El 3 de marzo, la crecida del río destrozó la costanera, arrasó con viviendas y puentes. Algunas obras se ejecutan, otras esperan.
por Claudio Minoldo
El 3 de marzo de 2015 quedará grabado en la memoria de Jesús María como el día en que la furia del agua cambió el paisaje de la ciudad, arrasó con varias viviendas y también con los sueños de muchos de sus vecinos. Dos meses después, recomponer el tejido social es la parte más difícil de la tarea de reconstrucción porque quedó el miedo a lo que puede volver a pasar, si no se modifican ciertas condiciones.
Los sin casa
Verónica Braida y Ezio Giachini, por ejemplo, después de que el agua les llevó la casa y hasta el terreno, decidieron ponerse en manos de psicólogo y psiquiatra. Es que no podían parar de llorar y les restaba la angustia de saber que, pese a haber perdido todo, el Banco Hipotecario no los eximía de pagar las cuotas del crédito que habían obtenido a través del programa nacional Procrear y con el que habían construido su casa en barrio La Cotita. Antes de habitarla, la vivienda casi terminada se les fue con el río.
“En todo este tiempo, no tuvimos ningún auxilio. Ni de la Provincia, ni del municipio, ni de la Anses nacional. No se acercó ningún funcionario a preguntar si necesitábamos algo. Nos hemos puesto en manos de profesionales porque voluntariamente nos acercamos a pedir auxilio en un dispensario”, narró Braida. “Esta semana, me planté en la sucursal del Hipotecario que nos otorgó el crédito y me quedé allí hasta que el gerente general nos atendió. Extraoficialmente, me anunció que el seguro se iba a hacer cargo de nuestra deuda, pero a nosotros nadie nos notifica nada todavía. No sé qué pensar ni tampoco me quiero entusiasmar hasta que no tenga confirmación oficial”, apuntó.
En barrio Las Vertientes, la familia de Ricardo Fagetti y Silvana Giraudo estuvo a punto de perder su vivienda cuando el agua hizo desaparecer la calle y comenzó a socavar sus cimientos. La casa resistió porque esos cimientos estaban profundos y con zapatas romanas, aunque hubo daños importantes en el frente y en una habitación. Ahora, están concluyendo un enorme refuerzo de cimientos y construcción de un paredón subterráneo que les permitirá volver a habitarla en breve.
Los que sí volvieron son Martín Colombo, junto a su esposa Estrella y su hija Juanita, quienes tuvieron que evacuarse durante la crecida. Después debieron arreglar su hogar, dejarlo secar y darle una mano de pintura antes del regreso. “Es nuestra casa, más allá del miedo que nos quedó por lo que nos tocó vivir. Y hemos decidido intentar volver a la normalidad”, explicó Martín a este diario.
Para la decena de damnificados hubo promesas de que el Gobierno de Córdoba iba a cubrirles el pago de un alquiler mientras estuviesen evacuados, además de la gestión del municipio para que la Provincia también les provea una nueva vivienda, como se aplicó para la cercana y también complicada zona de Sierras Chicas.
Sesenta días después del desastre, la mayoría de los evacuados de Jesús María asegura que se las tuvo que arreglar por su cuenta, mudarse a casa de familiares y no tienen noticias sobre la posibilidad de contar con una vivienda nueva.
Reconstruir riberas
Aunque algunos supusieron que Jesús María recibiría, por los daños sufridos, una parte de los 540 millones de pesos del crédito que la Nación empezó a girar a Córdoba, lo cierto es que esos fondos se destinan sólo al área de Sierras Chicas, afectada por un aluvión el 15 de febrero. Ese crédito fue dado en base al relevamiento planteado de daños para Sierras Chicas.
En Jesús María, el impacto tuvo dos cuotas: la creciente del 15 de febrero y otra, más destructiva, del 3 de marzo. La Provincia prometió hace casi dos meses un aporte de 23 millones de pesos para obras de reconstrucción del río Guanusacate, pero de ese dinero todavía no llegó ni un peso.
Jesús María recibió de la Provincia hasta ahora un millón de pesos en materiales para construir gaviones (alambre y piedras). Paralelamente, el municipio aportó siete millones de fondos propios para la reconstrucción de calles y para la construcción de nuevas defensas en los tres sectores ribereños más críticos: Agua Mansa, Las Vertientes y La Costanera. En eso se está trabajando. También están en marcha obras menores en Los Naranjos, y debajo del puente Colón para poder reacomodar un tramo de la costanera que quedó inutilizable.
En todos esos sectores, el cauce nuevo quedó varias veces más ancho que el anterior. El río se llevó costaneras y terrenos a otro lado.
Para dimensionar el daño y sus costos, una estimación hecha por el municipio ubicó en más de 100 millones de pesos los necesarios para una reparación integral de todo el cauce, que deje preparada a la ciudad para eventuales fenómenos similares.
Dos puentes caídos
Reparaciones. La crecida del 3 de marzo también arrasó con puentes claves para esta región del centro-norte provincial: el de ruta nacional 9, que une Jesús María con Sinsacate y el que se cayó en el camino que comunica Jesús María con Ascochinga (Sierras Chicas). En el primero, Vialidad Nacional concretó una reparación provisoria de los terraplenes que el agua se llevó, con lo que el tráfico se reestableció. Mientras, anunció que licitará la reparación integral. En el otro caso, Vialidad Provincial acaba de habilitar un vado-alcantarilla temporario y adjudicó, por subasta electrónica, la construcción del nuevo puente a construir. Las obras definitivas de ambos no estarían listas antes de fin de este año. Con ambas reparaciones provisorias, la zona que rodea a Jesús María ya no está incomunicada en materia vial.
Cauce multiplicado. La crecida destructiva del río cambió la fisonomía de la costanera, en algunos sectores drásticamente. Asombra, por caso, que donde el río ocupaba 100 metros, por ejemplo, ahora supere los 800.
Fuente:
Claudio Minoldo, A dos meses, Jesús María espera fondos, 02/05/15, La Voz del Interior. Consultado 04/05/15.
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