Nazareno Castillo
Marín, experto en cambio climático y calentamiento global. Entre 2007 y 2014
fue director de Cambio Climático en la Secretaría de Ambiente y
ahora es director de Financiamiento Internacional en el Ministerio
del área. Aquí explica las políticas que se promueven desde
Argentina y la posición controvertida de Estados Unidos.
por Pablo Esteban
El calentamiento
global no es un fenómeno novedoso, ya que acompaña y describe la
historia profunda del planeta. Sin embargo, lo que en la actualidad
sí se destaca es el impacto de la actividad humana en los procesos
de cambio climático, signados por la ingrata recurrencia de eventos
extremos. Esto fue probado por el Panel Intergubernamental durante la
Cumbre de París (2015), que contó con el aporte de científicos y
referentes internacionales. No obstante, las naciones más poderosas
invierten migajas en el cuidado del medioambiente porque temen la
desestabilización de sus economías. De este modo, los compromisos
se estampan en instrumentos y declaraciones que nunca se traducen en
acciones concretas.
Sobre todo esto
conversa Nazareno Castillo Marín, doctor en Ciencias Biológicas
(UBA) y docente de Ecología y Microbiología Ambiental en la
Universidad de Tres de Febrero. Fue director de Cambio Climático en
la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable entre 2007 y 2014,
y hoy se desempeña como director de Financiamiento Internacional en
el Ministerio que conduce Sergio Bergman. Aquí describe las
estrategias de mitigación y adaptabilidad que se intentan promover
en el ámbito local e internacional, subraya la necesidad del
compromiso mundial frente al cambio climático y, por último, cuenta
de qué va su último material de divulgación El ambientalista
científico publicado por la editorial universitaria Eduntref.
- Usted es
doctor en Ciencias Biológicas. ¿Por qué se especializó en el
estudio del medioambiente?
- Cuando ingresé
a la universidad, en principio, estaba más orientado a la biología
molecular y celular, aunque enseguida me volqué hacia el campo de
las ciencias de la tierra y la ecología. Pronto comencé a
interesarme por el cambio climático y, además, nunca me atrajo
demasiado la idea de trabajar en un laboratorio. De modo que realicé
una especialización en temas ambientales y de allí, decidí pensar
en un doctorado vinculado a los fenómenos atmosféricos.
- Comenzó con
el análisis del cambio climático cuando aún se trataba de una
temática sin tanta relevancia en la agenda mediática y política...
- Exacto. Lo
estudiaba cuando aun no existían tantas áreas de investigación
abocadas a ello. Hoy es un tema de importancia central y de mucha
circulación en los medios de comunicación. De esta manera, logré
ocupar un cargo en gestión como director de Cambio Climático
durante 7 años (2007-2014) y, hoy en día, me desempeño como
director de Financiamiento Internacional en el Ministerio de Ambiente
y Desarrollo Sustentable.
- Si el cambio
climático es un problema global, ¿qué actividades se pueden
promover y ejecutar desde Argentina?
- En relación
al cambio climático se pueden desarrollar dos grandes áreas. Por un
lado, las políticas de mitigación que apuntan a la realización de
proyectos cuyo objetivo es reducir las emisiones o capturar el CO2
que ya fue emitido. De modo que se estimulan aquellos estudios acerca
de cómo es posible generar energías renovables en lugar de
combustibles fósiles, al tiempo que se busca implementar diversas
estrategias de eficiencia energética y promover un manejo forestal
más apropiado. Existe una fuente de financiamiento que se canaliza a
través del denominado Fondo Verde del Clima, al que los gobiernos y
las empresas privadas pueden acceder. Y, por otro lado, una segunda
área en la que se ha trabajado menos es la que intenta resolver de
qué manera los seres humanos deben adaptarse al cambio climático.
- ¿Por qué han
trabajado menos sobre las condiciones de adaptabilidad de los seres
humanos?
