El Gobierno sopesa destinar fondos públicos para detener las
fugas. La operadora de la planta alertó de la acumulación de agua
contaminada en los reactores.
por Jose Reinoso
El Gobierno japonés ha decidido tomar las riendas de la
gestión de la crisis de la central nuclear de Fukushima. El primer ministro,
Shinzo Abe, ha asegurado este miércoles que el Ejecutivo se va a implicar
directamente en la resolución del problema, para entre otros, evitar el vertido
de más agua subterránea radiactiva al mar, en lugar de depender únicamente de
la compañía propietaria de la planta -Tokyo Electric Power (Tepco)-, cuya labor
ha sido muy criticada. Abe ha dicho que se trata de “una cuestión urgente”.
El primer ministro ha ordenado al Ministerio de Economía,
Comercio e Industria -que supervisa a la industria nuclear- que afronte de
manera urgente la situación del agua contaminada y garantice que Tepco emprende
las acciones adecuadas para la limpieza y el desmantelamiento de la central;
una tarea que se prevé que lleve alrededor de 40 años y cueste 11.000 millones
de dólares (8.290 millones de euros). “No dejaremos esto en manos de Tepco,
sino que prepararemos una estrategia gubernamental. Dirigiremos a Tepco para
asegurarnos de que hay un plan rápido y polifacético”, ha señalado Abe en una
reunión ministerial, informa Bloomberg.
Poco antes, Yoshihide Suga, secretario jefe de Gabinete de
Abe, ha afirmado que el Gobierno está considerando aportar fondos públicos para
hacer frente a la crisis, aunque el primer ministro no ha revelado nada en este
sentido. Suga, máximo portavoz del Ejecutivo, ha reconocido que la acumulación
de agua contaminada en la central es un problema muy grave. El Ministerio de
Economía estima que se filtran 300 toneladas diariamente al mar en Fukushima.
La entrada en acción de Abe se produce después de que el lunes pasadola Autoridad
de Regulación Nuclear asegurara que el agua radiactiva que se ha acumulado en
la instalación ha superado probablemente el nivel de la barrera subterránea
prevista para contenerla y se está filtrando hacia el mar por encima de los
niveles legales admitidos, lo cual ha creado una situación de “emergencia” a la
que Tepco no ha prestado atención suficiente.
La entrada en acción de Abe se produce después de que el lunes pasado
En mayo, Tokio ordenó a Tepco que construyera nuevas
barreras alrededor de los reactores para frenar el agua utilizada para
refrigerarlos, ya que se cree que las protecciones actuales se verán pronto
desbordadas. “Dado que esta construcción de muros no tiene precedente en el
mundo, creemos que el Gobierno debe intervenir y apoyar el plan”, ha dicho
Suga. El coste de la iniciativa se estima en 40.000 millones de yenes (310
millones de euros).
“El empeoramiento de las fugas de agua contaminada en la
planta nuclear de Fukushima prueba que Tepco es incapaz de gestionar el desastre”,
dijo ayer la organización ecologista Greenpeace. “Las autoridades de Japón
deben intervenir ahora y garantizar que se actúa para detener las
filtraciones”.
El periódico Nikkei ha publicado que los fondos públicos
serán utilizados para congelar el suelo con objeto de evitar que las aguas
subterráneas entren en los edificios de los reactores. Los técnicos tienen que
bombear unas 400 toneladas diarias de agua subterránea que fluye desde las
colinas cercanas hacia los sótanos de los edificios destruidos de la central,
donde se mezcla con agua muy radiactiva utilizada en la refrigeración de los
reactores.
Tepco está intentado evitar que el agua llegue a la
instalación mediante una desviación. También ha estado trabajando desde mayo
con el Ministerio de Industria en una propuesta para congelar el suelo, una
técnica similar a la utilizada para evitar que las aguas subterráneas inunden
las obras en las líneas de metro. Pero los expertos afirman que mantener
controlada la temperatura del terreno durante meses o años sería muy costoso.
Otros creen que es muy difícil impedir las filtraciones de esta forma y que
sería mejor bombear el agua antes de que alcance la central.
Tepco admitió el mes pasado por primera vez lo que se
sospechaba desde hacía tiempo, que agua subterránea contaminada estaba llegando
al océano. El viernes pasado dio una estimación del tamaño de la fuga de tritio
radiactivo al mar desde que se produjo la catástrofe: entre 20 billones y 40
billones de becquereles desde mayo de 2011. Esto supone entre 10 y 100 veces el
volumen liberado en un año con la central en funcionamiento normal, o, según
Tepco, más o menos el equivalente a lo que permitían las normas de seguridad
antes del accidente: 22 billones de becquereles al año.
La crisis de la central atómica de Fukushima fue
desencadenada por el tsunami que asoló la costa noreste de Japón en marzo de
2011. El maremoto provocó explosiones y fusiones en los reactores, en el peor
accidente nuclear que ha sufrido el mundo desde Chernóbil en 1986.
Las críticas a la gestión de la crisis de Fukushima por
parte de Tepco ha complicado también los esfuerzos de Tokio para volver a poner
en marcha sus 50 centrales nucleares, casi todas las cuales han sido
paralizadas desde la catástrofe por miedo sobre su seguridad.
Fuente:
Jose Reinoso, El Gobierno japonés toma las riendas de la gestión de la crisis de Fukushima, 07/08/13, El País. Consultado 07/08/13.
No hay comentarios:
Publicar un comentario