martes, 10 de octubre de 2017

Litio, el sucesor de los hidrocarburos en la industria automotriz

Nadie cuestiona la necesidad de salir de la economía de los combustibles fósiles como único camino viable hacia la sustentabilidad ambiental, pero ¿es realmente el litio la solución?

por Diego Sercovich

El litio es un elemento moderadamente abundante pero mal distribuido sobre la corteza terrestre, se estima que entre el 75 % y el 85 % de las reservas mundiales de este metal se encuentra ubicado en la región que se denomina triángulo del litio y comprende la zona sur de Bolivia, norte de Chile y noroeste de Argentina.

Su proceso de obtención es considerado de bajo impacto ambiental debido a que se obtiene colectando agua de salares con alto contenido de litio y sometiéndolo a procesos de evaporación para concentrar las sales, lo cierto es que las concentraciones del material a extraer son muy bajas y por ende es necesario evaporar grandes cantidades del agua de los salares, ese proceso impacta de múltiples formas en los ecosistemas regionales. Tiene varias aplicaciones que van desde lubricantes, aleaciones para la industria aeronáutica, fabricación de elementos cerámicos, hasta construcción de lentes, entre otras. En este caso en particular nos vamos a referir al litio para aplicación de distintos tipos de baterías que comprenden desde módulos de poca potencia para aplicaciones portátiles como celulares, notebooks, etc hasta sistemas de media potencia para aplicación en automóviles eléctricos.

La principal ventaja del litio para la construcción de sistemas de acumulación de energía eléctrica es su alto potencial de reducción, lo que permite obtener mucha potencia en relación a su peso y su volumen. Dicho en otras palabras, una batería de litio es más liviana y ocupa menos espacio que el resto de las tecnologías disponibles, que en el caso de los automóviles eléctricos se traduce en mayor autonomía de uso entre cargas.

Pero no todo lo que brilla es oro; el litio también tiene sus desventajas sobre las cuales nadie habla demasiado, es un elemento altamente reactivo, reacciona violentamente con el oxígeno y la humedad del aire. Si una batería de litio sufre daño estructural, existe un 85 % de probabilidades de que autocombustione, es una tecnología delicada por lo que necesita electrónica de control para la carga y la descarga, tiene poca vida útil que oscila entre los 500 y 1200 ciclos pero lo más cuestionable de esta tecnología es que reproduce la estructura política de los hidrocarburos, porque como ya se mencionó, depende de un elemento mal distribuido sobre la corteza terrestre.

Nadie cuestiona la necesidad de salir de la economía de los combustibles fósiles como único camino viable hacia la sustentabilidad ambiental pero ¿es realmente el litio la solución? Existen otras tecnologías capaces de resolver el problema planteado, no requieren de recursos naturales concentrados ni de oscuras corporaciones que los manejen, que incluso superan al litio pero sobre esto casi nadie habla. La alternativa superadora de las baterías de litio son las baterías de hidrógeno, también llamadas celdas de combustible o pilas de combustible, desarrolladas y utilizadas desde mediados del siglo pasado.

Fuente:
Diego Sercovich, Litio, el sucesor de los hidrocarburos en la industria automotriz, 06/10/17, La Izquierda Diario. Consultado 10/10/17.

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