En esta columna, la futurista Hazel Henderson argumenta que los traspiés de hoy están generando nuevos planes sistémicos y avances propuestos hace años por ciudadanos futuristas y planetarios.
por Hazel Henderson
San Agustín, Estados Unidos. La propuesta de paz que el presidente japonés de la organización budista Soka Gakkai Internacional (SGI), Daisaku Ikeda, realizara este año elevó mi atención de las noticias del día hacia inquietudes de largo plazo por una sociedad humana más pacífica, equitativa y sostenible que asegure nuestro futuro común.
Ahora, estas inquietudes más amplias son compartidas por millones de seres humanos que trascendieron los objetivos puramente personales, locales y nacionalistas y se convirtieron en prototipos de ciudadanos globales.
Los traspiés de nuestras instituciones actuales generan crisis diarias y conducen, como siempre, a nuevos avances a medida que los humanos buscan soluciones nuevas. El estrés siempre ha sido una herramienta de evolución, como lo registran los 3.800 millones de años de formas de vida en nuestro planeta.
Todas las crisis actuales son consecuencia de la miopía de nuestras antiguas innovaciones tecnológicas y sociales que abordaban los problemas de corto plazo sin prever sus efectos a largo plazo para todo el sistema.
Así es como me interesé en la quema humana de los combustibles fósiles y en las excavaciones de la tierra para buscar nuestra energía, lo cual me llevó a sumarme a la Sociedad Mundial del Futuro en los años 60.
Por entonces lideraba la gestión para limpiar el aire contaminado de la ciudad de Nueva York, ya que vivía cerca de una planta de energía que quemaba carbón y arrojaba humo y hollín al parque de juegos donde yo y otras madres vigilábamos a nuestros hijos pequeños.
Peguemos el salto hasta 2014. Sigo siendo una futurista con carné y estoy en el Comité de Planificación del Proyecto del Milenio, que hace el seguimiento de los 15 desafíos globales de nuestra familia humana.
Nuestro último Informe sobre el Estado del Futuro 2014 señala nuestros avances y nuestros traspiés en el abordaje de esos desafíos, que incluye al desarrollo sostenible y el cambio climático, el agua, la población y los recursos, la democratización, la formulación de políticas a largo plazo, y la globalización de la tecnología de la información.
La lista continúa con la brecha entre ricos y pobres, la salud, la capacidad de toma de decisiones, la resolución de conflictos, la mejora de la situación de las mujeres, la delincuencia organizada transnacional, la energía, la ciencia y la tecnología, y la ética mundial.
En este Proyecto del Milenio participan personas de la academia, el gobierno, la sociedad civil y el sector privado de 50 países.
Al mismo tiempo, quién también es mi estimado coautor de “Ciudadanía planetaria”, Daisaku Idea, el líder de 12 millones de miembros de la SGI, esboza su propuesta anual de la paz para 2014, como lo hace desde 1983. Ikeda, nacido en 1928, es uno de los ciudadanos globales más distinguidos del mundo.
Su propuesta de paz para 2014, “La creación de valor para el cambio global: la construcción de sociedades resistentes y sostenibles”, involucra cuestiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Así, trasciende los Objetivos de Desarrollo del Milenio del año 2000 para abarcar la agenda de los 191 países durante la Cumbre de la Tierra, conocida como Río+20, que se celebró en Brasil en 2012 y donde se trazaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los ODS defienden la transición de la energía fósil y nuclear a las economías en camino que serán más descentralizadas, limpias, verdes y ricas en conocimientos.
Yo llegué a conclusiones similares en mi libro Mapping the Global Transition to the Global Age (El mapa de la transición global a la era global, de 2014). Las tecnologías actuales hacen que sea factible terminar con los usos humanos de los combustibles fósiles, el uranio y las plantas y armas de energía nuclear, como señalan muchos informes del Green Transition Scoreboard 2014.
La voluntad política en muchos países sigue siendo rehén de intereses especiales, grupos de presión y el dinero de estos sectores y sus perversos subsidios. Movimientos cívicos de todo el mundo presionan a los fondos de pensiones y las fundaciones universitarias para que desinviertan en los sectores fosilizados y cambien a inversiones más limpias, ecológicas y sostenibles.
Experimentados expertos financieros, como Jeremy Grantham y Robert A. G. Monks, sumaron sus voces a las de estos críticos, junto a los gestores de activos que ofrecen carteras “sin fósiles”, que a menudo superan el rendimiento de los activos más sucios.
Mientras Estados Unidos y Europa clausuran sus plantas de energía nuclear debido a las alternativas de energía solar y eólica más económicas, aun se prevé la construcción de muchas en Asia, incluso en China, que es el líder mundial en energía solar.
Se necesitan avances conceptuales enormes para cambiar los viejos paradigmas y la ceguera inducida por la teoría. Uno de ellos es la propuesta de “Vía solar para Irán”, que la Fundación Planck desarrolla con rapidez para que Teherán acabe con la discusión política acerca de su derecho a desarrollar energía nuclear con fines civiles.
Esta propuesta dejaría de lado las sanciones, las preocupaciones de Israel por otro estado con armas nucleares en Medio Oriente y “electrificaría” la próxima conferencia de la ONU sobre el Tratado de No Proliferación Nuclear.
El plan de la Fundación Planck implica un cambio de paradigma. Irán podría acelerar su transición de los combustibles nucleares y fósiles de forma inmediata con la compra de paquetes de acciones en las empresas de energía solar de China, para luego adquirir tanta cantidad de sus paneles solares como le fuera posible.
Esta es una alternativa mucho más barata que la construcción de reactores nucleares o plantas de energía de combustibles fósiles.
Las abundantes reservas de petróleo iraní quedarían bajo tierra como un valioso insumo industrial en lugar de quemarlas, un plan que yo propuse en el programa de televisión Today Show, de la cadena estadounidense NBC, ¡en 1965!
El plan "Vía solar para Irán" exigiría la ampliación de los servicios ferroviarios en la ruta de la seda a China y la fertilización de tierras desérticas con flora de agua salada, como sucede con su plan DesertCorp para expandir la agricultura a base de agua de mar en zonas desérticas.
Los traspiés de hoy están generando nuevos planes sistémicos y avances propuestos hace años por ciudadanos futuristas y planetarios. Estos planes para nuestro futuro en común y las economías verdes están cubiertos por Ethical Markets Media en Estados Unidos y Brasil, pero no aparecen con frecuencia en los principales medios.
Hazel Henderson es presidenta de Ethical Markets Media (Estados Unidos y Brasil) y creadora del Green Transition Scoreboard.
Fuente:
Hazel Henderson, La pacífica transición de la era nuclear a la solar, 09/07/14, Inter Press Service. Consultado 10/07/14.
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