradicción entre economía y ambiente debe
recurrirse a la innovación y a la inteligencia.
“Sólo un
profesional puede resolver problemas complejos como los de la
economía y del ambiente. Pero si la gente no está en sus planes,
estos no se pueden aplicar”, enseñó.
Al recordar sus
inicios como activista social en Chicago, remarcó que para un
político “es más importante escuchar que decir”.
Pero no se privó
de sugerir un criterio de conducta para el activismo ambiental.
“Uno de los
problemas del activismo es creer que se pueden obtener cambios sin
ningún tipo de compromisos con los gobiernos”, advirtió. Puso
como ejemplo de esa conducta los logros obtenidos tras una extensa
lucha por el movimiento de los derechos civiles. Al momento de
concluir, citó al expresidente demócrata John Kennedy, asesinado en
Texas, para recordar que un problema como el cambio climático,
generado por la actividad del hombre, debe y puede ser resuelto por
la humanidad.
En la primera
fila se pararon para aplaudirlo dos gobernadores, Schiaretti y Miguel
Lifschitz; el ministro macrista Gustavo Santos, miembros del Tribunal
Superior de Justicia, y rectores de las universidades. Y un auditorio
con 1.300 personas que no quisieron perderse una oportunidad
histórica, como la que se registró en 1913 con la visita del
expresidente Theodore Roosevelt a Córdoba.
Obama en Córdoba:
cuatro claves para entender la trascendencia de su visita
El expresidente
de los Estados Unidos prestigió a nuestra ciudad. La tradición
intelectual, de reformas osadas y miradas anticipatorias de Córdoba,
merecía la visita de un líder de alcance global, plenamente activo
y con una voz que trasciende los intereses de su país.
por Edgardo
Moreno
Barack Obama pasó
por Córdoba. Llegó este viernes, pasadas las 15, y realizó una
conferencia sobre medio ambiente, ecología y economía verde.
Luego, respondió
preguntas y aseguró que para ser un buen líder, hay que escuchar a
la gente.
Qué dejó su
paso por Córdoba:
1. El sentido
Todas las
circunstancias del entorno no deben opacar el objeto de la visita.
Barack Obama vino como expresidente norteamericano a reforzar un
emprendimiento de alcance global: la construcción de una economía
sustentable. Y lo hizo con énfasis, argumentos y habilidad
diplomática. Recordó su reciente visita a Argentina, al Parque de
la Memoria en Buenos Aires y la belleza de Bariloche y dijo que su
preocupación por el desafío ambiental no es sólo de carácter
político. "Tengo dos hijas y espero tener nietos", señaló
para marcar la diferencia. Desarrolló argumentos para justificar una
nueva economía verde. Y demostró equilibrio de estadista para tomar
distancia de la política ambiental de Trump, sin desprestigiar al
mismo tiempo los intereses estratégicos de su país. "Pese a
esas diferencias de enfoque, lo que comprometimos lo vamos a
cumplir", aclaró. Y se llevó una ovación.
2. Córdoba lo
merecía
Hay que decirlo
con claridad: Córdoba merecía ser prestigiada con el debate que
coronó Obama. Su tradición intelectual, de reformas osadas y
miradas anticipatorias merecía la visita de un líder de alcance
global, plenamente activo y con una voz que trasciende los intereses
de su país. En el auditorio estuvieron los líderes sociales y de
opinión de la provincia. Y una gran mayoría de jóvenes, vinculados
con organizaciones empresarias y no empresarias, oficiales y no
gubernamentales.
3. Cosecha
política
La campaña
electoral en curso no estaba en el lugar pero estuvo en el lugar.
Juan Schiaretti obtuvo un reconocimiento inédito de parte del
expresidente norteamericano, que destacó su condición de liderazgo.
Un halago que en el país sólo había recibido el presidente
Mauricio Macri. Su vicegobernador, Martín Llaryora, cumple años
hoy. La foto con Obama ya le cumplió el mejor deseo del día. Pero
también Ramón Mestre consiguió la cercanía del invitado estrella.
Aunque la primera fila estaba dominada por el gobierno provincial,
que ubicó cerca a un ministro de Macri. Al más conocido y frecuente
para el peronismo provincial: Gustavo Santos.
4. El estilo
Desde John
Kennedy, Estados Unidos no había conseguido construir un liderazgo
novedoso y sólido, que sedujera al electorado propio e inspirase
expectativas en el resto del mundo. Obama es conciente de ese capital
que se llevó a su casa a una edad aún joven. Y sabe que el estilo
tragicómico de su sucesor Donald Trump potencia por contraste los
atributos del propio. En Córdoba, se paseó con ese estilo. Llano,
pero no impostado. Imponente, pero no imperial. El contexto hace el
resto. La dirigencia política y empresarial cordobesa lo esperó
como a un rock star . Y buscó en consecuencia el meet and greet. Un
saludo breve, una charla más breve, una foto para el living
familiar. Pero se justifica ampliamente. Es un encuentro único con
un líder global. Suele ocurrir sólo una vez en la vida.
Fuentes:
Edgardo Moreno, Obama, con paso de estadista, 07/10/17, La Voz del Interior. Consultado 07/10/17.
Edgardo Moreno, Obama en Córdoba: cuatro claves para entender la trascendencia de su visita, 06/10/17, La Voz del Interior. Consultado 07/10/17.
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