En las 20 localidades que impactan en el lago y en sus ríos y arroyos tributarios, el 79 % de sus 170 mil habitantes no tiene este servicio. La falta de cloacas es la principal causa de la proliferación de las cianobacterias, que afectan la calidad del agua del embalse.
por Fernando
Agüero
El aporte de los
nutrientes que alimentan las algas que proliferan en el lago San
Roque no se detiene. Desde hace décadas crece, sin pausa.
Las algas “comen”
el fósforo y el nitrógeno que llegan, sobre todo, con los líquidos
cloacales no tratados de una amplia cuenca hídrica. En las costas
del embalse, pero también en cada río o arroyo que lo forma, están
las secuelas. La erosión de las sierras por desmonte e incendios y
una carga ganadera no regulada también suman sus impactos.
La Voz recorrió
zonas de costas de los ríos y de los arroyos que conforman la cuenca
del que un día fue el embalse más grande de Sudamérica y hoy es
uno de los más contaminados del país.
Un dato alcanza
para explicar por qué el San Roque se pudre: sólo el 21 por ciento
de los habitantes de la cuenca cuenta con redes cloacales.
Apenas el 27 por
ciento de Villa Carlos Paz y casi el 60 por ciento de La Falda, Valle
Hermoso, Villa Giardino y Huerta Grande está conectado a ese
servicio. Cosquín tiene un insignificante cuatro por ciento y quedan
otros 14 pueblos y ciudades del centro y del sur de Punilla que no
suman ni un metro de red cloacal.
Según datos del
Censo 2010, la cuenca del San Roque está habitada por 162 mil
personas. De ese total, 35.800 están alcanzadas hoy por redes de
cloacas domiciliarias: el 22 por ciento.
Del Censo pasaron
siete años y la población regional seguramente supera hoy los 170
mil habitantes. Así, el porcentaje con cloacas actualizado y más
realista desciende al 21 por ciento.
Pero esas cifras
no cuentan que, en verano, los turistas hacen que casi se duplique la
cantidad de pobladores y, con ellos, el impacto aumenta sobre los río
y el lago.
Casi no se ven
turistas bañándose en el San Roque. Para los vecinos, hace años
que es algo impensado, y hay razones: consumir su agua sin
potabilizar es un riesgo para la salud. En las fotos de otras épocas,
con playas de moda como Esmeralda o Kalaconta, el embalse era un imán
para los bañistas. Poco a poco, todos se corrieron a los ríos de la
región.
El San Antonio,
invadido
Sobre el río San
Antonio, en los últimos años el boom inmobiliario regó sus costas
de casas y barrios cerrados. Pero desde Cuesta Blanca hasta San
Antonio de Arredondo, pasando por Icho Cruz y Mayú Sumaj, hay cero
cloacas.
Fernando Barri,
doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet, vive en
Cuesta Blanca, una de las localidades con más conciencia ecológica
de Córdoba pero que tampoco tiene cloacas. Barri recorrió con La
Voz las costas en San Antonio de Arredondo: no hay que caminar mucho
para comprobar que hay casas construidas a metros del cauce, incluso
de barrios cerrados, así como efluentes que descargan al río,
cargados de dudas sobre su origen y composición.
“Esta cuenca ha
sido muy mal manejada, sin planificación, y la urbanización avanzó
cada vez más cerca de los ríos. Podemos ver casas a menos de 100
metros del río y eso genera contaminación por filtración de
líquidos cloacales al no contar con redes y plantas de tratamiento.
Las sangrías y cámaras sépticas, más tarde o más temprano,
contaminan el río”, marcó Barri.
Cuando los ríos
y el lago bajan de caudal, afloran las algas o cianobacterias y dan
inicio a los procesos de putrefacción que, por caso, en marzo pasado
hicieron pico sobre Carlos Paz. “No son sólo el mal olor y la
pésima imagen, todo eso es materia orgánica que muere, se va al
fondo y esas bacterias consumen oxígeno que genera mortandad de
peces y complica aún más la calidad del agua”, indicó Barri. “De
alguna manera, el lago se está muriendo”, sentenció el biólogo.
Si bien las
crecidas sirven porque dispersan las concentraciones de algas por el
embalse, también complican el cuadro debido a que arrastran basura y
sedimentos de las costas de los ríos.
Uno de los
principales problemas del avance de la urbanización es que no suelen
respetarse las distancias mínimas respecto de los ríos, necesarias
para reducir el impacto en el ecosistema.
