En un rincón de
Potrero de Garay, una villa de balsas junta basura, cables pelados,
óxido y desechos de varios tipos que van al agua.La jefa comunal se
queja del problema; dice que advirtió de la situación a las
autoridades y que hasta ahora no encuentra una solución. Abusos y apropiaciones en los lagos y ríos de todos. Concesión vencida, conexiones peligrosas y otras irregularidades.
por Héctor
Brondo
En una ensenada
de la costa oeste del lago Los Molinos, detrás de un bosque ralo de
árboles autóctonos y pinos de distintas especies, una aldea
singular se suma al paisaje serrano.
La villa en
cuestión es muy diferente a las barriadas tradicionales de los
valles de Paravachasca y Calamuchita, distinguidas por sus cabañas
de techos en agua, madera abundante en la construcción, sombra
tupida y aire puro.
Tampoco hay
bungalós ni chalés de rasgos alpinos, sino decenas de balsas de
estilos indefinidos boyando en el embalse o amarradas en la costa de
la bahía que los lugareños conocen como El Pique, en el patio
lacustre de Potrero de Garay, 70 kilómetros al sudoeste de la ciudad
de Córdoba.
A este arrabal
flotante no lo fundaron colonos berlineses seducidos por el faldeo de
la montaña. Tampoco los descendientes de los primeros criollos que
se asentaron sobre las márgenes de los ríos Los Reartes,
Corralejos, San Pedro, Espinillo, del Medio u otros afluentes que
nacen en las cercanas Sierras de Comechingones.
Lo armó, a los
ponchazos, un grupo de socios del Club Argüello Juniors, en los ‘60.
De aquellos
pioneros no queda casi ninguno. Y se conserva muy poco del encanto
natural de ese recodo, ahora rancio, a seis kilómetros al oeste de
Villa Ciudad de América, al que se llega por la ruta provincial 271.
De sueño a
pesadilla
El sueño de un
refugio propio, para el descanso y la pesca del pejerrey, se
transformó en una pesadilla. “Hace como 15 o 16 años, nos
desayunamos un día con la noticia de que teníamos que juntar los
bártulos y marcharnos de aquí porque las casas y toda la
infraestructura que habíamos levantado, desde la entrada que
llamamos ‘lonja de Pedernera’ hasta unos 800 metros al norte,
iban a ser arrasadas por topadoras. Estaban por debajo de la cota
769, donde no puede haber nada, según las normas de la (ex) Dipas
(Dirección Provincial de Agua y Saneamiento)”, trae a la memoria
Carlos Alberto Menardi, uno de los damnificados.
La orden salió
del Juzgado de Primera Instancia y 19ª Nominación en lo Civil y
Comercial de la ciudad de Córdoba, el 29 de septiembre de 2004. Fue
el epílogo del expediente N° 637.853/36, caratulado “Superior
Gobierno de la Provincia de Córdoba c/ Club Argüello Juniors”.
“Fuimos
estafados y la ilusión se redujo a escombros”, resume la
desventura “Tito” Menardi, como lo conocen en la zona, mientras
muestra un contrato de cesión de lotes en El Pique, fechado el 1°
de abril de 1994.
El lanzamiento
“de la entidad ocupante, como así también de las personas y cosas
por ella puestas o que de ella dependan y/o de cualquier otro
ocupante, con cualquier título (...), en el predio ubicado debajo de
la cota 769 (en el perilago del dique Los Molinos, a la altura del
barrio Las Residencias)”, se cumplió de manera parcial.
Varios lanchones
quedaron fondeados en la caleta. Luego recalaron más y más y más...
Barrio anfibio
Hoy en la bahía
de referencia hay unas 40 balsas que configuran una villa flotante.
Algunas están habitadas de manera permanente. Otras se ocupan los
fines de semana o durante las vacaciones. Varias con capacidad para
entre cuatro y seis personas se ofrecen en alquiler a unos dos mil
pesos la jornada.
Hugo Aramayo
frecuenta el lugar desde hace varias décadas y se declara fanático
de la pesca y del asado con amigos junto al lago.
Dice que solía
alquilar balsas con otros pescadores pero que ahora “no vale la
pena”. ¿La razón? El pejerrey prácticamente ha desaparecido del
lago y los aficionados van a despuntar el vicio tirando la caña
desde la orilla con la ilusión de que alguna carpa se trague el
anzuelo.
También recuerda
con nostalgia y pesar cómo eran este rincón serrano y su entorno.
“Veinticinco años atrás, el agua del lago era muy limpia. Nos
alejábamos en bote unos 20 o 30 metros de la costa y veíamos el
fondo”, trae a la memoria.
“En verano nos
bañábamos durante horas sin problemas; mire en lo que se ha
transformado esto ahora”, lamenta, e invita a hacer un paneo con la
mirada.
