Después de 10 años de reclamos y denuncias, las Madres de
Barrio Ituzaingó de la capital provincial lograron que el próximo 11 de junio la Justicia se expida por
primera vez en el país ante los daños que los agroquímicos causan en la salud.
La persistencia del grupo convirtió a su fundadora, Sofía Gatica, en la primera
argentina que recibió el premio Nobel Verde.
por Lucía Maina
Abortos, malformaciones, cáncer y
anemia son sólo algunos de los problemas que llevaron a las mujeres del barrio
Ituzaingó Anexo de la ciudad de Córdoba a reclamar durante más de 10 años que
se detengan las fumigaciones de los campos de soja que rodeaban sus casas.
Finalmente, el caso llegó a una
instancia inédita en el país: el próximo 11 de junio se juzgará por primera vez
el impacto de los agroquímicos en la salud. Incluso, en los últimos días la
lucha convirtió a la fundadora del grupo, Sofía Gatica, en la primera argentina
en recibir el Premio Goldman, más conocido como Nobel Verde.
En diálogo con El Puntal de Río Cuarto las Madres de Barrio Ituzaingó, como
se las conoce comúnmente, manifestaron sus expectativas ante el juicio que
comenzará en los próximos días: “Va a sentar un precedente muy importante
porque en muchas comunidades de Argentina pasa lo mismo con las fumigaciones,
no sólo de soja, también de tabaco, algodón y nadie toma cartas en el asunto”,
expresaron.
De cualquier manera, también plantearon las dificultades que
implica esta instancia judicial: “Estamos peleando contra algo muy poderoso
económica y políticamente”. De hecho, el juicio fue postergado en distintas
ocasiones; iba a comenzar el año pasado, luego se pospuso a febrero de este año
y finalmente las mujeres confían en que ahora llegó el momento.
El proceso que comenzará el próximo mes responde a dos denuncias presentadas en 2004 y 2008 antela Cámara 1º del Crimen de la Ciudad de Córdoba por la
aplicación de agrotóxicos en campos de soja transgénica colindantes con las
márgenes sur y este del barrio Ituzaingó Anexo.
El proceso que comenzará el próximo mes responde a dos denuncias presentadas en 2004 y 2008 ante
Los imputados son los productores Jorge Alberto Gabrielli y
Francisco Rafael Parra y el fumigador Edgardo José Pancello, propietario del
avión que esparcía los productos sobre el barrio. La acusación se relaciona con
la violación de la ley de Residuos Peligrosos y el Código Penal.
Pañuelos blancos y barbijos
María Godoy, una de las integrantes del grupo, recordó que
la organización de las vecinas comenzó a fines del año 2001: “A Sofia le
empezaron a llamar la atención las mujeres con pañuelos en la cabeza y los
niños con barbijos. Ella comienza a averiguar casa por casa y se encuentra con
muchos enfermos de cáncer, anemia hemolítica, lupus, niños con malformaciones,
mujeres con muchos abortos”, relató.
Y continuó: “A partir de ahí empieza todo: estábamos
rodeados por campos de soja, cruzabas la calle y estaba la soja, con las casas
al frente. En la zona final del barrio, a 50 metros del campo, es
donde se concentra la enfermedad, por eso se pensaba que estaba relacionado”.
Desde aquel momento hasta hoy, gracias a la insistencia de
este grupo de mujeres, se realizaron distintos relevamientos en el barrio
cordobés y sus resultados fueron reveladores.
Los estudios mostraron que el 33 % de las muertes que
ocurrían en el sector se debía a distintos tipos de cáncer, cifra que
representa la tasa más alta de mortalidad por esta causa en la provincia y el
país. Es que los tumores superaban ampliamente las enfermedades
cardiovasculares, un fenómeno poco común.
A su vez, un relevamiento demostró que desde el año 2000 al
2009 aparecieron en el barrio más de 300 casos de cáncer.
“Los niños nacen con malformaciones; la mayoría con labio
leporino, después hay casos de meningocele, malformación de riñón, corazón, han
nacido niños que únicamente tenían los dedos pulgares, otros con seis dedos,
sin órganos, niños sin cerebro”, describió la vecina mostrando un panorama
desolador para los habitantes de la zona y las nuevas generaciones.
