Quedan 14 testigos. Los alegatos y la sentencia serán en noviembre, a 19 años de las explosiones en Fábrica Militar. Esta semana se sumaron tres testimonios.
por Fernando Colautti
Son 14 los testigos que quedan en la lista, para ser citados durante octubre, luego de los casi 30 que ya declararon ante el Tribunal Federal 2 de Córdoba desde el 13 de agosto, cuando se inició el juicio oral por las explosiones de Fábrica Militar Río Tercero, ocurridas hace 19 años.
Fuentes del tribunal admitieron a este diario que, si no se suman otros testimonios o instancias por ahora no previstas, en la primera quincena de noviembre serán los alegatos de fiscales, abogados defensores y querellantes y hacia fines de ese mes se conocerá la sentencia, cuyos fundamentos casi seguramente deberán esperarse hasta febrero de 2015.
Lo de esta semana
Esta semana, el juicio oral tuvo tres testimonios, de exempleados de Fábrica Militar. Este jueves declaró Mario Sparacino, quien se transformó en el primero de los testigos vinculados a la fábrica que dijo creer que el siniestro tuvo un origen accidental.
Una veintena de exoperarios que declararon antes dejaron sus impresiones de que debió ser intencional. En casi todos los casos, porque no se explicaban cómo pudo generarse semejante fuego inicial en un tambor que contenía trotyl, cuando está probado que ese material no toma fuego ni explota.
Sparacino, que al momento del siniestro en 1995 era jefe de Planeamiento de la Fábrica Militar y que durante 10 meses del año 2000 se transformó en el único director civil que tuvo el establecimiento, opinó que si esos tambores que estaban destapados contenían hexolita mezclada con trotyl, bajo ciertas condiciones, un origen accidental no debería descartarse. “Pero es potencial, no me consta que sea así, es sólo mi hipótesis”, dijo ante los jueces.
La hexolita es otro producto que manipulaba el sector de carga de proyectiles. Los exoperarios del sector que ya declararon marcaron que los tambores donde se vio el primer fuego, que resultó imposible de controlar, sólo contenía trotyl de descarga, retirado de municiones viejas.
Sparacino también fue el primer testigo que defendió los convenios que Fabricaciones Militares suscribió con el Ejército, en la década de 1990. Esos acuerdos generaron que toneladas de armas que estaban en arsenales del Ejército terminaran exportados a Croacia y Ecuador, en operativos que la Justicia porteña ya condenó por ilegales.
“Era material vencido, que al Ejército ya no le servía y con el que Fabricaciones Militares tenía trabajo y vendía. A cambio, el Ejército recibía otro material que le sirviera. Después, lo que se hizo con eso, si hubo contrabando o algo ilegal, es problema del que lo hizo, pero esa es una cuestión ajena a la Fábrica Militar Río Tercero”, señaló Sparacino. También remarcó que las ventas de material bélico eran gestionadas y cobradas por la sede central de Buenos Aires y no por la planta local.
Impresiones
Desde la Fiscalía le restaron valor al aporte de Sparacino y marcaron que sus dichos están ligados a los intereses de la defensa de los militares imputados.
Los abogados querellantes también relativizaron el testimonio. “Sobre el origen sólo dio una opinión personal, sin pruebas. Y sobre las maniobras con el armamento que entraba del Ejército a la Fábrica Militar, demostramos que había material que en los convenios decían que era para reparar pero terminaba exportado ilegalmente, como los obuses, que es diferente a lo que él declaró”, marcaron.
En cambio, los abogados de los cuatro militares imputados se mostraron conformes con ese testimonio, aunque con diferentes ópticas. Los letrados de los ex directivos de la planta local reforzaron su concepto de que toda decisión respecto de operaciones y ventas de armas se decidía en Buenos Aires y no en Río Tercero.
Otros dos
Un día antes -el miércoles- habían declarado ante el tribunal Juan Dedominci y Ramón Peralta, exoperarios del sector siniestrado. Sobre los hechos del 3 de noviembre de 1995 no agregaron nuevos datos a los ya existentes en el expediente, y en el debate confirmaron que, como otro personal de la planta, habían participado de viajes a destacamentos del Ejército a retirar proyectiles que entraban a Fábrica Militar para ser repintados y recargados, o que directamente iban a los puertos para ser exportados.
Para fiscales y querellantes, esos datos evidencian el vinculo de la planta riotercerense con aquellas ventas ilegales entre 1991 y 1995. Para la defensa, no agregan nada para la causa que debe determinar sobre las explosiones de 1995.
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Fuente:
Fernando Colautti, Causa Río Tercero: el juicio entra en su tramo final, 03/10/14, La Voz del Interior. Consultado 03/10/14.
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