Sellafield. Crédito: David Levene / The Guardian. |
La instalación nuclear de Sellafield en el Reino Unido tiene una fuga que representa un gravísimo riesgo. Está considerada actualmente como la más peligrosa de Europa y ha provocado tensiones diplomáticas con Estados Unidos, Noruega e Irlanda.
Por Juan Vernieri
La instalación alberga las plantas de reprocesado de combustible nuclear Thorp y Magnox, el reactor nuclear inactivo Magnox Calder Hall, la segunda estación de energía nuclear comercial del mundo, y otras viejas instalaciones. O sea que se trata de un amplio complejo nuclear de gran antigüedad.
Anteriormente, se llamaba Windscale fue propiedad de la United Kingdom Atomic Energy Authority (UKAEA), pero cuando parte de ella fue transferida a British Nuclear Fuels Limited, la parte transferida se redenominó “Sellafield”.
El resto del centro sigue en manos de la UKAEA y sigue llamándose Windscale. Dos reactores Windscale refrigerados por aire y moderados por grafito constituyeron la primera factoría británica de plutonio 239 para armas atómicas, construidos para el programa británico de los últimos años 40 y 50.
Desde su inauguración, Sellafield también ha albergado un número de instalaciones para el reprocesado nuclear, que separa el uranio, el plutonio y otros productos de fisión del combustible nuclear gastado.
En 1957, un incendio en uno de los dos reactores gemelos de Windscale provocó el peor accidente nuclear mundial, hasta que fue superado por Chernóbil. La leche y otros productos de las áreas de granjas de los alrededores tuvieron que ser destruidos.
En 1983 descargas altamente radiactivas provocaron el cierre de una playa. La empresa operadora British Nuclear Fuels Limited (BNFL) fue multada con £10 000 por esta descarga.
En ese año, una película documental “Windscale, la lavandería nuclear”, denunciaba que bajos niveles de radiactividad asociados con corrientes de residuos de plantas nucleares planteaban riesgo no despreciable.
En sus primeras épocas, Sellafield descargó líquidos residuales de baja radioactividad en el mar. El líquido tratado iba a tanques de decantamiento en los que el precipitado era retirado, y el líquido clarificado, era vertido desde barcos al mar.
En 1993, a pesar de la oposición del Reino Unido, Francia, Bélgica, Rusia y China que se abstuvieron en la votación final, quedó definitivamente prohibido, a escala internacional, arrojar desechos radiactivos al mar, así lo decidieron 45 países que participaron en las negociaciones destinadas a modificar la existente Convención de Londres, el tratado que regulaba el lanzamiento de residuos contaminantes al medio marino.
No obstante ello, Sellafield y la planta francesa de la Hague, instalaron cañerías que desembocan en el mar para descargar líquidos residuales radiactivos. Se desconoce cuál es el grado de contaminación de esos líquidos. La Hague descarga en el Canal 0de la Mancha y Sellafield en el mar de Irlanda.
En 2001, un estudio de la UE advirtió que un accidente en Sellafield podría ser peor que el de Chernóbil.
El 19 de abril de 2005 se descubrió una filtración de 83.000 litros de residuos radioactivos a partir de la rotura de una conducción en una enorme cámara colectora de hormigón con acero inoxidable, construido para contener las filtraciones.
Una diferencia entre la cantidad de material que entraba y el que salía del sistema de procesamiento ya se había detectado en agosto de 2004, sin que la documentación de esta detección fuera elevada al administrador.
El escape solo fue reconocido después que otra inspección sugirió que seguía perdiéndo material, obligando a los operadores de la planta, con varios días de demora, a introducir una cámara automática en el conducto defectuoso y a medir con certeza el volumen de líquido en el colector.
Los administradores responsables fueron sancionados.
Alrededor de 19 toneladas de uranio y 160 kilogramos de plutonio, disueltos en ácido nítrico, han sido bombeados a un tanque de almacenaje lejos de la ahora cerrada planta de reprocesamiento. Los niveles de radiación en el interior del tanque impiden la entrada de humanos y la reparación del filtrado es difícil si no imposible.
Un informe reciente de The Guardian puso en conocimiento público larga lista de irregularidades. Hasta agosto de 2022, continuaban las actividades principales, procesamiento y almacenamiento de residuos nucleares y el desmantelamiento nuclear.
La planta debe deshacerse de los desechos tóxicos de sospechosas actividades anteriores que incluyeron la generación de energía nuclear de 1956 a 2003 y el reprocesamiento de combustible nuclear de 1952 a 2022.
En próxima nota continuaremos con detalles de este “monstruo” británico.
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