Yendo a las causas de esta situación, María señaló: “Desde
que entró la soja transgénica a Argentina, nos empezaron a fumigar; fuimos
recibiendo dosis de veneno y cuando nos dimos cuenta ya empezaron a aparecer
las enfermedades terminales”.
Después de 10 años, los pañuelos y los barbijos siguen
formando parte del paisaje en Ituzaingó Anexo.
“El año pasado fue muy triste porque murieron varias
personas y surgieron nuevos casos”, dijo al respecto María, demostrando que la
aparición de enfermedades aún no es parte del pasado para los vecinos.
Y continuó: “Siempre tomamos el ejemplo de Vietnam: la
guerra terminó en el ‘75 y aún hoy hay niños con malformaciones, nosotros
creemos que vamos a tener todavía muchos casos de estas enfermedades porque
estamos con una intoxicación crónica”.
Esto se da pese a que los numerosos reclamos llevados
adelante por las madres lograron detener las fumigaciones junto a las
viviendas.
Sin embargo, en los campos de soja ahora existe un loteo y,
según relató María, se están construyendo casas sobre un terreno contaminado en
las que vivirán muchos de los hijos de los habitantes de Ituzaingó Anexo.
Denuncias postergadas
A lo largo de la última década las vecinas realizaron
diversas presentaciones y reclamos ante el Municipio, la Provincia y la Nación. Estas
acciones hicieron que en el barrio se incorporara agua de red, asfalto y un
centro de salud, falencias que se sumaban a los problemas de contaminación.
Sin embargo, ninguna de las instituciones avanzaba sobre la
principal demanda de los pobladores: que se dejara de fumigar. “Fueron medidas para palear un poco lo que
estábamos pasando”, expresó María al respecto.
Incluso, en el año 2009 la misma Presidenta intervino ante
el caso del barrio cordobés y ordenó al Ministerio de Salud la creación de una
comisión investigadora que se ocupe de las denuncias por contaminación y los
efectos sanitarios existentes en todas las zonas sojeras, empezando por
Ituzaingó Anexo.
De cualquier manera, María destacó que la comisión no se
expidió sobre el efecto que genera en la salud la aplicación de glifosato, uno
de los agroquímicos más utilizados, ni avanzó sobre la prohibición del
endosulfan, ya que hasta el momento sólo se ha impedido su importación.
“Mientras tanto siguen tirando estos productos, ¿cuántos
años van a pasar hasta que los prohíban?”, se pregunta la vecina. Incluso, contó que en el barrio se
detectó la presencia de DDT, un agroquímico prohibido hace años en Argentina
por sus efectos nocivos.
Como expresa María, el caso de Ituzaingó demuestra no sólo
la falta de leyes más estrictas sino también el incumplimiento de las ya
existentes, dado que la fumigación a menos de 500 metros de zonas
pobladas no está permitida a nivel provincial.
Luego de una denuncia presentada en 2004 por los mismos
vecinos sin obtener respuesta, la problemática del sector llegó nuevamente a la Justicia en 2008. En esta
ocasión fue el entonces subsecretario de salud de la Municipalidad de
Córdoba Merardo Ávila Vázquez quien radicó una denuncia penal.
A raíz de esta última presentación se detectó la presencia
de endosulfan y grifosato en las plantaciones junto a las viviendas, lo qu
derivó en el procesamiento de los productores por violar la ley nacional de
Residuos Peligrosos. Sin embargo, el juez de control pidió el sobreseimiento
por falta de pruebas.
Finalmente, el fiscal Carlos Matheu apeló la medida y las
dos causas llegarán a juicio el próximo 11 de junio, según la fecha fijada en
los últimos días por la Cámara
de Acusación.
Un precedente para el país
En el juicio que iniciará próximamente se juzgará por
primera vez en Argentina el impacto de las fumigaciones sobre la salud y el
ambiente, una problemática que afecta a una gran cantidad de comunidades en el
país.
“Va a sentar un precedente muy importante porque en muchas
comunidades de Argentina pasa lo mismo con las fumigaciones, no sólo de soja,
también de tabaco, algodón y nadie toma cartas en el asunto. En la zona de Río
Cuarto sabemos que también ocurre”, expresaron las madres a este diario.
