El monte nativo es vital para 160 familias que integran la
cooperativa Apicultores del Noroeste Cordobés (Apinoc). Su polen y su néctar
diversos y puros mejoran la calidad de la miel.
Cristina Costa, bióloga de la Universidad Nacional
de Córdoba, estudia el polen y la miel de la zona.
“Las mieles de noroeste de Córdoba están entre las mejores
del país porque tienen una gran cantidad de polen, ya que esa zona tiene aún
poca perturbación antrópica y hay grandes extensiones de monte. Las mieles
reflejan la flora nativa del chaco serrano y eso le otorga buena calidad”,
dice.
La cooperativa se armó con el objetivo de aglutinar a los
productores, dar capacitación e instalar una planta fraccionadora, un punto de
venta y un laboratorio palinológico (estudio del polen) en la zona.
“Servirá para detectar qué tipo de polen tiene la miel. Si
es de flora autóctona, exótica y si es transgénico”, dice Nery Martínez, uno de
los coordinadores del proyecto.
Y agrega: “La apicultura que hacemos es de monte nativo. El
apicultor tiene un compromiso fuerte para conservar este ambiente. No le
interesa obtener miel con polen de alfalfa y maíz”.
Nery aclara que toda la flora autóctona es necesaria para
producir miel. “Desde un bosque maduro hasta un fachinal y las plantas que
crecen a orilla del río serrano”, sintetiza.
Muchos productores practican la apicultura trashumante.
“Seguimos el ciclo floral. Empezamos desde el noroeste cerca de las salinas y
vamos bajando con las colmenas hasta las sierras. Entre febrero y marzo
finaliza la cosecha”, explica.
Nery asegura que el desmonte diezmó la producción. Dos
décadas atrás, cada colmena daba 55 kilos. Ahora sólo da 25. “Hay menos monte y
hay menos flores. Las pasturas exóticas, como gatton panic y buffel grass, que
siembran los ganaderos no dan ni polen ni néctar. No sirven para hacer
apicultura”, cuenta.
“La flora nativa es importante para mantener las poblaciones
de abejas. A su vez, los insectos garantizan la reproducción de muchas de estas
especies”, explica Costa.
“Además de la miel, hay otras producciones que se pueden
realizar sin desmontar, por ejemplo, harina de algarroba y arrope de chañar.
Hay que variar la producción para proteger el bosque nativo”, dice Nery.
Miel sin tóxicos
La investigadora de la UNC Cristina Costa
explica que lo más importante en una miel es la fuente floral del polen que
tiene. “En el noroeste cordobés la miel tiene un 90 por ciento de polen de
especies nativas, sin contaminantes ni agroquímicos”, dice.
Fuente:
Apicultura: vivir del monte nativo, 20/07/13, La Voz del Interior. Consultado 20/07/13.
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