Hoy el agua es
turbia y hedionda. Pese a los carteles que invitan a los acampantes a
colaborar con la higiene y dejar todo en bolsa, la margen del embalse
está cubierta de desperdicios, de tachos plásticos y de chapas que
son enormes criaderos de mosquitos.
También hay un
par de embarcaciones abandonadas juntando óxido, colonias de almejas
tóxicas y sanguijuelas por todos lados.
Y, detrás de una
maraña de cables de electricidad tendidos en el suelo o que surcan a
baja altura, del bosque de lo que queda del exclub El Pique, de
antenas parabólicas y construcciones precarias, en el enorme charco
degradado crece una villa flotante que contrasta con los encantos del
paisaje de esa comarca turística.
Dolor de cabeza
“La situación
me causa dolores de cabeza, porque el predio del club El Pique
representa un riesgo constante para todos. Hay basura y cables de
electricidad por todas partes y nadie se hace responsable de esta
barbaridad”, se queja Susana Minelli de Stabio, presidenta comunal
de Potrero de Garay.
“Me preocupa
mucho porque justo en ese lugar tenemos la bomba extractora de agua
para abastecer al pueblo y vemos a diario las descargas de desechos
cloacales, combustibles y otros líquidos contaminantes directamente
al lago”, expresó la mandataria.
Cabe recordar que
en ese embalse también se capta agua para surtir a un tercio de los
habitantes de la ciudad de Córdoba.
La jefa comunal
asegura que los responsables de la Secretaría de Ambiente, del
Ministerio de Agua y de la Policía Ambiental están al tanto del
asunto, porque ella se ocupó en persona de hacérselos saber. “El
tema me está complicando muchísimo, me causa dolores de cabeza
constantes y le doy vueltas todo el tiempo para hallarle un solución
y no la encuentro”, concluyó Minelli de Stabio.
Ninguno de los
balseros presentes quiso hablar con este diario.
Qué dice la ley
Requisitos. La
ley 8.264 es la norma que rige la actividad náutica en la provincia
de Córdoba.
Quién. La
Dirección de Seguridad Náutica es la dependencia del Ministerio de
Gobierno de Córdoba encargada de regular y fiscalizar las normas y
disposiciones que ordenan la actividad náutica donde la Provincia
ejerce el poder de policía, incluyendo las actividades comerciales,
deportivas, turísticas, industriales y/o particulares.
Cobertura. La ley
comprende a embarcaciones, balsas, cruceros, yates y lanchones que
funcionen a motor o vela y que posean camarotes o superficies
cubiertas. También a clubes, embarcaderos, campings e instalaciones
dentro de los límites de la línea de ribera de los ríos y espejos
de agua.
Higiene. La ley
exige la instalación de baños químicos en las embarcaciones y de
cisternas de almacenamiento de líquidos cloacales, en coordinación
con los municipios donde se localicen los clubes y embarcaderos.
Desechos. Prohíbe
arrojar residuos desde las embarcaciones -sólidos o líquidos- y
eliminar combustibles o lubricante y agentes que se usen para la
limpieza.
Obligación. Los
clubes o instituciones que posean fondeaderos y/o amarres de las
embarcaciones están obligados a denunciar el incumplimiento de estas
disposiciones legales.
Sanciones. Las
infracciones se castigan con sanciones que van desde multas hasta la
clausura definitiva.
Matriculación.
En 2004 se suspendió la matriculación de embarcaciones nuevas.
Concesión
vencida, conexiones peligrosas y otras irregularidades
Los datos están
asentados en el informe que Policía Ambiental elevó el jueves al
ministro de Agua, Ambiente y Servicios Públicos, Fabián López; y
al de Gobierno, Juan Carlos Massei. Riesgo flotante en el lago Los Molinos.
La autorización
para que el club El Pique ocupe el predio en la costa del lago Los
Molinos, detrás de Potrero de Garay, está vencida hace años, y el
tendido eléctrico evidencia irregularidades muy riesgosas, tanto
para los balseros que aprovechan el lugar como para quienes visitan
el campamento.
Los datos están
asentados en el informe que Policía Ambiental elevó el jueves al
ministro de Agua, Ambiente y Servicios Públicos, Fabián López; y
al de Gobierno, Juan Carlos Massei.
Inspectores de
esa repartición -encargada del control y la fiscalización en
materia hídrico-ambiental y de los recursos naturales en Córdoba-
se constituyeron en el lugar el martes de la semana pasada, cuatro
días después de que La Voz estuviera en el predio y luego de
requerir la información.
Los agentes
“constataron la existencia de 34 balsas, todas con matrícula, y
situaciones muy riesgosas por la existencia de cables tendidos en el
suelo o a baja altura, como también tableros eléctricos e
instalaciones en mal estado”, aseguró Claudio Vignetta, secretario
de Gestión de Riesgo Climático y Catástrofes.
