por Umar Shah
Srinagar, India,
24 feb 2017 (IPS) - Mudasir Ahmad dice que hace 20 años su padre
vaticinó que el lago del norte de India que ha sido el sustento de
su familia durante generaciones desaparecería una vez que los peces
comenzaran a morir en sus aguas.
Hace tres años,
Ahmad, de 27 años, encontró peces muertos flotando en la superficie
del lago Nigeen, situado al norte de Srinagar, la capital del estado
de Jammu y Cachemira. El joven, barquero al igual que lo fue su
padre, teme que la situación se haya agravado.
La proliferación
de algas en el lago, conocido por su belleza, llevó al agotamiento
del oxígeno, lo que provocó la muerte de peces. Según ecologistas,
la mortandad fue la primera señal visible de estrés ambiental en el
lago.
Pero nadie está
más preocupado que el propio Ahmad. “Hace siglos que remamos botes
en el lago. Mi abuelo y mi padre fueron alimentados por este lago. Yo
también he crecido aquí y mi sustento depende directamente del
lago”, aseguró en diálogo con IPS.
Él cree que la
aparición de aguas de color óxido es señal de una lenta muerte
anunciada del lago, y asegura que todos son responsables. “Hemos
construido casas de una manera sin precedentes alrededor de sus
riberas. El drenaje de los hogares termina directamente en el lago,
lo que lo contamina más que nunca”, explicó Ahmad.
Con más de 1.000
cuerpos de agua pequeños y grandes, el valle sin salida al mar de
Cachemira es conocido como la tierra de los lagos y las montañas.
Sin embargo, debido a la urbanización a gran escala y la
deforestación sin precedentes, la mayor parte de las masas hídricas
en la región han desaparecido.
Un estudio de los
ambientalistas Gowher Naseem y Humayun Rashid halló que 50 por
ciento de los lagos y humedales en la capital de la región se han
perdido para otras categorías de uso y cobertura de la tierra.
Durante el siglo pasado, la deforestación provocó una sedación
excesiva y la posterior actividad humana provocó cambios sostenidos
en el uso de la tierra en estas zonas de alto valor ecológico.
El estudio
concluye que la pérdida de masas de agua en Cachemira se puede
atribuir a la fuerte presión demográfica.
Investigador de
la Universidad de Cachemira, Aijaz Hassan señala que el valle en
cuestión siempre fue propenso a las inundaciones, pero varios lagos
y pantanos en la región protegían a los habitantes de las mismas.
“Los lagos del
valle y los vastos pantanos asociados desempeñaron un papel
importante en el mantenimiento de la uniformidad de las corrientes en
los ríos. En el pasado, durante los veranos, cada vez que aumentaba
el caudal de los ríos, estos lagos y pantanos actuaban como lugares
para almacenar el exceso de agua y evitar así la inundación de
grandes áreas del valle”, afirmó Hassan.
El lago Wullar,
el mayor de agua dulce de India, se encuentra en la zona de
Bandipora, en Cachemira del norte. También padece degradación
severa debido a la fuerte intervención humana. En 1911 tenía una
superficie de 217,8 kilómetros cuadrados, que ahora se redujo a
apenas 80 kilómetros cuadrados.
El ecologista
Majid Farooq observa que grandes zonas del lago se convirtieron al
cultivo del arroz y la plantación forestal. Según él, la
contaminación de los fertilizantes y los desechos animales, la
presión de la caza sobre las aves acuáticas y migratorias, y la
infestación de malezas son otros factores que contribuyen a la
pérdida de la belleza natural del lago Wullar.
La población de
peces del lago también disminuyó en gran medida debido al
agotamiento de oxígeno y el ingreso de elementos contaminantes.
La superficie de
otro lago conocido, el Dal, se redujo 24,49 por ciento en los últimos
155 años, mientras la contaminación de sus aguas crece cada vez
más.
El lago, según
una investigación del Departamento de Ciencias de la Tierra de la
Universidad de Cachemira, padece “múltiples presiones” por la
urbanización sin planificar, el alto crecimiento demográfico y la
carga de nutrientes derivada de la agricultura intensiva y el
turismo.
El análisis de
los datos demográficos indica que la población humana en las zonas
de los lagos “duplicó con creces la tasa de crecimiento nacional”.
Shakil Ahmad
Ramshoo, jefe del Departamento de Ciencias de la Tierra de la citada
universidad, dijo a IPS que la calidad del agua del lago se está
deteriorando y que no más de 20 por ciento es potable.
“A medida que
la población aumentaba, las aguas residuales domésticas y la
escorrentía de las tormentas ingresaba al lago Dal sin tratamiento
alguno… Esto aumentó la carga contaminante”, advirtió.
Según el
departamento de turismo de la región, más de un millón de turistas
visitan el lago Dal anualmente y unas 300.000 personas dependen
directa e indirectamente de él para su subsistencia.
La
multimillonaria industria artesanal de Cachemira, que da empleo a más
de 200.000 personas, también depende en gran medida de la llegada de
turistas a la zona.
Un estudio sobre
el impacto que tiene el sector turístico en el desarrollo económico
del estado de Jammu y Cachemira señala que entre 50 y 60 por ciento
de la población realiza directa o indirectamente actividades
relacionadas con el turismo. La industria contribuye con 15 por
ciento del producto interno bruto del estado.
No obstante,
Mudasir Ahmad, cuyo sustento depende directamente del lago Nigeen,
dice que cada vez que lleva turistas a explorar la zona en su bote
estos le preguntan por la oscuridad cada vez mayor del agua.
“Mi abuelo e
incluso mi padre bebían de este lago. La situación actual es
preocupante y si esto no cesa, los turistas dejarán de venir. ¿Quién
gastaría dinero para ver fosas sépticas?”, cuestionó Ahmad.
Traducción de
Álvaro Queiruga
Fuente:
Umar Shah, La muerte anunciada de los lagos de Cachemira, 24/02/17, Inter Press Service. Consultado 01/03/17.
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