Un hombre camina en los escombros del mercado de pirotecnia de Tultepec después de la explosión de este martes. Foto: Eduardo Verdugo/ El País |
Tres días después del suceso en el mercado pirotécnico nadie ha asumido responsabilidad política alguna y aún se desconoce la causa de la detonación.
por David Marcial
Pérez
La explosión en el mercado de fuegos artificiales de Tultepec ha dejado 35 muertos,
59 desaparecidos, un inmenso solar arrasado en medio del pueblo y
otro gran limbo de responsabilidad política y rendición de cuentas
en México. Tres días después, ningún representante político ha
hecho el mínimo intento por encajar el golpe, y de la investigación,
en manos de la PGR, tampoco se sabe nada. Estas son los 5 agujeros
negros del suceso.
Nadie asume
responsabilidades políticas. 2017 es año electoral en el Estado de
México, una de las entidades más pobres y más poblada del país, y
bastión tradicional de un PRI en horas bajas. Desde la tarde del
martes en que sucedió la explosión, las autoridades han
multiplicado sus apariciones públicas. El gobernador priista,
Eruviel Ávila, aseguró sobre el terreno que se volcaría en ayudar
a las víctimas. El secretario de Gobierno, José Manzur, hizo la
ronda por los hospitales. Y alcalde perredista Armando Portuguez
Fuentes ha prometido que abrirá nuevos puestos para que siga el
negocio de la pirotecnia, del que dependen más de una tercera parte
de los empleos en el pueblo. En ninguno de los escalones políticos
se ha escuchado de momento ninguna autocrítica, ninguna intención
de exigir responsabilidades por lo ocurrido.
Nadie sabe cuál
fue la causa de la explosión. Tras un incendio, los equipos de
bomberos suelen tardar apenas unas horas en detectar dónde, cómo y
cuándo se originó el fuego. En Tultepec, los peritos especializados
de la fiscalía llevan tres días inspeccionando el terreno y aún no
se conoce ninguna conclusión. Los vídeos que han circulado del
momento y los testimonios de los supervivientes hablan de una primera
detonación en uno de los puestos, y a partir de ahí un estallido en
cadena, que arrasó un parque del tamaño de dos campos de fútbol.
La hipótesis oficiosa que se escucha entre los comerciantes y
supervivientes apunta a un material conocido como brujitas, unos
pequeños petardos que se activan al impactar con el suelo.
¿Quién
supervisa? El Instituto Mexiquense de la Pirotecnia (IMP), creado en
2003, es el órgano directamente encargado de la seguridad de la
producción y venta de fuegos artificiales en el estado. Hace apenas
dos semanas, su presidente definió el tianguis de Tultepec nada
menos que como el más seguro de Latinoamérica: “con puestos
perfectamente diseñados y con los espacios suficientes para que no
se dé una conflagración en cadena en caso de un chispazo”. La
lupa de los medios, donde suele comenzar y apagarse la exigencia de
responsabilidades en México, se ha dirigido al IMP, que lleva
engordando su financiación año a año desde su creación. En 2016
recibió de los presupuestos del Estado más de 15 millones de pesos.
El 90% se ha dedicado a servicios personales, mientras que la partida
dedicada a “materiales y suministros para seguridad” quedó
vacía.
Irregularidades
en la feria. El tianguis contaba con los permisos protocolarios para
vender pirotecnia que expide la Secretaría de Defensa (Sedena). Hace
tres meses el parque había pasado su última inspección. Las
autoridades estatales, el IMP y la propia Sedena dieron el visto
bueno. Ahora, después del desastre comienzan a filtrarse informes
que demuestran que, desde luego, la feria de Tultepec no era la más
segura de Latinoamérica. Este jueves salía a la luz un documento de la Sedena donde certificaba la invasión de espacios, la venta de
material no permitido y la omisión de las barreras de seguridad que
deben separar los artículos del público. Los vídeos y las fotos
que han circulado del espacio antes de la explosión, muestran cajas
apiladas y puestos de venta colocados en los pasillos, material a la
vista, al alcance de los consumidores sin ninguna protección y en
algunos casos prohibido. Por ejemplo, las brujitas, el tipo de
petardo que los supervivientes apuntan como causa, llevaba vetado
desde 2006.
Otras explosiones
en Tultepec. La tragedia de este martes ha sido la última y la más
grave, pero le feria de pirotecnia había ardido otras dos veces. En
2005, otra deflagración arrasó con los puestos y dejó 57
lesionados y 70 vehículos calcinados. Se levantaron de nuevo las
casetas, entonces de lona, y año después otro incendió asoló el
recinto. El entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña
Nieto, encabezó la reconstrucción de la feria. Inyectó 9 millones
de pesos y transformó las casetas de lona en 300 pequeñas tiendas
de cemento y lámina metálica. El martes, con la combustión en
cadena de 300 toneladas de pólvora, las paredes y los techos de las
tiendas saltaron por los aires convirtiéndose en una bomba de
racimo.
Peña Nieto: “Nos
comprometemos a lograr la reconstrucción del mercado”
El presidente
Enrique Peña Nieto visitó este jueves a los heridos de la explosión
que se encuentran uno de los hospitales cercanos a Tultepec. Durante
la rueda de prensa posterior, el mandatario se comprometió con los
comerciantes de la feria destruida “que perdieron gran parte de su
patrimonio” para “que nuevamente puedan reiniciar, el próximo
año, sus actividades normales y podamos realmente lograr la
reconstrucción de ese mercado”.
Fuente:
David Marcial Pérez, Los cinco agujeros negros de la explosión de Tultepec, 23/12/16, El País. Consultado 23/12/16.
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