El ex
presidente emitió varias normas con impacto en la economía para
intentar reducir daños; la administración actual prevé cambiarlas.
por Coral
Davenport
Washington.
El presidente Donald Trump hizo campaña con promesas de eliminar en
forma general las principales normas ambientales del ex presidente
Barack Obama y "deshacerse" de la Agencia de Protección
Ambiental. Y ya ofreció un anticipo del cumplimiento de esas
promesas, con los memorándums que abren camino a la construcción de
los oleoductos Keyston XL y Dakota Access.
Si
bien pueden desmantelarse algunas de las normativas climáticas de
mayor alcance de Obama, se necesitará una visión legal y mucho
tiempo, quizás más que un período presidencial. Aquí, un
pantallazo de lo que Trump puede y no puede hacer referido a esta
temática.
Extracción
de carbón en tierras federales. Hace un año, Obama provocó la ira
de la industria carbonífera al firmar una orden ejecutiva de
prohibición de licitar concesiones para nuevas minas carboníferas
en tierras fiscales. Trump tiene autoridad para eliminar eso. "Obama
apretó el botón de pausa y Trump puede apretarlo de nuevo y
despausar", dice Richard J. Lazarus, profesor de Derecho
Ambiental de la Universidad de Harvard. Sin embargo, no está claro
cuánto impacto tendría esto sobre el empleo o el medio ambiente.
Sólo afecta minas en Wyoming y Montana, donde las firmas desde hace
años eliminan puestos por la automatización y la menor demanda de
carbón.
Límites
a la minería del carbón. "Ésta es una fruta que cuelga bajo",
afirma Lazarus sobre una nueva normativa para la minería del carbón.
El 19 de enero, el día anterior a la asunción de Trump, la
administración Obama completó una medida para reducir la minería
del carbón en la modalidad que usa explosivos para hacer estallar la
cima de montañas con vetas de carbón. Las compañías carboneras se
oponen a la norma, que les prohíbe utilizar esa técnica cerca de
corrientes de agua que podrían verse polucionadas por los escombros.
Probablemente la norma se anule. Bajo la ley de revisión
parlamentaria, el Congreso puede eliminar nuevas normativas dentro de
los 60 días legislativos posteriores a su promulgación. Si bien la
ley ha sido utilizada exitosamente sólo una vez en sus 20 años de
existencia, se prevé que tendrá un rol destacado pronto. El líder
de la mayoría del senado, Mitch McConnell de Kentucky, estado rico
en carbón, ya se ha comprometido a usar la ley para deshacer lo que
él llama "este ataque regulatorio contra las regiones
carboníferas". Con el apoyo de los 52 republicanos y
probablemente del senador Joe Manchin III, demócrata de Virginia
Occidental, se prevé que la reversión de esta norma estará en el
escritorio de Trump en cuestión de semanas.
Regulación
de emisiones de metano. En noviembre, el Departamento del Interior
completó una norma que controla el venteo de metano, un poderoso gas
de efecto invernadero, en explotaciones de pozos petrolíferos y de
gas. Las compañías del sector dijeron que la norma resulta costosa
y pesada. Al igual que la regla sobre minería de la cima de
montañas, ésta entra en la ventana de los 60 días que permite al
Congreso revocarla rápidamente con un voto de una mayoría del 51 %.
Economía
de combustible en vehículos. Hay un camino legal claro para que la
administración Trump elimine uno de los hitos de las política de
Obama en materia de cambio climático: una norma de 2011 que requiere
que los fabricantes de autos produzcan flotas de vehículos para 2025
con una economía de combustible de 54,5 millas por galón (23
kilómetros por litro). La norma, emitida en forma conjunta por la
Agencia de Protección Ambiental y el Departamento de Transporte,
obligaría a los fabricantes a producir autos eléctricos de próxima
generación. Podría reducir las emisiones de carbono en alrededor de
seis mil millones de toneladas, equivalente a eliminar un poco más
de lo que representa la polución por emisiones de carbón de Estados
Unidos de un año completo.
La
norma deja abierta una vía de escapatoria: una cláusula insertada
por los fabricantes de revisión de la norma en 2017 si resultaba
demasiado onerosa. Los CEO de las mayores compañías automotrices se
reunieron días atrás con Trump que, si bien no ofreció nada
específico, les dijo que piensa aliviar la carga regulatoria. "No
es algo que pueda hacerse de un plumazo", dijo Jeffrey
Holmstead, ex alto funcionario de la Agencia de Protección Ambiental
durante la presidencia de George W. Bush, que ha sido mencionado como
posible sub-administrador de la esa dependencia bajo la presidencia
de Trump.
Normativa
sobre cambio climático. La pieza central de la política de Obama en
materia de cambio climático es una norma de la Agencia de Protección
Ambiental de 2015 que limita las emisiones de gas de efecto
invernadero de centrales eléctricas. Podría llevar al cierre de
cientos de usinas a carbón y a su reemplazo con plantas eólicas y
solares. Trump se comprometió a eliminar la norma, pero hacerlo
podría requerir años de batallas judiciales. Por ley, se le
requeriría proponer otra regulación. La norma climática de Obama
ya ha sido desafiada en una corte federal, donde aguarda un
veredicto.
La
administración Trump podría negarse a defender la norma de Obama,
pero grupos ambientalistas seguirían argumentando a su favor.
Mientras tanto, la actual gestión tendría que crear su propia
norma, presumiblemente más favorable a la industria, lo que llevaría
18 meses. Pero entonces esa norma sin duda sería motivo de una
demanda federal, que a su vez sería apelada en la Corte Suprema. Una
posibilidad bizarra es que tanto la norma climática de Obama como la
de Trump podrían pasarse años recorriendo un tortuoso camino por
las cortes. "Eso podría llevar al menos cuatro a cinco años",
dice Richard Revesz, profesor de Derecho Ambiental de la Universidad
de Nueva York y director del Instituto de Derecho Americano.
Costo
social del carbón. Esta métrica oscura pero poderosa fue creada por
los economistas de Obama para ponerle precio mensurable, de US$ 36
por tonelada, al daño infligido por la polución del carbón. Esto
se usó para crear una justificación económica de normas que
imponen un costo mensurable a los contaminadores. Al reducir o
eliminar esta métrica los reguladores de Trump podrían crear una
justificación económica para eliminar esas reglas y reemplazarlas
con otras más relajadas y favorables a la industria.
Aguas
de los Estados Unidos. Obama enfrentó una dura resistencia en zonas
rurales por su controvertida norma para las "Aguas de los
Estados Unidos". Fue promulgada en 2015 bajo la autoridad de una
ley de 1972, que dio al gobierno federal amplio margen para limitar
la contaminación en las masas de agua. Para grupos como la
Federación de Centros Agrícolas, la norma es un robo de tierras y
Trump se ha comprometido a eliminarla.
Fuente:
Coral Davenport, Qué podría y qué no podría cambiar Trump de la política ambiental de Obama, 05/02/17, El País. Traducción de Gabriel Zadunaisky. Consultado 06/02/17.
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