En
Ana Zumarán, pueblo del sudeste cordobés, las maestras sacan fotos de las
tareas y las envían por celular a los chicos que no pueden ir. Un papá busca los deberes a caballo.
por
Andrés Ferreras
Entre
campos inundados y caminos destruidos tras meses lluviosos, ir a clase es,
cuando se puede, un enorme sacrificio para los chicos de 6 a 12 años de la
escuela Juan Pedro Esnaola, en Ana Zumarán, pequeño pueblo situado 174
kilómetros al sudeste de Córdoba, cerca de Villa María.
En
todo el sudeste provincial, a decenas de escuelas rurales y de pequeñas poblaciones
con la mayoría de su alumnado viviendo en campos sólo les queda agudizar el
ingenio y las nuevas tecnologías.
Muchos
deben atravesar terrenos cubiertos de agua, salir de sus casas antes del
amanecer para tratar de llegar a horario. Desde hace semanas, no hay vehículos
que puedan pasar por esos caminos y la única forma, en algunos casos, es
caminar más de una hora entre el frío y el agua.
Enzo
tiene 11 años y junto a su hermano Matías salen del campo a las 6.20 para
llegar a las 8 a esta escuela del departamento Unión. Salvo que llueva, no
faltan nunca. Dicen que es “cerquita” y no se cansan “tanto” después de andar
casi 10 kilómetros a pie, esquivando charcos y buscando lugares secos por donde
pasar. Como ellos, varios hacen este esfuerzo todos los días, casi desde el
comienzo de clases.
La
escuela cuenta con 50 alumnos, pero hace semanas que casi la mitad no tiene
modo de asistir. No pueden salir de los campos donde viven con sus padres. Es
más, cuando llueve, los que pueden llegar hasta la escuela son apenas los 15
chicos que viven en el pueblo, contó Norma Ferrari, la directora.
Pero
ni la lluvia ni las inundaciones son obstáculo para seguir adelante en la tarea
educativa. “Con los que no pueden venir, usamos Facebook y WhatsApp para
enviarles la tarea”, explicó Norma, con la idea de que no se atrasen con
respecto a sus compañeros. “Tratamos de llegar de una forma u otra. Está muy
complicada la situación y se hace muy difícil”, agregó.
En
el segundo grado hay alumnos que hace dos semanas no pueden salir del campo.
Para que no pierdan clases, la docente Melina Moyano les saca fotos a las hojas
con las tareas y actividades, y se las envía por WhatsApp. Por la misma vía,
recibe las fotos con las respuestas, y va corrigiendo.
Así,
el aula se extiende más allá de sus paredes. Mientras unos chicos están en la
escuela, sus compañeros siguen las indicaciones desde sus casas, y se van
comunicando con los teléfonos en los campos donde hay buena señal.
A
caballo
Donde
no llegan los celulares, llegan los caballos. Hay un alumno que lleva 20 días
sin poder asistir, pero una vez a la semana su padre atraviesa varios
kilómetros cabalgando sobre tierra inundada para buscar las tareas que les
preparan las docentes. A la semana vuelve con todo completo, y se lleva más
deberes.
Mayra
es una alumna de 9 años que vive en un campo de la zona. Su madre la lleva en
moto una parte del camino y el resto lo hace caminando.
Los
caminos están arruinados y sólo pasan algunos tractores, que son los que sacan
la leche de los tambos. “Nos dijeron que los iban a arreglar. Pero qué le vamos
a hacer, tenemos que venir igual”, dijo la pequeña, decidida a no a faltar.
En
detalle
Aulas
cerradas. Cerca del pueblo de Ana Zumarán está la escuela rural 9 de Julio, que
tiene tres alumnos y una docente que viaja desde Ausonia para darles clases.
Actualmente, se encuentra cerrada porque no hay forma de llegar debido a la
cantidad de agua en la zona. Eso sucede desde hace semanas con varias escuelas
rurales del sudeste cordobés.
En
bote. La historia de Juliana Parrini es otra prueba del sacrificio que alumnos
y docentes hacen cada día para cumplir con la misión educativa. Ella vive en
Corral de Bustos y da clases en una escuela de Guatimozín, a donde no puede
llegar por la ruta 12, totalmente cortada desde hace tres meses. Una laguna
ocupa el lugar de la ruta. Para llegar en auto, debe hacer un recorrido de más
de dos horas diarias de ida y otras tantas de vuelta. Para tratar de ir de todos
modos, decidió hacer el trayecto en bote, por lo que cruza cada día la ahora
ampliada laguna La Blanqueada.
Fuente:
Fuente:
En zonas inundadas, escuela da clases por WhatsApp, 03/05/16, La Voz del Interior.
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