- En ese ámbito
es más complicado porque debemos encaminar acciones que no cuentan
con financiamiento internacional y deben sostenerse con fondos
domésticos. Básicamente, porque a los países desarrollados no les
interesa poner plata en nuestra adaptación ya que no los beneficia
en nada. Es distinto, como comentaba, en el ámbito de la mitigación
porque en la medida en que los gases se mezclan en la atmósfera no
importa desde dónde se emitan ya que se trata de un problema global.
- ¿Y qué
políticas se pueden diseñar en este sentido?
- Se puede
plantear la capacitación de los productores agrícolas para que
adecuen las fechas de sus cosechas y las siembras en función del
clima (ordenamiento territorial en base a las precipitaciones),
fomentar que los municipios cuenten con sistemas de alerta temprana
ante eventos extremos, brindar seguros frente a sequías e
inundaciones, planificar obras de canalización y desagüe, códigos
de edificación en las ciudades. Desde aquí, el Ministerio de
Ambiente tiene poca competencia en la realización de acciones
concretas, ya que tiene un rol más asociado a las tareas de
coordinación.
- ¿A qué se
refiere?
- A que las
acciones concretas dependen directamente de otras carteras, como del
Ministerio de Agroindustria o bien del Ministerio de Energía y
Minería, según los casos.
- Usted se
desempeña como director de Financiamiento Internacional y el
calentamiento global es un problema que compromete las voluntades,
sobre todo, de los grandes líderes mundiales. ¿Qué piensa respecto
de una posición tan controvertida como la de Donald Trump?
- Pienso que su
posición frente al cambio climático no es muy alentadora. Estados
Unidos no aceptó el Protocolo de Kioto (ratificado desde 2005 por
187 naciones), pese a ser el principal emisor de gases de efectos
invernadero. En el Acuerdo de París (2015), Obama aseguró la
reducción de las emisiones aunque los compromisos son voluntarios y
no legalmente vinculantes, así que será difícil que en el futuro
Trump pueda cumplir. Por otro lado, el hecho controvertido es que
Estados Unidos es uno de los principales financiadores de las
investigaciones y los eventos científicos sobre cambio climático.
Ha aportado una parte significativa del soporte de la última
Convención.
- Es decir que
invierte mucho dinero en medioambiente y comunicación, pese a que no
le interesa demasiado instrumentar políticas para su protección...
- Sí, son
grandes financiadores. Incluso, si dejaran invertir habría menos
reuniones y encuentros con paneles de científicos internacionales
como los que se realizan. Se preocupan por demostrar al mundo que
concentran esfuerzos en el tema y observan al cambio climático como
un punto estratégico, aunque temen que afecte su economía.
- En este marco,
¿cómo imagina el futuro del cambio climático?
- Nos dirigimos
hacia un mundo complicado, con proyecciones de aumento de temperatura
realmente preocupantes. En el mundo no existe un compromiso real para
solucionar las problemáticas ambientales, porque invertir en
disminuir las emisiones, en general, lleva a aumentar los costos y
resignar competitividad. De modo que los países se reúsan a este
tipo de acciones. En el futuro cercano, (ya existen sobradas muestras
en el presente) habrá muchos eventos extremos y habrá que
acostumbrarse a convivir con ellos.
- Por último,
más allá de su rol en gestión, es docente y en 2016 publicó un
libro de divulgación. ¿De qué va El científico ambientalista?
- En el libro
realizo una analogía que asocia al planeta con un restaurante, con
el objetivo de ilustrar la demanda excesiva de recursos naturales y
el modo en que la tasa de consumo supera a la tasa de regeneración
de la naturaleza. Utilizo reglas nemotécnicas que ayudan a los
lectores a recordar los temas. El trabajo recupera problemáticas
ambientales de carácter global (como el ozono y la desertificación)
y local (minería, residuos sólidos urbanos), y luego, en una
segunda etapa, propongo estrategias tecnológicas y políticas para
combatirlas. Se trata de un material de divulgación que se propone
despertar el interés del público lector respecto a temas que
circulan todo el tiempo y que además forman parte y condicionan su
existencia.
poesteban@gmail.com
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