El San Roque. No puede ocupar toda su capacidad porque Villa Carlos Paz avanzó sobre costas que, con el lago lleno, se inundarían. |
Este año quizá sobre en los lagos, pero no hay modo de
almacenarla. Coinciden en que se la debe conservar en suelos serranos y evitar
derroches.
por Fernando Colautti
Luego de varios años en los que los habitantes del Gran
Córdoba, el sur de Punilla y las Sierras Chicas convivieron con los
diagnósticos de emergencia hídrica y hasta con restricciones en los consumos de
agua, 2012 puede terminar con un aparente excedente de ese recurso.
El agua vino de arriba, por las inusuales lluvias del
segundo semestre del año. Este verano, al fin, la mayoría de los diques se
llenarían y varios evacuarán agua sobrante por sus vertederos. Desde el sentido
común, un interrogante es si no podría Córdoba aprovechar los años de
excedentes hídricos para acumular más agua, para usar en temporadas de sequía.
Al menos tres especialistas consultados por este diario
coincidieron en que no habría modos razonables, desde lo técnico y económico,
de acumulación de agua con ese fin. Más bien, plantearon que la Provincia debería
enfocar hacia otro modo de conservación del recurso, más sustentable: la mejor
preservación de las cuencas para que los suelos serranos retengan el agua y la
aporten paulatinamente.
Sobre la construcción de nuevos diques hay más dudas que
certezas respecto de su conveniencia e impacto ambiental y hay coincidencia en
que quedan muy pocos ríos potables para ese fin.
Hace 20 años se proyectó construir uno en Cuesta Blanca,
sobre el río San Antonio, afluente del lago San Roque. Tras una fuerte
polémica, fue desestimado por el impacto ambiental y paisajístico que se
vaticinaba río abajo.
“Para imaginar algunos diques más habría que revisar mucho
la relación entre beneficio e impacto”, sostuvo el ingeniero Juan Weber, jefe
del laboratorio de Hidráulica de la Universidad Tecnológica
Nacional (UTN).
Weber citó que “uno de los pocos ríos con caudal y no
regulados (sin diques) es el Anisacate”, afluente del Xanaes o Segundo. La
entonces empresa nacional Agua y Energía hizo un proyecto, poco antes de
desaparecer en los años ‘90. Citó que ese lago, cerca de Alta Gracia, habría
sido del tamaño del San Roque. “Pero hoy habría que revisar su impacto, que
entonces no se analizaba”, aclaró. Otras alternativas en la zona más crítica -apuntó- serían los ríos Yuspe y Cosquín, en Punilla, para algún dique menor.
En Sierras Chicas planteó que no hay ríos de caudal: la zona
no da para más extracción ni acumulación, con una cuenca escasa y dañada.
Pero Weber subrayó que “antes de hablar de obras hay que
cuidar la cuenca; eso es lo primero, lo de fondo”. Opinó que “lo más racional
sería expropiar toda la Pampa
de Achala, o subsidiar a sus dueños para asegurar su preservación como reserva
hídrica”. De esa región serrana surge gran parte del agua que nutre los ríos y
lagos cordobeses.
Weber advirtió que si no se cuidan las sierras altas como
fuente de agua, “en 100 años tendrán el suelo y la situación hídrica de La Rioja , una provincia
desértica”.
Allá arriba. Federico Kopta es biólogo, coordinador del Foro
Ambiental Córdoba e integrante del Grupo Intercuencas Sostenibles. Desde una
perspectiva ecologista planteó también que “no quedan casi ya ríos aptos para
crear reservorios de agua, sin fuerte impacto ambiental”. Y remarcó: “La
estrategia fundamental debería pasar por conservar esa agua en las montañas, en
suelos que hagan de esponja, para lo que se requiere preservarlos con bosques y
pastizales autóctonos”.
En eso, Córdoba no avanza. Para Kopta, “más que en nuevos
diques, el tema es acumular agua en las sierras, que esté disponible ahí. Pero
para eso hace falta conservar sus suelos”.
Sustentable. Para el ingeniero Santiago Reyna, titular de
las cátedras de Obras Hídricas y de Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional
de Córdoba, “crear reservorios para guardar agua de un año para otro no tiene
sentido técnico ni económico”.
Opinó que “más que crear nuevos, hay que cuidar mejor lo que
hay, por ejemplo para que no se llenen de sedimentos, y para eso hay que evitar
que se sigan quemando y deforestando las sierras”.
Para la zona crítica, señaló que en todo caso “podría
estudiarse la posibilidad de algún dique menor sobre el río Yuspe, o en Las
Jarillas, por ejemplo”. Pero dudó de su justificación.