Según el
funcionario, “en forma inmediata se notificó a Epec de las
irregularidades”.
(Para ver el
infográfico de manera completa, hacé click en el siguiente enlace)
Campo minado
La semana pasada,
este diario había advertido a la empresa pública de energía sobre
las instalaciones en el asentamiento.
Cables portadores
de electricidad por el suelo y tableros improvisados en casillas de
gas metálicas oxidadas, sin llaves térmicas y con prolongadores
llevando luz a los lanchones amarrados en las cercanías son imágenes
repetidas. La postal de peligros latentes se completa con plafones
instalados en medio de los árboles pero sin tubos fluorescentes, y
tomacorrientes a la intemperie.
Se le requirió a
la compañía eléctrica información sobre dos medidores de su
propiedad (N° 9077825 y 9088699) y acerca de una serie de postes de
la red plantados en el exclub Argüello Juniors.
La respuesta
oficial fue: “El gerente comercial de (Epec) de la zona envió una
cuadrilla al club El Pique y detectó que los puntos de medición
estaban en regla”.
“Las
derivaciones internas no (están en regla), por lo que se dio
instrucciones para que corte el servicio a los dos suministros
particulares, hasta que regularicen”.
Policía
Ambiental “no detectó falencias de tipo ambiental (situaciones de
contaminación) ni labró actas al respecto”, señaló Vignetta. Sí
registró en el club la presencia de un depósito atmosférico donde
las embarcaciones dispondrían los líquidos cloacales de sus baños
químicos.
“Una empresa
privada recoge esa carga una vez por semana y la traslada hasta Alta
Gracia”, precisó el secretario de Gestión de Riesgo Climático.
También aseveró que personal de Seguridad Náutica constató en la
última inspección que las balsas contaban con baños químicos o
cisternas de almacenamiento en regla y cumplían con los requisitos
de la ley 8.264.
No obstante, fue
impreciso al responder a la consulta sobre la fecha del control.
Manifestó que el de 2017 “todavía no debe haberse realizado”.
Por otra parte,
Vignetta comentó que la concesión de quienes explotan El Pique
“está vencida hace mucho tiempo, pero se ha presentado la
documentación para que sea renovada”. Admitió que “el asunto de
los balseros es histórico y controversial” y que “seguramente
hay muchas cosas para corregir”.
Abusos y
apropiaciones en los lagos y ríos de todos
Muchos clubes
acatan las normas que los reglamentan, pero otros se transformaron en
problemas. Riesgo flotante en el lago Los Molinos.
por Fernando Colautti
Los lagos y ríos
son recursos del Estado y, como tales, propiedad de todos. Sus aguas
y riberas no pueden ser de particulares. Sin embargo, Córdoba lleva
décadas sin políticas que ordenen, de modo integral y permanente,
el acceso a esos recursos naturales.
En nuestro Primer
plano de hoy se pinta una escena de una situación irregular en un
embalse cordobés. Es un caso puntual que, de todos modos, advierte
la necesidad de un Estado más activo en la defensa de espacios que
le son propios, y de una sociedad que no se aproveche de esos abusos.
El informe
periodístico aborda un caso en el lago Los Molinos, de alto
atractivo turístico y proveedor del agua potable para un tercio de
los habitantes de la Capital.
La Provincia,
desde el siglo pasado, ha concesionado costas de lagos a clubes e
instituciones varias. No se trata de espacios privatizados, sino
cedidos en uso precario.
Muchos acatan las
normas que los reglamentan, pero otros se transformaron en problemas.
Un debate lateral
es generado por las balsas, embarcaciones transformadas con el tiempo
en casas flotantes de fin de semana. En ese caso, nuevas exigencias
mejoraron las condiciones de impacto ambiental y seguridad náutica,
aunque la discusión parece abierta.
En el fondo, lo
que está en juego -más allá de casos que merecen la atención-
es la preservación de los recursos naturales y turísticos que son
patrimonio de todos, y asegurar el acceso a ellos sin apropiaciones
ni usos indebidos.
En ese marco,
reaparece la necesidad de políticas más integradas (y no ya con
medidas aisladas según cada área) para evitar la apropiación
privada o el uso abusivo de las riberas públicas y para reducir la
degradación ambiental, en la que las balsas representan hormigas al
lado de elefantes como localidades costeras sin tratamiento cloacal,
agroquímicos derivados de campos cercanos o basurales junto a ríos
y lagos, entre otros impactos.
Fuentes:
Héctor Brondo, Riesgo flotante en el lago Los Molinos, 12/02/17, La Voz del Interior. Consultado 13/02/17.
Concesión vencida, conexiones peligrosas y otras irregularidades, 12/02/17, La Voz del Interior. Consultado 13/02/17.
Fernando Colautti, Abusos y apropiaciones en los lagos y ríos de todos, 12/02/17, La Voz del Interior. Consultado 13/02/17.
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