Río Negro
rechazó la quinta central atómica y obligó al Gobierno a revisar
su estrategia. El acuerdo
firmado con los chinos prevé la construcción de dos reactores
atómicos. Cristina Kirchner preveía instalarlos junto a Atucha I y
II. El gobierno actual buscó otro sitio para la quinta central, pero
sufrió un duro rechazo que podría afectar al sector.
por Fernando
Krakowiak
El acuerdo
firmado con China para la construcción de dos centrales nucleares
sufrió un duro revés el viernes cuando la Legislatura de Río Negro
aprobó por amplia mayoría una ley que prohíbe la instalación en
esa provincia de reactores atómicos para la generación de energía
eléctrica. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner había
previsto instalarlos en la localidad bonaerense de Lima junto a
Atucha I y II. Luego de la asunción de Mauricio Macri como
presidente, el entonces flamante subsecretario de Energía Nuclear,
Julián Gadano, propuso sumar sólo uno en Lima y buscar otro sitio
para la quinta central. Entonces, apareció la opción de Río Negro.
El gobernador de esa provincia, Alberto Weretilneck, aceptó la
oferta, pero el mal resultado electoral que obtuvo en las elecciones
primarias del 13 de agosto lo llevó a cambiar de opinión. Ahora el
gobierno nacional busca volver a la idea inicial de instalar los dos
reactores en Lima, pero el fracaso de su propuesta dejó como
consecuencia una ley provincial que rechaza la instalación de
reactores nucleares y que podría ser imitada por otras
jurisdicciones.
Cuando estaba
concluyendo la construcción de Atucha II, el gobierno de Cristina
Fernández de Kirchner tomó la decisión de construir una cuarta
central. La decisión oficial fue que combinara uranio natural y agua
pesada para aprovechar la experiencia y los recursos que el país
posee en esa área. De hecho, tiene una planta de agua pesada en
Neuquén y, si bien importa el uranio, controla el proceso de
fabricación de los elementos combustibles. Además, varios
componentes de la central podrían fabricarse localmente, lo que
permitirá garantizar un porcentaje significativo de integración
nacional. Como el Estado nacional no tenía los recursos para iniciar
la construcción se realizó una gira internacional en busca de
interesados en financiar la obra. China ofreció las mejores
condiciones, pero su interés principal era venderle al país su
reactor PWR de uranio enriquecido y agua liviana. Finalmente, el 18
de julio de 2014 se firmó un acuerdo de cooperación para la
construcción de una cuarta central de agua pesada y uranio natural y
una quinta de agua liviana y uranio enriquecido. Así se buscó
combinar los intereses de ambas partes. Ahora la quinta central no
tiene siquiera un sitio seguro donde va a ser instalada.
Especialistas del sector consultados por PáginaI12 coincidieron en
que esa situación podría demorar todavía más la firma de los
contratos con China.
El Ministerio de
Energía responsabilizó por el traspié a Weretilneck. En un
comunicado distribuido la semana pasada la cartera que conduce Juan
José Aranguren recordó que en febrero el gobernador aceptó la
propuesta, que en mayo formó parte de la comitiva oficial que viajó
a China para conversar sobre el tema e incluso se recordó una
conferencia de prensa en la que Weretilneck había declarado que el
proyecto implicaría un “antes y un después” para la provincia,
comparable con lo que significaron el riego y el ferrocarril.
Entre los
científicos y técnicos del sector nuclear, en cambio, los reproches
no se agotan en Weretilneck y también le apuntan al gobierno
nacional. PáginaI12 conversó con fuentes de Nucleoeléctrica, la
Comisión Nacional de Energía Atómica y la Autoridad Regulatoria
Nuclear y en todos los casos coincidieron en que Gadano se equivocó
en la manera en que manejó el tema. Fabián Roucco, director
ejecutivo del Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica
(CEDyAT), incluso cuestionó públicamente al gobierno. “Se notó
claramente la falta de una estrategia participativa, previa a los
anuncios, que tuviese en cuenta a la población que legítimamente
necesitaba canalizar sus dudas y sus temores ante un mega proyecto de
este nivel”, aseguró. CEDyAT es el organismo que realizó el
estudio de impacto ambiental para la modernización de la central de
Embalse.
En una charla
brindada ante los trabajadores de la Comisión Nacional de Energía
Atómica el 20 de septiembre del año pasado, Gadano aseguró que uno
de los pilares centrales de su trabajo consistiría en ayudar a
reconstruir la confianza de la sociedad para con el sector nuclear.
“En la década del 60 los pueblos se peleaban por tener centrales
nucleares. Hoy no es así. Lamentablemente las sociedades están
atrapadas por la ignorancia, por la falta de información, y a veces
le tienen un miedo a lo nuclear injustificado”, afirmó. Pese a
tener claro el diagnóstico, el modo en que el subsecretario procedió
en este caso no hizo más que agudizar los temores de los vecinos.
“Llevar adelante un proceso de conexión con la realidad nuclear
hacia la población requiere años de idas y vueltas -no meses-,
generalmente se realiza con equipos de expertos profesionales
interdisciplinarios, que efectúan un diagnóstico social respecto de
los niveles de aceptación o de rechazo, estudios cuali y
cuantitativos, procedimientos básicos de escucha de inquietudes, es
decir un abordaje sociológico, ambiental y antropológico integral,
entre muchas otras cuestiones de orden práctico. Eso claramente no
sucedió. Los pobladores se enteraron por los diarios. De un día
para el otro. Una imposición así generalmente suscita resistencias
irreversibles y conflictivas”, aseguró Roucco.
Fuente:
Fernando Krakowiak fkrakowiak@pagina12.com.ar, El plan nuclear suma nuevos problemas, 05/09/17, Página/12. Consultado 07/09/17.
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