Especialistas responsabilizan al desmonte por las inundaciones. El monte nativo absorbe diez veces más agua que un campo desmontado para soja. Las ONG cuestionan que el Gobierno tome como interlocutores a los representantes del desmonte y responsabilice al clima por las inundaciones.
por Darío Aranda
Es un ciclo de
lluvia, inundación, el agro que culpa al clima, millonarias pérdidas
económicas, el gobierno ofrece subsidios y promete obras. Y el
círculo reinicia en el próximo temporal. Sucede de forma periódica
y, estas semanas, tocó a regiones de Córdoba, Santa Fe y Buenos
Aires. “No es el clima, es el modelo agropecuario”, resumió la
ONG Naturaleza de Derechos, dedicada al derecho ambiental. En el
mismo sentido apuntaron organizaciones socioambientales que
recordaron que, agronegocios mediante, Argentina es líder mundial en
desmonte. Estudios muestran la influencia del cambio del uso del
suelo.
El monte nativo
absorbe 300 milímetros de agua por hora. Una pastura convencional
(donde hay ganado) 100 milímetros. Y un campo con soja apenas 30
milímetros por hora. Lo precisó una investigación del Instituto
Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), difundida por este
diario en abril pasado, cuando zonas de Córdoba y Buenos Aires
sufrieron inundación. Nicolás Bertram, del INTA Marcos Juárez
(Córdoba), uno de los autores del trabajo, remarcó que “los
excesos hídricos no se deban a la falta de obras ni al exceso de
lluvias, si no más bien a la agriculturización de las últimas dos
décadas principalmente”.
“Ascenso de
napas en la región pampeana: ¿Incremento de las precipitaciones o
cambios en el uso de la tierra?”, es el título del trabajo
académico (firmado junto a Sebastián Chiacchiera). Analizaron las
lluvias de los últimos cuarenta años y los cambios en el modelo
agropecuario (sojización y expulsión de ganadería), entre otras
variables. Bertram lo explicó: “La napa estaba a diez metros de
profundidad y hoy está a menos de un metro de la superficie. Los
suelos están saturados, no pueden absorber más. Es como si antes
teníamos una maceta grande y echábamos un balde de agua. Ahora la
maceta es diez veces más chica pero echamos el mismo balde de agua”.
En 2015, frente a
una inundación en Córdoba, el entonces gobernador José Manuel de
la Soja culpó a la naturaleza: “Fue un tsunami que vino del
cielo”. Ante los actuales anegamientos, la Asociación de
Productores de Siembra Directa (Aapresid, empresarios del agronegocio
y del modelo transgénico) dijeron: “Catástrofe climática. Las
inundaciones en el centro del país, producto del temporal, dejaron
al agro en alerta roja”.
Horacio Brignone,
de la campaña Paren de Fumigar (con agrotóxicos) de Santa Fe
denunció que las autoridades sólo tomen como interlocutor al sector
del agro: “Ante las inundaciones, subsidian al sector responsable
de las mismas. Parece que al agua la van a parar con subsidios,
exportaciones y ‘producción’. Hacen siempre lo mismo y esperan
resultados diferentes”. Y compartió el comunicado del Centro de
Protección a la Naturaleza (Cepronat), parte de la Campaña Paren de
Fumigar: “El modelo agrobiotecnológico agrava las inundaciones.
La aplicación del paquete de transgénicos, agrotóxicos y siembra
directa significó la subida de las capas freáticas. El monocultivo
de soja y sus agroquímicos producen una impermeabilización del
suelo. De esa forma, el agua no penetra, no absorbe y simplemente
corre e inunda”.
El comunicado
está fechado en agosto de 2015, pero volvió a circular esta semana.
Carlos Manessi, de Cepronat, explica: “Tiene total vigencia y por
eso lo compartimos”. Cuestionó que el sector empresario y político
solo mencione el cambio climático o el fenómeno conocido como “El
Niño”.
La Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
ubicó a Argentina entre los diez países que más desmontaron
durante los últimos 25 años. En el país se arrasaron 7,6 millones
de hectáreas, un promedio de 300.000 hectáreas al año. Hernán
Giardini, de Greenpeace, afirmó: “Todos los años somos testigos
de grandes inundaciones. No es casualidad ni un fenómeno natural. Es
consecuencia de la ausencia de una política ambiental nacional que
proteja a nuestros bosques y humedales de los incendios, de los
desmontes por el avance de la soja, la ganadería intensiva y los
desarrollos inmobiliarios”.
La localidad de
Chabás, al sur de Santa Fe, es una de las localidades más afectadas
por la inundación. Los vecinos cortaron la ruta nacional 33 y
pidieron obras de infraestructura, canales y bombas para desagotar.
Miguel Fabrro, junto a otros grupo de vecinos, no descartó la
importancia de las obras pero marcó otras causas: “Es el modelo
extractivista. Chabás tiene trece cuadras por trece, en medio de un
mar de soja. El agua empezó a venir del campo sin que esté
lloviendo en el pueblo. En 2 horas teníamos el 70 por ciento de las
calles con agua”.
Córdoba es una
de las provincias más inundadas. Laboulaye, Las Varillas, Villa
Huidobro, Adelia María, Chazón, San Francisco, Oncativo y Morteros,
están en las localidades más afectadas. Darío Avila, abogado
especializado en derecho ambiental y parte de la APDH Córdoba, llamó
la atención: “Qué casualidad. Todas zonas del agronegocio,
corazón sojero”. El gobierno de Córdo ba impulsa una ley para
desmontar nuevas regiones y avanzar con el agronegocio.
Fuentes:
Darío Aranda, La costumbre de culpar al clima, 23/01/17, Página/12.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Inundación" del pintor y grabador Argentino Ricardo Supisiche.
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