“Debería
controlarse que se respete la línea de ribera, para dejar las costas
bien liberadas que aseguren un área (buffer) que ayudaría a evitar
que los sedimentos lleguen más fácil al río y, de paso, a
amortiguar el efecto de las crecidas”, planteó Barri.
Marcela
Fernández, abogada de la ONG regional Asociación de Amigos del río
San Antonio, sostuvo que la lucha de la entidad fundada hace 18 años
para oponerse a un proyecto de dique en Cuesta Blanca no cesa.
“Básicamente, al río se le ha hecho daño con una urbanización
descontrolada, con la aprobación de loteos casi en la línea de
ribera y sin tratamiento adecuado de cloacas”, apuntó.
Un arroyo con
murallas
Hace una década,
en Cabalango, el abogado José María Rivarola recorrió con un
escribano el arroyo Los Chorrillos y su tributario La Salina. Allí
pudo constatar la presencia de murallones que embalsan el agua en
muchos puntos, antes de que llegue al San Roque, a la altura del
puente Negro. “Lo observamos desde hace años. Hay escrituras
públicas que hemos labrado. Esos diquecitos no sólo son ilegales,
no autorizados, sino que contribuyen a acumular contaminación;
cuando vienen crecidas llevan todo al lago”, indicó. Según
aseguró, hay expedientes abiertos hace años ante la Provincia para
reclamar más control.
Rivarola apuntó
además a casos de volcamientos clandestinos directos sobre los
cauces.
La localidad de
Cabalango también creció en los últimos años, sin tener cloacas.
“De 20 casas que había hace 30 años, hoy hay más de mil. El
problema se agrava cuando en verano asiste más gente a campings y
alojamientos”, advirtió Rivarola.
Ana María
Camejo, vecina de Cabalango, contó a su vez que el arroyo Tanti
Viejo, que desemboca en Los Chorrillos, es “un basural itinerante”.
Nace en vertientes cercanas a Cabalango y pasa por detrás del
basural de Tanti. “Con la última crecida arrastró residuos del
basural y dejó todas las márgenes del arroyo regadas con residuos,
que un día terminarán en el lago”, remarcó.
El Cosquín, en
espera
La cuenca media
del San Roque es la más retrasada en materia de tratamiento de
efluentes. En Cosquín, la ciudad mayor de esa área, apenas un
barrio de 230 casas tiene cloacas. El 96 por ciento de esa ciudad, al
igual que sus vecinas Bialet Massé, Santa María de Punilla y Tanti,
no cuenta con tratamiento adecuado. El Gobierno provincial anunció
el año pasado la construcción de una planta de tratamiento cloacal
para esas localidades y ratificó esa promesa semanas atrás.
Matías Terán es
el encargado de la pequeña planta de barrio Elías Romero, de
Cosquín, que estuvo sin funcionar durante 12 años y que el
municipio local reactivó el año pasado. “Tiene tratamiento
secundario y hoy funciona al 100 por ciento”, aseguró. Pero
representa apenas el cuatro por ciento de Cosquín: el resto queda
fuera del servicio.
“Hay otros
vertidos en la zona que se deben controlar porque son ilegales”,
advirtió Terán.
En cuanto a la
“salud” del río Cosquín, interpretó que “lo que más lo
afecta viene del río San Francisco; eso se nota en la juntura con el
Yuspe que llega de las sierras con agua cristalina mientras que el
San Francisco ya viene con turbiedad y olores”.
Los aportes
El San Roque
recibe agua de dos ríos (el Cosquín y el San Antonio) y de dos
arroyos (Las Mojarras y Los Chorrillos).
Hay 20 pueblos y
ciudades en la cuenca. Están asentados en la costa del embalse o en
sus ríos tributarios. La Falda, Villa Giardino, Valle Hermoso y
Huerta Grande son localidades que integran la cuenca alta. Cosquín,
Casa Grande, Santa María de Punilla y Bialet Massé conforman la
cuenca media. En la cuenca baja se suman Estancia Vieja, Parque
Siquiman, San Roque, Villa Santa Cruz del Lago, Villa Carlos Paz,
Tanti y Cabalango, más la serie de comunas sobre el río San
Antonio: Cuesta Blanca, Tala Huasi, Icho Cruz, Mayú Sumaj y San
Antonio de Arredondo.Están asentados en la costa del embalse o en
sus ríos tributarios.
Fuente:
Fernando Agüero, Cloacas de 20 localidades contaminan la cuenca del San Roque, 03/05/17, La Voz del Interior. Consultado 03/05/17.
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