El uso en numerosas aplicaciones, la gran cantidad de armas nucleares existentes, y la radicalización de las acciones terroristas, hacen que la amenaza del terrorismo nuclear sea real y grave. Los robos de materiales radiactivos son más numerosos de lo que se cree.
Por Juan Vernieri
Se roban materiales radiactivos para fabricar dispositivos de dispersión radiológica, bomba sucia, una combinación de explosivos convencionales, dinamita, y polvo o perdigones radiactivos. La explosión dispersa materiales radiactivos en el área.
En México, entre 2013 y 2019 fueron robados al menos ocho vehículos que transportaban material radiactivo. En octubre de 2016 fue robado un equipo de radiografía industrial, de un vehículo estacionado en un hotel de Tepic, Nayarit, y localizado al día siguiente.
En septiembre de 2022, nueve estados emitieron alerta por el robo de un equipo de radiografía. Se trataba de un contenedor que en su interior alojaba una fuente radiactiva de iridio-192.
El 15 de febrero de 2023, fue extraído de un vehículo en el municipio de Hermosillo, Sonora, una caja con un densímetro nuclear que emite radiación ionizante y es usado en la industria de construcción. No está claro el punto y momento preciso en el que se dio el robo.
En marzo de 2022, en Madrid, y en mayo y diciembre de 2022, en distintas obras en Santiago de Chile, se robaron densímetros idénticos al hurtado en México.
Los densímetros son utilizados principalmente en la industria de la construcción, y puede ser empleado para realizar estudios de suelo en diferentes lugares, por lo que son transportados constantemente. Algunos robos pueden haberse concretado con la intención fabricar bombas sucias.
En Argentina, el 13 de julio de 2015, en Buenos Aires, se produjo el robo de un vehículo que transportaba cargas generales y dos bultos con radiofármacos en pequeñas cantidades. Uno de los bultos contenía radiofármacos, se encontraba acondicionado para materiales radiactivos, identificados externamente con el símbolo de radiación. El otro bulto contenía una solución de material radiactivo que se emplea en investigación para ensayos in vitro.
En marzo de 2018, dos miembros del sindicato de Luz y Fuerza de la empresa que controla la Central Nuclear Atucha fueron procesados por los delitos de robo de material radiactivo y sabotaje para perjudicar a la compañía.
Un trabajador había tomado agua de una botella que siempre utilizaba a la que le habían colocado material radioactivo (cobalto-60, cesio y tritio), lo que provocó que sonaran las alarmas de contaminación cuando se fue de la planta y pasó por los portales de medición.
La investigación judicial entendió que se trató de la ejecución de un plan que tuvo como objetivo poner evidencia a la consideración pública la debilidad del sistema de seguridad existente en la Planta, deteriorando la imagen de la operadora, asunto que a la postre tuvo trascendencia internacional.
El 3 de febrero de 2020, en la localidad de Valle Viejo, provincia de Catamarca, fue robado un equipo medidor de humedad con fuente radiactiva. Dos días después se recuperó el equipo, cuyo blindaje no presentó signos de haber sido vulnerado, por lo cual el material radiactivo no estuvo en contacto con las personas ni el medio ambiente. Se había emitido alerta nacional. El equipo se trasladó al predio del INTA en Valle Viejo para su guarda segura.
En Estados Unidos, en marzo de 2017, dos expertos en seguridad del Laboratorio Nacional de Idaho del Departamento de Energía se trasladaron a San Antonio (Texas) para recoger “materiales nucleares peligrosos” de un centro de investigación.
En el camino de regreso, los expertos se hospedaron en un hotel y, demostrando su insuficiente responsabilidad, dejaron el material radioactivo en el asiento trasero del vehículo en el que se desplazaban.
A la mañana siguiente, se encontraron con la ventana rota del coche y las valijas que contenían el material habían desaparecido. Entre los elementos sustraídos se encontraban un disco de plutonio ―“un material que puede usarse para armas nucleares”― y otro de cesio ―“un isótopo altamente radioactivo que podría usarse en una bomba sucia”.
Más de un año después, las autoridades estatales y federales no tenían idea de dónde se encontraban esos materiales y han declinado precisar la cantidad exacta de plutonio y cesio que fue sustraída.
En mayo de 2019, en Uruguay se transportaba en camioneta material radiactivo de uso medicinal desde el Aeropuerto de Carrasco hacia la Asociación Española. En Punta Gorda fueron robados los dos recipientes. Afortunadamente, fueron hallados días después en contenedores de basura cerca de donde habían sido sustraídos. El área fue cercada por los bomberos y en el lugar trabajaron durante horas equipos de Materiales Peligrosos y personeros de Investigaciones. Hubo un detenido.
En Perú, el 17 de julio del 2010, la empresa END Perú S.A.C. reportó el robo de material radiactivo. En junio de 2016 se dio a conocer el robo de cesio radiactivo del hospital Edgardo Rebagliati.
En 2019, el Instituto Peruano de Energía Nuclear informó del robo de una camioneta que transportaba un equipo de gammagrafía industrial, que se emplea para verificar la calidad de las soldaduras mecánicas. Contiene una fuente radiactiva de iridio-192.
Equipo sumamente peligroso, si alguien lo hallaba debía mantenerse alejado dos o tres metros como mínimo. Preocupaba que fuera vendido como chatarra, entonces se podría producir un manejo inadecuado con consecuencias fatales. El iridio-192 puede ser empleado para la fabricación de explosivos, pero se dudaba que ese fuera el objetivo del robo.
Es evidente que la manipulación de materiales radiactivos no tiene suficiente protección.
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