La
paciencia está al límite. Otros tres años y medio entre aguas servidas parecen
demasiado.
por
Virginia Guevara
El
jueves a la noche, cortaron calles para protestar los vecinos de barrio General
Paz, en la ciudad de Córdoba, quienes hace un año reclaman por desbordes
cloacales muy frecuentes.
En
esa calle, la Esquiú, un análisis realizado por el Centro de Química Aplicada
de la UNC a pedido de concejales del bloque ADN, encontró 9,3 millones de
bacterias coliformes fecales cada 100 mililitros de agua que fluye por las
calles, cuando el límite es mil. En el caso de las bacterias coliformes
totales, se hallaron 15 millones, cuando lo admitido es cinco mil.
Además,
se hallaron 4,3 millones de bacterias de Escherichia coli , la causante del
síndrome urémico hemolítico, entre otras enfermedades.
Hace
dos semanas, primero cortaron un puente y después protestaron en la explanada
municipal, por la misma causa, vecinos de barrio Alberdi. Y también hubo
numerosas microprotestas en la calle Martín García, de barrio San Martín, donde
viven con las cloacas siempre desbordadas y a menudo los líquidos invaden las
viviendas.
Las
protestas, claro está, no solucionan las causas profundas del atraso de décadas
del saneamiento urbano. Apenas dejan constancia de que esos vecinos no se
resignan a vivir entre desechos hediondos. Y de que, antes de salir a
protestar, reclamaron por vías formales y no tuvieron respuestas.
De
todos los servicios urbanos, el saneamiento es el más crítico: la mitad de la
ciudad no tiene cloacas, y la prestación que reciben los que sí tienen es
desastrosa.
Más
de 30 bocas desbordan cada día, y las desobstrucciones suelen demorar mucho más
de 24 horas. El municipio asegura que tiene cerca de 100 millones de pesos
disponibles en el banco para obras de cloacas, pero no logra paliar esta
emergencia constante que cada día derrama millones de bacterias fecales.
Esa
realidad contrasta, en especial, con los megaanuncios de trabajos de
saneamiento. La Provincia avanza en la licitación de una obra estructural que
comprende la ejecución de 45 kilómetros de colectores cloacales en Capital y la
ampliación de la capacidad de tratamiento de Bajo Grande, una obra cuyo
presupuesto inicial es de 2.241 millones de pesos.
La
Nación se sumó también a ese objetivo y comprometió fondos para financiar las
dos terceras partes de esa obra, que comenzaría hacia fin de año, demandará
tres años completos de trabajo y representa una operación mayor en la misma
trama urbana.
Ayer,
Nación, Provincia y municipio comenzaron a planificar cómo se llevará adelante
esa obra, puesto que el intendente Ramón Mestre prometió, además, pavimentar
nueve mil cuadras de tierras y llevar el gas natural a todos los barrios en el
mismo período.
La
megaingeniería oficial, no obstante, debería destinar algunos recursos a
desobstruir los caños actuales. Tres años y medio son demasiado para seguir
viviendo entre bacterias, olores nauseabundos e indignación constante.
Fuente:
Fuente:
Virginia Guevara, Megaanuncios sobre cloacas que siguen desbordando, 07/05/16, La Voz del Interior.
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