Roma, 22 feb 2017
(IPS) - Será difícil acabar con el hambre para 2030 porque está en
peligro la capacidad de la humanidad para alimentarse debido a las
crecientes presiones sobre los recursos naturales, la mayor
desigualdad y las consecuencias del cambio climático, alerta el
último informe de la FAO.
En los últimos
30 años, se lograron grandes avances significativos en la reducción
del hambre, aunque la “expansión de la producción alimentaria y
del crecimiento económico vino con un costo muy alto para el
ambiente”, señala la FAO (Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura) en el documento divulgado
este miércoles 22.
“Casi la mitad
de los bosques que antaño cubrían el planeta han desaparecido y las
aguas subterráneas se agotan con rapidez”, señala el documento
“El futuro de la Alimentación y la Agricultura: Tendencias y desafíos”. “Las fuentes de agua subterránea se agotan
rápidamente. La biodiversidad se ha visto gravemente erosionada”,
precisa.
Eso hace que “de
continuar las tendencias actuales, podrían superarse los límites
planetarios”, alerta el director general de la FAO, José Graziano
da Silva, en la introducción al informe.
En 2050, se
estima que el planeta tendrá 10.000 millones de habitantes. En un
contexto de moderado crecimiento económico, el aumento de población
elevará la demanda mundial de productos agrícolas en 50 por ciento
respecto de la actual, lo que incrementará la presión sobre los
recursos naturales ya muy exigidos.
Asimismo, un
mayor número de personas comerán menos cereales y más carne,
frutas, verduras y alimentos procesados, como resultado de la actual
transición que experimenta la dieta global y que se suma a las
presiones ya existentes, generando más deforestación, mayor
degradación del suelo y un aumento de las emisiones de gases de
efecto invernadero.
A eso se suman
las dificultades derivadas del cambio climático, lo que “afectará
cada aspecto de la producción alimentaria”, señala el informe,
como una mayor variabilidad en las precipitaciones, mayor frecuencia
de sequías e inundaciones.
¿Hambre cero?
La cuestión
central que plantea la FAO en su informe es si los sistemas
alimentarios y agrícolas serán capaces de cubrir de forma
sostenible las necesidades futuras de la creciente población
mundial.
Según la la
agencia, sí podrán hacer frente a esas necesidades crecientes y de
forma sostenible, pero para lograrlo y asegurarse de que los
beneficios lleguen a toda la humanidad, se necesitarán “grandes
transformaciones”.
Pero sin un
impulso a las inversiones y un reequipamiento de los sistemas
alimentarios, muchas personas todavía seguirán hambrientas en 2030,
cuando vence el plazo para cumplir los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) de la ONU, en especial el de erradicar la
inseguridad alimentaria crónica y la malnutrición, alerta el
documento.
“Sin un
esfuerzo adicional para promover un desarrollo que tenga en cuenta a
los más pobres, reduzca las desigualdades y proteja a los más
vulnerables, más de 600 millones de personas estarán subalimentadas
en 2030”, precisa. “De hecho, los avances actuales no serán
suficientes para erradicar el hambre para 2050”, acota.
¿De dónde
vendrá nuestra comida?
Dada las pocas
posibilidades de aumentar las tierras dedicadas a la agricultura y el
agua empleada, el aumento de la producción para cubrir la mayor
demanda tendrá que lograrse principalmente mejorando la
productividad y la eficiencia en el uso de los recursos, recomienda
la FAO.
Pero es
preocupante la tendencia a la estabilización del crecimiento de la
producción de cultivos importantes. Desde la década de los años
90, las cosechas de maíz, arroz y trigo aumentaron en promedio uno
por ciento al año, advierte el informe.
Para hacer frente
a los desafíos señalados en el documento, entre otros, no es
posible seguir haciendo lo mismo como hasta ahora.
“Se necesitarán
grandes transformaciones en los sistemas agrícolas, en las economías
rurales y en la gestión de los recursos naturales si queremos hacer
frente a los múltiples desafíos que tenemos por delante, así como
si queremos explotar todo el potencial de la alimentación y la
agricultura para garantizar un futuro saludable para todas las
personas y todo el planeta”, subraya.
“Los sistemas
agrícolas intensivos que utilizan muchos insumos, causantes de la
masiva deforestación, de la escasez de agua, del agotamiento del
suelo y de las grandes emisiones de gases invernadero, no pueden
ofrecer una producción agrícola y alimentaria sostenible”,
asegura la FAO.
Más con menos
El mayor desafío
es producir más con menos, al tiempo que se protegen y se mejoran
las distintas formas de sustento de los pequeños agricultores
familiares y se garantiza la alimentación de las personas más
vulnerables.
“Para ello se
precisa un enfoque de doble vía que combine las inversiones en
protección social con inversiones en actividades favorables a los
pobres. De esta manera, se abordará la subalimentación al mismo
tiempo que se incrementarán las oportunidades para la generación de
ingresos de las personas pobres”, recomienda la FAO.
Según esa
agencia de la ONU, el mundo debe cambiar a sistemas de alimentación
más sostenibles, que logren un uso más eficiente del suelo, del
agua y de otros insumos y reduzcan de forma sensible el uso de
combustibles fósiles, para reducir drásticamente las emisiones
contaminantes, lograr una mayor conservación de la biodiversidad y
reducir el volumen de los desperdicios.
Para se necesita
una mayor inversión en los sistemas agrícolas y agroalimentarios,
así como más fondos para la investigación y el desarrollo,
recomienda el informe, así se podrá promover la innovación,
impulsar la producción sostenible y encontrar mejores formas de
hacer frente a los problemas de escasez de agua y de cambio
climático, precisa.
Además de
impulsar la producción y la resiliencia, es también fundamental
crear cadenas para el suministro de alimentos que mejoren la relación
entre productores y mercados en las ciudades de los países de bajos
y medianos ingresos, además de medidas para mejorar el acceso de los
consumidores a alimentos seguros y nutritivos y a un precio
accesible, como políticas de precios y programas de protección
social, añade el informe.
El director
adjunto de la FAO para economía y desarrollo social, Kostas
Stamoulis, subrayó que el mayor desafío para la agricultura y la
alimentación en el futuro será el recalentamiento planetario.
“Requiere cambios en las prácticas agrícolas y en el desarrollo
de una agricultura que se adapte mejor al cambio climático”,
subrayó.
Stamoulis, y los
otros dos autores del informe, Rob Vos, director de la División de
Desarrollo de Economía Agrícola, y Lorenzo Bellu, jefe del equipo
de Estudios de Perspectiva Mundial, organizaron el martes 21 una
conferencia de prensa para profundizar sobre los asuntos más
importante de este nuevo informe de la FAO.
Traducido por
Verónica Firme
Fuente:
Peligra el futuro de la alimentación humana, 22/02/17, Inter Press Service. Consultado 25/02/17.
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