En 2014, se
detectó una pérdida en tanques de una estación de servicio. La
empresa asegura que se reparó y que se remedia el daño. Los vecinos
afectados afirman que continúan los padecimientos. Hay dos causas
judiciales.
por Miguel Ortiz
Villa Dolores. A
tres años de que se haya detectado contaminación en las napas de
agua de Villa de las Rosas, causada por una rotura en el tanque
subterráneo de naftas de la única estación de servicio de este
pueblo del valle de Traslasierra, un grupo de vecinos reclama que
sigue sufriendo el impacto en pozos y en acequias. Mientras se
sustancian dos procesos judiciales, uno federal y otro provincial,
los afectados afirman que nadie les da información ni respuesta
sobre lo que sucede.
El caso ayuda a
dimensionar la necesidad de controles periódicos sobre los tanques
de estaciones de servicio en cada localidad.
En junio de 2014,
Laura Ulla -quien reside a pocos metros de la estación YPF de Villa
de las Rosas- denunció que el pozo de agua limpia que usaba para
abastecer su casa se había contaminado. Ambiente de la Provincia
descubrió luego que uno de los tanques bajo tierra de la expendedora
se había roto y perdía una importante cantidad de combustible. La
estación fue clausurada preventivamente durante dos semanas, hasta
que el contenedor fue reparado.
Actualmente, hay
indicadores de que el daño persiste, y se hace evidente en el olor a
hidrocarburos y en la apariencia afectada del agua que les llega a
los vecinos por acequias. Sobre todo en barrio Parque, a unos 400
metros de la estación, el problema es evidente: las acequias que
surcan los terrenos despiden un intenso olor a combustible y exhiben
una pátina oleosa en su fondo. Los vecinos denuncian que hay
personas aún afectadas con malestares respiratorios.
A la vez, otros
vecinos del pueblo afirman que no tienen ningún problema con el agua
de sus antiguos pozos; y el municipio, aunque sin dar precisiones,
asegura que la red general no está afectada.
Mientras, se
realiza un proyecto de remediación de los daños que intenta quitar
el combustible de las napas.
Angustia
A poco de
jubilarse, Fernando Sánchez compró un terreno por donde pasaba una
acequia. En el lugar -zona de casas quinta- su familia construyó la
casa soñada. Pero en 2015 ese canal comenzó a despedir olor a
nafta. “No puedo salir al patio, tampoco desviar la acequia y
tirarle el problema a otro vecino, ni siquiera vender la casa; pero
lo peor es que nadie nos dice qué perspectivas tenemos ante esto”,
señala. “Tuve que hacer oro pozo para el riego, pero lo que más
nos angustia es la falta de información; ni el municipio, ni las
empresas involucradas, ni la Provincia, ni la Justicia nos dicen
algo”, plantea.
Su vecina Beatriz
Sosa (54) lamenta que ya no puede regar su huerta ni su jardín, ni
llenar la piscina. “Hace 15 años vinimos a este lugar, que
elegimos por su pureza y su tranquilidad. Ahora sentimos que nos
mataron, yo tengo una suerte de bronquitis permanente, los frutales
se están muriendo, la huerta cayó, pero el mayor daño es
psicológico: no sabemos qué nos puede pasar”, reclama.
Los vecinos
recuerdan que el agua corriente del pueblo proviene de un pozo
cercano a la zona del siniestro. Desde el municipio aseguran que no
está alterado.
Laura Ulla
destaca que en verano alquilaba la casa, pero dejó de hacerlo por
esta causa. “Se le han hecho nuevos pozos, más profundos y con
agua de otras napas, a vecinos que no se sumaron al reclamo”,
apunta Laura.
En la Justicia
Una causa
judicial iniciada por Ulla es investigada por Raúl Castro, fiscal de
Villa Dolores. Otra denuncia está en manos de la Justicia Federal,
patrocinada por el abogado Federico Macciocchi, quien explica: “Por
un lado, hay una acción de amparo colectiva, donde se intenta
proteger el ambiente como un bien social; en este caso, se demanda a
la Provincia, al municipio, a YPF, a los expendedores y a la empresa
que periódicamente controlaba la hermeticidad de los tanques”. En
este caso, no se demandan resarcimientos económicos.
“Por otro lado,
mis clientes han iniciado demandas particulares por daños en sus
propiedades, o en su salud física y psicológica, contra YPF y la
expendedora”, agrega Macciocchi, quien cuestionó las demoras en el
avance de las causas.
En remediación
Eduardo y Fidela
Rivas, propietarios de la estación de servicio, siempre afirmaron
que el daño no fue intencional y que accionaron para repararlo
apenas fue detectado. Su abogado, Gustavo Romero, asevera ahora: “Lo
sucedido fue un accidente, y ya fue subsanado, se había roto un
tanque de nafta. Es obvio que a ningún expendedor le convendría
mantener esa pérdida. Si hubieran sabido, la habrían reparado
antes, de inmediato”. El abogado acota que “desde 2014 se está
llevando adelante un proyecto de remediación del pasivo ambiental,
que no es sencillo y está a cargo de la Secretaría de Ambiente de
la Provincia”. Según precisó, se está actuando en las napas
afectadas “para quitar el hidrocarburo, pero se complica porque en
esa zona subterránea hay un gran desplazamiento de aguas”.
Fuente:
Miguel Ortiz, A tres años, sigue la nafta en el agua de un barrio de Villa de las Rosas, 11/08/17, La Voz del Interior.
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