Nadie cuestiona
la necesidad de salir de la economía de los combustibles fósiles
como único camino viable hacia la sustentabilidad ambiental, pero
¿es realmente el litio la solución?
por Diego Sercovich
El litio es un
elemento moderadamente abundante pero mal distribuido sobre la
corteza terrestre, se estima que entre el 75 % y el 85 % de las
reservas mundiales de este metal se encuentra ubicado en la región
que se denomina triángulo del litio y comprende la zona sur de
Bolivia, norte de Chile y noroeste de Argentina.
Su proceso de
obtención es considerado de bajo impacto ambiental debido a que se
obtiene colectando agua de salares con alto contenido de litio y
sometiéndolo a procesos de evaporación para concentrar las sales,
lo cierto es que las concentraciones del material a extraer son muy
bajas y por ende es necesario evaporar grandes cantidades del agua de
los salares, ese proceso impacta de múltiples formas en los
ecosistemas regionales. Tiene varias aplicaciones que van desde
lubricantes, aleaciones para la industria aeronáutica, fabricación
de elementos cerámicos, hasta construcción de lentes, entre otras.
En este caso en particular nos vamos a referir al litio para
aplicación de distintos tipos de baterías que comprenden desde
módulos de poca potencia para aplicaciones portátiles como
celulares, notebooks, etc hasta sistemas de media potencia para
aplicación en automóviles eléctricos.
La principal
ventaja del litio para la construcción de sistemas de acumulación
de energía eléctrica es su alto potencial de reducción, lo que
permite obtener mucha potencia en relación a su peso y su volumen.
Dicho en otras palabras, una batería de litio es más liviana y
ocupa menos espacio que el resto de las tecnologías disponibles, que
en el caso de los automóviles eléctricos se traduce en mayor
autonomía de uso entre cargas.
Pero no todo lo
que brilla es oro; el litio también tiene sus desventajas sobre las
cuales nadie habla demasiado, es un elemento altamente reactivo,
reacciona violentamente con el oxígeno y la humedad del aire. Si una
batería de litio sufre daño estructural, existe un 85 % de
probabilidades de que autocombustione, es una tecnología delicada
por lo que necesita electrónica de control para la carga y la
descarga, tiene poca vida útil que oscila entre los 500 y 1200
ciclos pero lo más cuestionable de esta tecnología es que reproduce
la estructura política de los hidrocarburos, porque como ya se
mencionó, depende de un elemento mal distribuido sobre la corteza
terrestre.
Nadie cuestiona
la necesidad de salir de la economía de los combustibles fósiles
como único camino viable hacia la sustentabilidad ambiental pero ¿es
realmente el litio la solución? Existen otras tecnologías capaces
de resolver el problema planteado, no requieren de recursos naturales
concentrados ni de oscuras corporaciones que los manejen, que incluso
superan al litio pero sobre esto casi nadie habla. La alternativa
superadora de las baterías de litio son las baterías de hidrógeno,
también llamadas celdas de combustible o pilas de combustible,
desarrolladas y utilizadas desde mediados del siglo pasado.
Fuente:
Diego Sercovich, Litio, el sucesor de los hidrocarburos en la industria automotriz, 06/10/17, La Izquierda Diario. Consultado 10/10/17.
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