Reyna, también director de la Maestría en Recursos
Hídricos de la UNC ,
planteó que crear diques para épocas de agua sobrante no es razonable “porque
un año tendría utilidad, pero en la mayoría no”.
“Apostaría a soluciones más sustentables y menos costosas.
Por ejemplo, el rehúso del agua. Un caso: la ciudad de Córdoba pierde dos mil
litros por segundo (el 30 %) por aguas cloacales
mal tratadas. Con un buen tratamiento se las podría usar para riego, y ahorrar
los tres mil litros por segundo que se pierden hoy por riego ineficiente en el
Gran Córdoba, que es una enormidad”, señaló.
Para Reyna “más que pensar en nuevos diques, debiera
enfocarse hacia un esquema sustentable, equilibrado, desde el mayor cuidado de
las cuencas serranas que son la fuente de agua, hasta el uso final, evitar
derroches o pérdidas”. Entre estas, citó: “Lo que pierde desde hace años el
canal Los Molinos-Córdoba, por no repararse, es un crimen”.
Dragar embalses no es recomendable
Interrogantes. Suelen aparecer sobre por qué no se dragan
los lagos para aumentar su capacidad de almacenamiento.
Razones. Se coinciden en que no sería una acción
recomendable. Los ingenieros Weber y Reyna y el biólogo Kopta apuntaron que
esas operaciones resultarían “costosísimas” y que pueden traer más
complicaciones que beneficios, porque se removerían millones de metros cúbicos
de sedimentos, lo que arruinaría la calidad del agua y su proceso de
potabilización por años.
Sin medir. Hace años que la Provincia no actualiza
estudios sobre el nivel de sedimentos de los lagos, es decir, cuánta capacidad
real han perdido. Reyna estimó que en el caso del San Roque rondaría
actualmente en el 15 %.
Puntos de vista
Juan Weber (Ingeniero, docente en UTN). “Más que nuevos
diques hay que cuidar las sierras. Con buena cobertura de vegetación, guardan
más agua. Deforestadas y erosionadas, cada crecida arranca suelo y achica la
capacidad de los lagos”.
Santiago Reyna (Ingeniero, docente en UNC). “El dique de
Cuesta Blanca hay que descartarlo. Por suerte no se hizo; visto hoy, habría
generado un desastre ambiental río abajo. Lo mismo creo que sucedería con ese
proyecto sobre el río Anisacate”.
Federico Kopta (Biólogo Del foro ambiental). “Un año tan
lluvioso es excepcional. En la última década, si hubiera habido más
reservorios, de nada habrían servido porque no había agua para llenarlos. Lo
que faltó fue agua y no reservorios”.
Pérdida de capacidad por el avance sobre las costas
Del histórico dique San Roque, la ciudad de Córdoba toma
cinco mil litros por segundo para abastecerse de agua potable.
La cantidad mencionada es el 70 % de la que usa la Capital , el resto llega
del dique Los Molinos por un canal que está en muy mal estado.
Según datos de Recursos Hídricos de la Provincia , cuando el
dique rebalsa, por el embudo libera 50 mil litros por segundo. Si, además,
abren a pleno las dos válvulas -que forman el conocido “velo de la novia”-,
evacua hasta 70 mil litros por segundo más.
Mientras, para generar energía la usina usa entre seis mil y
18 mil litros por segundo, según el lago tenga poco o mucho caudal.
Si el diseño original del nuevo San Roque -inaugurado a
mediados de los años ‘40 del siglo pasado- se hubiera respetado, podría
acumular más agua que la actual.
Pero se permitió que Villa Carlos Paz avanzara sobre sus
costas y si hoy se llenara el dique con la cota original, parte de la ciudad
quedaría bajo las aguas.
“Hace décadas que al San Roque le bajaron la cota máxima y
desde entonces, en años muy llovedores, se pierde de almacenar más. Si se usara
la cota original, el agua podría sobrepasar por varios metros el nivel del
embudo, sin necesidad de abrir las válvulas de escape”, señaló Juan Weber.
Santiago Reyna coincidió: “El San Roque perdió capacidad
respecto de la prevista en el diseño original. Ya no se puede llenar hasta el
nivel del dique, sino sólo hasta el embudo. Perdió varios metros. Pero ya es
irreversible: se inundaría Carlos Paz”. En 1992, con las válvulas fuera de
funcionamiento, una gran crecida del lago hizo que el agua complicara a buena
parte de Carlos Paz. Ahora están en condiciones de funcionar.
Fuentes:
Fernando Colautti, La imposible misión de acumular más agua, 13/11/12, La Voz del Interior.
Pérdida de capacidad por el avance sobre las costas, 13/11/12, La Voz del Interior.
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