sábado, 1 de abril de 2017

Barrio Laprida, entre la oscuridad del barro y las ganas de los vecinos

Es uno de los lugares afectados por el temporal de lluvia que descargó 300 milímetros y comenzó a ver el sol,y con él la destrucción, poniéndole el cuerpo al lavado de casas y al desembarrado de caminos.

por Franco Córdoba

El agua y la humedad son fiel reflejo de los resultados de la tormenta que azotó la "Capital Nacional del Petróleo" desde la tarde del pasado miércoles y que finalizó ayer, casi con la caída del sol, cuando el registro de lluvia marcó los 300,4 milímetros en casi seis días.

En un paisaje arrasado, con camiones semi enterrados en el barro. El dolor de los vecinos mezclado con la desesperación afloró en distintos momentos de la jornada de la que Télam fue testigo.

"Nadie hizo nada al final: vinieron para sacarse la foto. Martín Buzzi hizo una obra y después de las inundaciones en el 2010 dejaron todo como estaba", protestó Ana Bordón, una de las tantas vecinas que culpan, como otros habitantes del lugar, al ex gobernador provincial.

En diálogo con Télam, Bordón reconoció que por el temporal que sufrieron hace siete años, su padre, Raimundo Bordón, murió a los 78 años, luego de estar todo un día quitando agua y barro de la casa. Mientras que a los dos días fue el turno de un vecino, Don Guzmán, "el de la panadería".

"Estaba limpiando la casa, salió al patio y le dio un infarto", contó la mujer al lado de su esposo, ambos con los ojos estrellados de lágrimas, mientras los vecinos con palas y en grupos intentaban ayudarles a quitar las tapas de las cámaras de desagüe.

En sus inicios, Laprida fue un campamento petrolero de YPF que, con el correr del tiempo, se transformó en un barrio populoso de familias norteñas, con vecinos catamarqueños y riojanos en su mayoría.

"Somos del norte, sabemos lo que son los ríos crecidos, nosotros allá le decimos creciente. Por eso entre los vecinos hacemos como que estamos en el ´pago´ y le ayudamos al que necesita", dice el "breva" Ortíz, un vecino que sonríe y llora al mismo tiempo, por el barro que le tapó el hogar.

"Después de este barro tengo ganas que Comodoro salga adelante, pero me duele ver mi casa. Estoy como si me hubieran matado un hijo", dice don Juan, quien llora apoyado en una piedra, con su casa rellena de barro, viendo cómo un grupo de vecinos cargaban un piano en una camioneta.

"Acá los vecinos vamos a salir adelante entre nosotros", dice otro que se funde en un abrazo junto a seis voluntarios del Laprida.

José Orellano es quien sufrió uno de los embates más duros del temporal de lluvia. El barro le cubrió un metro cincuenta a sus herramientas de trabajo: dos camiones "Scania" y su camioneta doble cabina, que quedaron literalmente enterrados.

"Lo bueno es que la familia está bien", dice el vecino, resignado y cavando a punta de pala a los costados de la pick up para quitar esa suerte de loza que la aprisionaba.

Entre tanta solidaridad, no faltó que un grupo de vecinos se quejara por los oportunistas comerciantes del barrio. Tanto el supermecado "La Proveduría" como "El boliviano" sobremarcaron los precios, sostenían Alejandro y Sebastián Guizzo.

"De ´La Prove´ sabemos que es una empresa, pero los comercios chicos del barrio te matan, eso no se hace. Te cobran una botella de agua de un litro a 70 pesos", denunció contrariado.

Laprida lucha mano a mano contra lo que quedó tras el temporal. Vecino con vecino frente al barro y el agua, con la esperanza de que el lugar vuelva a tener colores en plantas y árboles como lucían sus tierras en aquellos "pagos" norteños que abandonaron en busca de un mejor porvenir, y que, por las inclemencias climáticas, se apagaron en una tormenta.

Fuente: 
Franco Córdoba, Barrio Laprida, entre la oscuridad del barro y las ganas de los vecinos, 01/04/17, Télam.

No hay comentarios:

Publicar un comentario