por Stephen de
Tarczynski
Melbourne, 30 dic
2016 (IPS). En la lucha contra el proyecto de extracción de carbón
que impulsa una compañía india en el estado australiano de
Queensland, se destaca el papel de Murrawah Johnson, de 21 años, del
pueblo indígena wangan y jagalingou, propietario original del
terreno donde estaría la mina Carmichael.
“Nuestro pueblo
es el único originario de este país”, puntualizó la joven
Murrawah, cuyo nombre significa arcoíris en lengua gubbi gubbi. “Eso
somos, es nuestra identidad, nuestra cultura, nuestras canciones y
nuestras danzas”, apuntó en diálogo con IPS.
El pueblo wangan
y jagalingou, con unos 500 integrantes, considera a la mina
Carmichael como una amenaza a su propia existencia, y ha rechazado en
reiteradas oportunidades los avances de la compañía Adani Mining.
Los dueños
tradicionales arguyen que la mina destruiría sus tierras, “lo que
quiere decir que destruirá nuestra historia, y también a nosotros
como pueblo y nuestra identidad”, observó Murrawah, portavoz del
Consejo de Familia de su comunidad
Adani Mining es
una subsidiaria del Grupo Adani, la multinacional india con
operaciones en India, Indonesia y Australia, que opera en distintos
sectores, desde recursos naturales, pasando por proyectos de
logística, energía y agronegocios hasta el inmobiliario. En marzo,
la compañía anunció su primera incursión en defensa.
El proyecto
Carmichael se extiende por 40 kilómetros, contaría con una mina de
10 kilómetros de ancho y seis fosos abiertos, además de cinco
operaciones subterráneas, durante seis años.
La compañía
apuesta a transportar el carbón a India para cubrir sus necesidades
eléctricas. Según la Agencia Internacional de Energía, 244
millones de personas, 19 por ciento de los más 1.200 millones de
habitantes, carecen de electricidad en ese país.
De concretarse,
sería el mayor proyecto de extracción de carbón en Australia, que
ya es un gran productor y exportador del mineral. Además, este país
estaría entre los más grandes del mundo con una producción de unas
60 millones de toneladas de carbón térmico al año, en el máximo
de su capacidad.
Pero en el marco
de la mayor conciencia sobre los efectos del recalentamiento global,
la mina Carmichael generó una importante oposición. Desde el
anuncio del proyecto, en 2010, hubo más de 10 apelaciones y procesos
judiciales contra la iniciativa.
La activista
Shani Tager, de Greenpeace Australia, no tienen dudas de que el
carbón que quiere extraer Adani debe permanecer bajo tierra.
La centrales de
generación eléctrica a carbón emiten grandes cantidades de dióxido
de carbono, uno de los gases que más contribuyen a recalentar la
atmósfera, los que generan el fenómeno del cambio climático,
agravado por las actividades humanas.
El Instituto de
Australia concluyó en un informe en 2015, que el proyecto de Adani
liberaría más dióxido de carbono a la atmósfera que muchas
grandes ciudades del mundo, y hasta que algunos países.
El documento
estima que las 79 millones de toneladas de emisiones contaminantes
que liberará al año la mina son tres veces más que las de Nueva
Delhi, seis veces más que las de Ámsterdam y el doble de las de
Tokio. Además, superaría a las emisiones anuales de Sri Lanka y
sería similar a las de Austria y Malasia.
Sin embargo,
tanto el gobierno estadual de Queensland como el de Australia están
a favor de la mina Carmichael. Además, se corrió el rumor de que el
gobierno central apoyaría el proyecto con un préstamo de 722
millones de dólares estadounidenses.
Además, el
gobierno de Queensland, que prevé un alza en el empleo, la mejora de
la economía y de los ingresos a sus propias arcas por las regalías,
anunció en octubre que otorgaría al proyecto el estatus de
“infraestructura fundamental” para acelerar su aprobación.
“El gobierno se
toma en serio el inicio de las operaciones de la mina de Adani.
Queremos que se concrete”, declaró entonces el ministro de Minas,
Anthony Lynham.
