Está ubicado al
norte del departamento Río Primero y tiene 200 habitantes. El
desborde de los ríos Jesús María y Pinto lo dejó sin caminos de
acceso.
por Favio Re
Al norte del
departamento Río Primero, a un centenar de kilómetros de la ciudad
de Córdoba, una comuna de 200 habitantes está viviendo el raro
fenómeno de ser una isla en medio de una zona rural llana y sin
lagunas cerca.
Se trata de
Atahona, un pueblo que está aislado desde el último lunes como
consecuencia de las fuertes lluvias ocurridas a fin de 2016 y en el
inicio del corriente año, y que hicieron desbordar a los ríos Jesús
María (Guanusacate) y Pinto, lo que significó la destrucción de
vados y de caminos rurales, que dejó a los pobladores sin
posibilidades de conexión.
El presidente de
la Sociedad Rural de Jesús María, Luis Picat, alertó a La Voz
sobre esta situación: “Nadie puede entrar ni salir desde el lunes,
están esperando que baje el agua y que se reconstruya el camino para
poder cruzar el río Jesús María. El jefe comunal, Elvio Aguirre,
me dijo que por ahora se están manejando con las provisiones que
tienen en el pueblo, pero necesitan ayuda”.
Sin accesos
El productor
rural y titular del consorcio canalero que opera en la zona, Luis
Taborda, precisó cuáles son los fenómenos que están dejando a los
pobladores sin posibilidades de salir tanto hacia la zona de Obispo
Trejo, al norte; como hacia Jesús María, al sur.
El principal es
el crecimiento del río Guanusacate, que cortó la conexión que
había en un camino rural para poder cruzarlo y que consistía en un
tubo de tres metros de diámetro rellenado con tierra a sus costados
y por encima.
En anteriores
crecidas, el agua sólo había erosionado la tierra; ahora, se llevó
el caño completo.
“Hace años que
se viene prometiendo un puente y no se hace. Con dos módulos lo
solucionarían, es urgente”, indicó Taborda.
Del otro lado, el
problema con el río Pinto es que, tras bajar de las sierras de
Punilla, cruza la ruta 9 y luego se queda sin cauce.
Por esa razón,
cuando se desborda, el agua se desparrama y va por los caminos
rurales que rodean a Atahona como “brazos” que quedan
inutilizables.
Esta comuna es
apenas una muestra de lo que sucede en la región.
Según Picat, hay
unos 20 establecimientos rurales, predominantemente ganaderos y que
ocupan unas 15 mil hectáreas, que también quedaron con los animales
aislados. Taborda puntualizó que, desde Jesús María hasta Obispo
Trejo “no hay un solo paso disponible, se cortaron todos los
vados”. “Si yo quisiera ir hasta Atahona, que la tengo a 15
kilómetros, sólo podría hacerlo por Jesús María, lo que
significa 120 kilómetros”, ejemplificó el productor.
Fuente:
Favio Re, Atahona, el pueblo aislado por las lluvias, 12/01/17, La Voz del Interior. Consultado 12/01/17.
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