Respecto de las expectativas sobre el resultado del juicio,
María advirtió: “Estamos peleando contra algo muy poderoso económica y
políticamente. Los sojeros tienen los mejores abogados y detrás de eso hay
mucha plata puesta”.
Sin embargo, también destacó el alcance que el reclamo tiene
en Argentina: “Tenemos el apoyo de toda la gente que está en la misma situación
que nosotros de otras localidades de Córdoba, el país y otros lugares y eso nos
ayuda mucho para poder seguir la lucha”.
Además, enfatizó que las vecinas de Ituzaingó Anexo tienen
muchas pruebas sobre el impacto que los
agroquímicos generaron en la salud de los habitantes: “Tenemos gente que murió,
que está enferma y todos los que están solidarizados con nosotros. Las pruebas
están y esperamos que se empiece a hacer justicia”.
Finalmente, desde el grupo compararon esta lucha con aquella
llevada adelante por los crímenes cometidos durante la dictadura. “Después de
30 años se empezó a juzgar a los genocidios y nosotros también queremos juzgar
a la gente que está teniendo conductas genocidas porque en aras de la ganancia
exponen a la gente a todo esto”.
Sofía Gatica, la cordobesa que recibió el Nobel Verde
Sofía Gatica, la principal impulsora de la lucha llevada
adelante por las Madres de Barrio Ituzaingó, viajó en los últimos días a
Estados Unidos para recibir el Premio Goldman 2012, un galardón conocido como
Nobel Verde que la consagró como una “heroína popular de la ecología” a nivel
mundial. La cordobesa fue la primera argentina en obtener esta distinción.
El Premio Ambiental Goldman fue creado en 1989 para rendir
homenaje a los ecologistas de base que dedican su esfuerzo a la protección del
ambiente. Este año, junto a Gatica recibieron la distinción otros cinco
defensores de la naturaleza: Ikal Angelei, de Kenia; Ma Jun, de China; Evgenia
Chirikova, de Rusia; Edwin Gariguez, de Filipinas, y Caroline Cannon, de
Estados Unidos.
Entre los fundamentos que llevaron a la cordobesa a obtener
el premio, se afirma: “A partir de que los pesticidas ocasionaran la muerte de
su hija, Sofía Gatica comenzó a organizar a las mujeres de su barrio para
frenar la fumigación indiscriminada de agroquímicos tóxicos en los campos de
soja vecinos”.
Hace 13 años, a sólo tres días de su nacimiento, la bebé de
Sofía murió por un problema en sus riñones. La madre decidió averiguar los
motivos del fallecimiento de la niña y al hablar con sus vecinos descubrió la
presencia de una gran cantidad de problemas de salud que afectaban a la
comunidad del barrio Ituzaingó Anexo. Así fue cómo se conformó el grupo Madres
de Ituzaingó, que hasta el día de hoy intenta frenar el uso indiscriminado de
agroquímicos.
Además, la mujer puso en marcha el colectivo “Paren de
Fumigar” y logró que se aprobara una ordenanza municipal que prohíbe la
fumigación aérea en Ituzaingó a menos de 2.500 metros de las
viviendas.
Según afirman desde la fundación Goldman, la distinción que
recibió se fundamenta principalmente en la vigencia de la problemática de las
fumigaciones en nuestro país: “Argentina es el tercer exportador de soja a
nivel mundial. Cada año, la industria esparce millones de litros de agrotóxicos
-principalmente glifosato y endosulfán- sobre los campos. Mientras Monsanto
afirma que no hay riesgos para los humanos, un estudio científico en 2008
demostró que hasta en bajas concentraciones el glifosato puede causar la muerte
de embriones humanos y células de la placenta y el cordón umbilical”, expresan.
“¡Qué paradoja, me dan un premio! Eso significa que afuera
están reconociendo que tengo razón, que se está matando y enfermando a la gente
por el uso abusivo de agroquímicos y acá no se hace nada”, le dijo Gatica al
medio Prensared antes de partir hacia San Francisco (EE.UU.) para recibir el
galardón.
Fuente:
El Puntal de Río Cuarto, 07/05/12, Expectativas en Córdoba ante el primer juicio por fumigaciones, por Lucía Maina.
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