A principios de
diciembre, Adani recibió lo que el gobierno estadual calificó de
“gran aprobación definitiva”: a la vía férrea de la compañía
hacia el puerto de Abbot Point, desde donde el carbón partirá hacia
India.
En 2011, Adani
suscribió un arrendamiento por 99 años con la terminal de carbón
de Abbot Point, ubicada al lado del parque marino de la Gran Barrera
de Coral, que es el mayor ecosistema de coral del mundo y está entre
los más diversos y ricos de la Tierra.
En noviembre,
científicos de la Universidad James Cook, de Queensland, confirmaron
la peor pérdida de corales en ese arrecife tras una masiva
decoloración sufrida a principios de este año. El estrés por el
calor, derivado de las altas temperaturas, es la principal causa, y
se pronostica que el fenómeno del blanqueamiento de corales se
volverá más frecuente y más severo con el recalentamiento
planetario.
Adani tiene
previsto ampliar la terminal de Abbot Point para embarcar grandes
cantidades de carbón, lo que implica dragar el lecho marino pegado a
la Gran Barrera de Coral.
“La mina de
carbón Carmichael tendrá un efecto dominó de impactos negativos
sobre el arrecife, desde instalar la necesidad de ampliar el puerto y
realizar más dragados y vertidos hasta aumentar el riesgo de
accidentes” en el arrecife, precisó Cherry Muddle, de la Sociedad
Australiana de Conservación Marina.
En el sector
turístico, que genera unos 65.000 empleos, numerosos operadores
también se quejaron en los últimos tiempos de la mina y de las
obras de ampliación del puerto.
Las garantías
ofrecidas por el ministro Lynham de que las “200 condiciones
rigurosas impuestas en los procesos jurídicos” protegerán el
arrecife, no convencen a sus detractores.
“Adani tiene
antecedentes realmente preocupantes en materia de destrucción
ambiental, violaciones de derechos humanos, corrupción y evasión
fiscal”, detalló Adam Black, de GetUp, un movimiento activo en
varios asuntos sociales.
Entre las
acusaciones presentadas contra las operaciones de Adani en India,
detalladas en un informe de 2015 de Environmental Justice Australia,
figura la destrucción de manglares, la falta de previsión de la
intrusión de agua salada en las reservas subterráneas, las
exportaciones de mineral de hierro ilegales y soborno, el uso de
relaciones políticas para comprar tierras más baratas y la
obtención de deducciones impositivas ilegales.
Además, el
gerente general de Adani en Australia, Jeyakumar Janakaraj, estuvo a
cargo de una mina de cobre en Zambia, propiedad de Konkola Copper
Mines (KCM) cuando en 2010 vertió contaminantes peligrosos al río
Kafue. La compañía fue hallada culpable y debió pagar el
equivalente a unos 2.900 dólares estadounidenses.
Unos 1.800
ciudadanos zambianos demandaron a KCM y a la sociedad matriz, Vedanta
Resources, en un alto tribunal de Londres, acusándolas de haberles
causado problemas de salud y de haber destruido sus tierras
cultivables durante 10 años a partir de 2004; Janakaraj trabajó en
KCM de 2008 a 2013.
En la actualidad,
que Adani se prepara para poner la piedra fundamental a su proyecto a
mediados de 2017, los detractores se preparan para continuar con su
hasta ahora exitosa campaña para disuadir a los posibles
capitalistas de que aporten entre 11.500 y 15.800 dólares
estadounidenses.
“Si no
consiguen el dinero, no podrán construir la mina”, subrayó
Murrawah Johnson.
El pueblo wangan
y jagalingou creó hace poco lo que llamó una “línea legal de
defensa” contra Adani y el gobierno de Queensland, que incluye la
presentación de cuatro demandas, además de sus planes de llevar el
asunto hasta el Tribunal Supremo, de ser necesario.
Para Murrawah,
esta lucha se trata de mantener relación con el pasado y con el
futuro. “Me niego a ser el eslabón roto de esa cadena”,
setenció.
Traducido por
Verónica Firme
Fuente:
Stephen de Tarczynski, Indígenas de Australia le hacen frente a proyecto de megaminería, 30/12/16, Inter Press Service.
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