Ubicado al norte
de Buenos Aires, más del 80 % de sus 6500 habitantes debió dejar el
pueblo; apareció sin vida un albañil que había desaparecido el
domingo.
por Germán de los
Santos
La Emilia. Bajo
el sol rabioso de la siesta, el peregrinar no cesaba en la calle
principal de La Emilia, una de las zonas más altas, donde el agua
estaba al ras del cordón. Con botes, a pie o en camionetas, los 6500
habitantes de ese pueblo, en el norte de la provincia de Buenos
Aires, intentaban rescatar de sus casas lo poco que sobrevivió a la
inundación que desbordó el arroyo del Medio e hizo estragos el
domingo a la noche.
Un hombre que
estaba desaparecido el domingo tras el temporal, con lluvias de 320
milímetros, fue encontrado ayer sin vida en La Emilia, partido de
San Nicolás, confirmó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich,
que llegó a la zona en un helicóptero.
La familia de
José Luis González, albañil, de 53 años, domiciliado en el barrio
Villa Canto, había radicado una denuncia el lunes luego de visitar a
un amigo en Villa Hermosa. Nunca más volvieron a verlo.
Más del 80 % de
los habitantes tuvieron que dejar sus hogares. Otros prefirieron
pasar las horas arriba de los techos para custodiar lo que lograron
salvar. Desde el gobierno bonaerense informaron que unas 1000
personas tuvieron que ser evacuadas y otras decidieron salir por la
suya.
Los habitantes de
La Emilia debieron evacuarse desde el domingo a la madrugada y el
lunes a la mañana, cuando el agua traspasó el terraplén que
protege al pueblo del arroyo del Medio, que bordea desde el oeste esa
localidad. El agua ingresó por allí durante la noche del domingo
sin piedad. La tapó en cuestión de minutos. Y los otros
terraplenes, que están al este del pueblo, se convirtieron en una
especie de dique y evitaron que el agua fluyera.
El gobierno
bonaerense envió dos retroexcavadoras para abrirlo, pero parte de
los habitantes de Villa Hermosa se opusieron porque argumentaban que
si volvían a repetirse las lluvias se iban a inundar. Flotaba cierta
tensión entre los vecinos por esas idas y vueltas, que en parte se
solucionó cuando Prefectura instaló dos bombas que aportó la
empresa Siderar para sacar el agua dentro del pueblo.
La solidaridad
fue lo que más afloró durante la tarde de ayer en La Emilia. La
fila de autos que traía víveres superaba los dos kilómetros. Entre
ellos estaban un grupo de guardavidas de San Nicolás que ante la
grave situación decidieron ponerse la malla y el salvavidas para ir
a ayudar y a curar a la gente que se lastimaba. La misma decisión
tomaron los remeros de Regatas San Nicolás. Maximiliano Surcalo
contó que llevaron cuatro botes de madera para ayudar a los vecinos
a ir a sus casas a buscar cosas que necesitaban y que no querían
perder. "No lo dudamos y un grupo decidió venir porque es
necesario estar en estos momentos complicados", dijo.
Durante la tarde,
en el destacamento policial de La Emilia se montó una especie de
centro de operaciones, que era coordinado por personal de la
Subsecretaría de Protección Civil de la Nación. Allí confluía la
ayuda que llegaba de todas partes. Muchos vecinos se quejaban de que
nadie se hizo cargo de la situación antes de que apareciera la
noticia que La Emilia estaba inundado en los medios de comunicación.
"Desde el domingo estamos inundados y recién hoy llegaron para
ayudar. Los vecinos se las arreglaron entre ellos. Solos",
aseguró Mario Lenci, de 73 años. A su lado, un grupo de mujeres
preparaba la cena en un tablón improvisado en la avenida principal
para la gente que no puede volver a sus casas.
Juan Fenoglio es
uno de los pobladores más antiguos de La Emilia. Tiene 84 años y
conoce cada rincón del pueblo como si fuera su piel. "A mi casa
nunca entró el agua, ni siquiera en la inundación de 1966, en la
que murieron dos personas. Esta fue terrible y traicionera." Su
hijo Daniel, de 56, lo ayudaba a caminar. Ambos tienen el agua a la
rodilla y Juan hacía un esfuerzo grande para que sus piernas
resistieran. Su hijo decidió a la tarde sacarlo de su casa, donde
había más de un metro de agua.
Jorge Cándido,
de 68 años, recuerda que en la calle principal que hoy se llama
Olegario Córdoba, el hombre que fundó en 1892 la fábrica textil La
Emilia, donde trabajaron 1200 personas, había un sajón que
descargaba el agua cuando llovía. El hombre que tiene el agua en la
rodilla dice que el año pasado para las elecciones se hizo la
avenida principal. "Quedó hermosa, asfaltada, pero ahora bajo
el agua. Las obras no se hicieron bien, ni esta calle ni el
terraplén", apuntó, resignado.
Entrada relacionada:
Un muerto y más del 75 % de la población de La Emilia fue evacuada por las inundaciones
Fuente:
Germán de los Santos, Bajo el agua en La Emilia: a lucha de los vecinos por rescatar lo poco que sobrevivió a la inundación, 18/01/17, La Nación. Consultado 18/01/17.
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