La Unión Soviética había implementado un ambicioso plan nuclear, una nueva ciudad se había levantado junto a la central para albergar a los trabajadores, Prípiat era llamada la ciudad del futuro, sin embargo la de 1986 iba a ser su última primavera.
Eran tiempos de la guerra fría y se acercaban los festejos del primero de mayo. Las autoridades temían un posible ataque o atentado en sus centrales nucleares. De manera que ordenaron realizar pruebas de seguridad. En Chernóbil, una secuencia de errores humanos y fallas tecnológicas desencadenaron la súbita elevación de la potencia del reactor 4, el sobrecalentamiento y la posterior explosión del hidrógeno acumulado en su interior. La nube con partículas radiactivas alcanzó miles de metros de altura y contaminó a Europa.
El gobierno intentó ocultar el accidente, pero la magnitud del mismo lo hizo imposible. Se evacuaron cientos de miles de personas y se dispusieron todos los recursos del Estado en un proceso de estabilización y confinamiento del reactor accidentado, además de la descontaminación y mitigación en las zonas circundantes. Donde se desempeñaron medio millón de personas, conocidos como "liquidadores". Los gastos generados por el accidente fueron claves en la caída de la Unión Soviética.
Pese a todo, el resto de los reactores de Chernóbil siguieron funcionando, en 1991 el reactor 2 quedó inutilizado por un incendio. La central nuclear de Chernóbil cerró definitivamente en el año 2000. El reactor accidentado quedó confinado en un sarcófago, que se encuentra en avanzado estado de deterioro. Actualmente se trabaja en la construcción de uno nuevo.
Si bien el número de muertos por el accidente es objeto de controversias, el efecto deletéreo en la salud de las personas afectadas está fuera de discusión.
Otra secuela del accidente son los sitios que permanecerán inhabitables durante cientos de años, tal es el caso de la ciudad de Prípiat. El pequeño Edén del comunismo que llegó a albergar a cuarenta mil personas, ahora es un lugar abandonado. Las imágenes que acompañan este texto fueron tomadas por la fotógrafa Hélene Veilleux. La primera de ellas muestra la rueda del parque de diversiones infantil de la ciudad. Una semana antes de ser inaugurada ocurrió el accidente nuclear. La rueda quedará eternamente sin usar, abandonada en el abismo nuclear de Prípiat.
Después de Chernóbil, la industria nuclear se defendió diciendo que el accidente fue provocado por la deficiente tecnología rusa, sumada a los problemas de gestión del sistema comunista. Esta afirmación perdió fuerza con el accidente de Fukushima, el cual mostró lo vulnerable de la tecnología occidental, sumada a las prácticas corporativas entre reguladores e industria nuclear.
El problema no es el sistema político o la mejor tecnología, las centrales nucleares son sistemas complejos y vulnerables. En cinco décadas de industria nuclear se fundieron cinco nucleos (uno en Three Miles Island, uno en Chernóbil y tres en Fukushima), además de numerosos accidentes menores.
La industria nuclear produce miles de toneladas de desechos letales, que serán peligrosos durante siglos y representan un pasivo ambiental para las generaciones futuras.
La energía nuclear no es barata. Además de los altísimos costos de remediación de los accidentes, debemos considerar los costos de decomisionamiento de las centrales que finalizaron su vida útil y los costos del almacenamiento del combustible gastado. La mayoría de estos gastos los termina pagando el Estado. Por todo esto la industria nuclear es la forma más cara de calentar agua.
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