por Rubén Arenas
La pequeña había sido internada el viernes pasado con una
diarrea aguda en el hospital de esa localidad.
Así como en febrero de 2011 la desnutrición azotó con fuerza
a la población infantil de Coronel Juan Solá, en Rivadavia Banda Norte, el
domingo a la noche se produjo una muerte, la primera del año, por la
enfermedad de los pobres.
La víctima fue una beba de un año y once meses que residía
con sus padres en la misión aborigen Chañar 2, situada en unos terrenos detrás
de las vías del ferrocarril.
Melba Antolina Bisón había sido internada el viernes pasado
con un cuadro de diarrea aguda en el hospital local, donde según las
autoridades sanitarias recibió todas las atenciones que el caso requería. Sin
embargo el domingo a la noche la chiquita se descompensó y murió por un paro
cardiorrespiratorio.
“Desde el punto de vista médico, la paciente estaba
controlada. Pero de un momento a otro su situación se agravó y no nos dio
tiempo a nada”, expresó el gerente del nosocomio, Carlos Alberto Villarreal, un
médico con 26 años de actividad profesional en la zona. “Lamentablemente este
tipo de patologías son así”, dijo. Y agregó que “un chico con un cuadro de
desnutrición leve puede ingresar en un cuadro grave de un momento a otro y eso
es lo que pasó con este caso”.
Melba era una paciente que figuraba en la lista de los casi
cien desnutridos de esta área operativa, por lo cual era visitada en forma
periódica por el equipo de Atención Primaria de la Salud (APS), explicó el
doctor Villarreal. “Como a todos los chicos que se encuentran en esta
situación, a esta niña se le proveía la leche fortificada para estos casos,
pero eso a veces no es suficiente porque a esa edad el chico necesita de un
refuerzo alimentario”, aseguró la nutricionista Graciela Videla.
Los padres de Melba no podían ocultar su dolor en la humilde
vivienda donde ayer velaban sus restos. “Ella estaba bien, pero el viernes
amaneció con diarrea y la llevamos al hospital y nunca pensé que nos la
devolverían muertita”, expresó a El Tribuno Antonio Bisón. Aseguró que “en el
hospital le pusieron suero y nos dijeron que con eso se iba a recuperar, pero
resulta que ahora la estamos velando”. Por su parte su esposa María Mabel contó
que “apenas la chiquita comenzó con la diarrea la internamos, porque así nos
aconsejaron los agentes sanitarios que la venían a controlar, y resulta que lo
mismo se murió”. El matrimonio Bisón -que tiene otro cinco hijos menores-
dijeron que están preocupados por el futuro de estos.
“Esto nos pasa porque somos pobres, porque no hay trabajo y
la escasa changuita que hago no alcanza para dar de comer a mi familia”, señaló
Bisón rodeados de sus hijos y con los ojos llorosos. “La atención sanitaria
también debe mejorar porque el personal del hospital no es suficiente para
atender las enfermedades que sufrimos las comunidades aborigen”, sentenció
Bisón.
Los restos mortales de la pequeña Melba Bisón fueron
inhumados ayer a la tarde en medio de un profunda congoja de padres, hermanos y
vecinos de la comunidad de Chañar 2.
En el pueblo de Coronel Juan Solá los cuadros de diarrea son
frecuentes en niños de corta edad, lo que es atribuido a la pésima calidad del
agua.
Los niños, los más castigados
Los infantes de las comunidades aborígenes son los
castigados por el flagelo de la desnutrición en esta zona, lo quedó reflejado
hace dos años en Rivadavia Banda Norte, cuando cinco pequeños perdieron la vida
por esta enfermedad. De 1.600 niños de uno a seis años de edad, 96 padecen
algún grado de déficit nutricional, y la mayoría son aborígenes. “Del
relevamiento que realizamos pudimos establecer que se trata de pacientes que al
venir con un sistema de defensa bajo, están expuestos a ingresar al cuadro de
desnutridos”, explicó la nutricionista Graciela Videla, una joven profesional
que desde hace dos años trabaja en la zona.
Dijo que los más vulnerables son los niños de cero a dos
años de edad y por eso es en esta franja donde se dan los casos mortales. “La
leche que se les provee a niños es la adecuada, pero a medida que el chico va
creciendo necesita de un refuerzo nutricional y esto en la mayoría de los casos
no se da por tratarse de familias carentes de recursos”, afirmó. También la
profesional sostuvo que se dan casos de padres que venden a los almaceneros la
leche y que esta situación se hace difícil de controlar.
De lo expuesto por los profesionales surge que el hecho de
que el hospital tenga censado a los niños afectados con desnutrición, no es
suficiente para evitar que se sigan produciendo la muerte de niños.
Un vecino comentó además que los agentes sanitarios, que
deben recorrer largas distancias en bicicleta o a caballo, no se dan abasto
para cubrir un área operativa tan extensa, sobre todo por la falta de caminos
adecuados.
Los datos
El área operativa de Coronel Juan Solá abarca una superficie
de 10 mi l kilómetros cuadrados, con una población de 12 mi personas.
El hospital zona cuenta con seis médicos, dos bioquímicos,
dos odontólogos y un nutricionista. Pero tiene solo una ambulancia.
“El mayor déficit es de personal y muchas veces no podemos
llegar a tiempo para asistir a los enfermos”, señaló el gerente.
Fuente:
Rubén Arenas, Una beba aborigen de un año y 11 meses murió por desnutrición en Salta, 05/02/13, El Tribuno de Salta.
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