El equipo que
realiza los Campamentos Sanitarios desde la Facultad de Ciencias
Médicas de Rosario, que coordina el médico Damián Verzeñassi,
denunció la persecución académica por parte del decanato, luego de
que las oficinas donde guardan 96 mil encuestas que realizaron en
pueblos fumigados de diversas provincias aparecieron encadenadas. Se
trata de información sensible que detectó un incremento de
enfermedades y muertes en áreas de producción transgénica,
expuestas a fumigaciones. El episodio ocurrió tras la exposición de
Verzeñassi como testigo y único médico latinoamericano en el
Tribunal Internacional Monsanto en La Haya. “Que hiciéramos
públicos los resultados de los campamentos estaba molestando cada
vez más”, explicó el doctor Verzeñassi a lavaca. Las presiones
vía Twitter.
Cuando el equipo
de la materia Salud Socioambiental y la Práctica Final de la carrera
de Medicina de la Facultad de Ciencias Médicas Rosario llegó a la
oficina donde guardan las 96 mil encuestas realizadas durante seis
años en 27 campamentos sanitarios distintos, se encontró con una
imagen particular.
La puerta estaba
encadenada.
La situación
ocurrió el 28 de octubre, luego de que el responsable académico y
coordinador de los Campamentos Sanitarios, y director del Instituto
de Salud Socioambiental, Damián Verzeñassi, brindara testimonio en
el Tribunal Internacional Monsanto que se realizó en La Haya. El
tribunal, organizado por la francesa Marie Monique-Robin y la india
Vandana Shiva, entre otras destacadas personalidades internacionales,
reunió a decenas de víctimas y expertos para evaluar la
responsabilidad de la multinacional transgénica en violaciones a los
derechos humanos y en la figura de ecocidio, tipificación propuesta
para reformar el derecho penal internacional. Verzeñassi fue el
único médico latinoamericano convocado
(http://www.lavaca.org/notas/juzgar-a-monsanto-los-testimonios-del-desastre/).
El decano Ricardo
Nidd, además, desplazó de sus cargos al Secretario de Extensión
Universitaria a Gastón Palacios y a la subsecretaria de Bienestar
Estudiantil, Giovana Bonisoli, ambos también docentes y responsables
de la Práctica Final y la materia Salud Socioambiental. Siguen con
sus cargos docentes, pero ya no están dentro del gabinete.
Por esa razón,
cuando los propios docentes no pudieron entrar a su lugar de trabajo,
y luego de que organizaciones sociales comenzaran a difundir y
denunciar lo sucedido, el grupo de trabajo informó que “el decano
de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de
Rosario, Ricardo Nidd, inició una persecución ideológica y
académica” , dirigido al “equipo de docentes, graduados y
alumnos que sostenemos las materias Salud Socioambiental y Práctica
Final, reconocidos espacios que acompañan a pueblos y familias
víctimas del modelo agropecuario dominante, con transgénicos y
agroquímicos”. Las cadenas fueron finalmente retiradas, pero los
docentes y médicos deben trabajar allí con custodia.
Lo que quieren
encadenar
La Práctica
Final de la carrera de Medicina en la Facultad de Rosario es el
espacio que pone en marcha una de las experiencias académicas más
innovadoras de los últimos tiempos: los campamentos sanitarios.
Alumnos y alumnas se instalan una semana en un pueblo y realizan un
perfil epidemiológico del lugar, con metodología de muestreo y
entrevistas con vecinos y las vecinas. Así, a lo largo de los
campamentos, esos equipos detectaron un incremento de enfermedades
(diversos tipos de cáncer, hipotiroidismo, abortos espontáneos) que
ocurren paralelamente a la producción de eventos transgénicos en
campos cercanos.
Por ejemplo, los
relevamientos en diversas comunas santafecinas (Murphy, María
Teresa, María Susana, entre tantos) revelaron que los tumores y
casos de cáncer se triplicaron y hasta cuadruplicaron en los últimos
15 años. Cuando la media nacional es de poco más de 200 casos de
cáncer cada 100 mil habitantes, los campamentos encontraron que en
las comunas se registraba un equivalente a casi 2 mil casos cada 100
mil habitantes: diez veces más. La experiencia puede leerse acá:
http://www.lavaca.org/mu77/curando-a-la-facu/.
Junto al Espacio
Multidisciplinario de Interacción Socioambiental (EMISA) de la
Universidad Nacional de La Plata, los equipos rosarinos realizaron un
perfil de morbimortalidad en San Salvador, municipio de Entre Ríos,
donde detectaron la contaminación con agrotóxicos en tierra, agua y
aire. Además, constataron que las principales enfermedades son las
respiratorias, la primera causa de muerte es el cáncer de pulmón y
que todas las muestras de agua presentaron plaguicidas, incluyendo el
glifosato
(http://www.lavaca.org/notas/san-salvador-contaminada-los-vecinos-tenian-razon/4).
Los campamentos,
además, implicaban una experiencia vital en la carrera de miles de
estudiantes, ya que los colocaba frente a problemáticas específicas
del territorio, con fuente de información en los propios vecinos.
“El estudiante no puede recibirse en la universidad pública sin
tener, al menos, una experiencia que le deje absoluta claridad y
certeza de que obtuvo su título gracias al aporte que hicieron 40
millones de argentinos que pagaron sus impuestos, y no resultado de
una cuestión individual”, decía Verzeñassi en 2014 a la revista
MU. “Recibirse es un esfuerzo colectivo”, planteaban los médicos,
que convirtieron el hecho en un trabajo no sólo científico, sino de
información a toda la sociedad.
Esa práctica es
la que, literalmente, encadenaron. “Lamentablemente, esta manera de
defender la universidad pública, de construir datos epidemiológicos
desde y con las comunidades, de difundir los resultados que son
propiedad de la gente y de nadie más, ha puesto en crisis muchos
intereses empresarios y políticos”, sostiene el comunicado
difundido por el grupo. “Y las presiones han recrudecido en los
últimos meses. Somos testigos de autoridades provinciales que se
incomodan con nuestro trabajo y sugieren que lo ideal para la
Facultad es que silenciemos los resultados de los campamentos
sanitarios”.
Los ecowarriors
“En la facultad
estábamos en una posición que ya no era la que teníamos antes”,
dice Verzeñassi a lavaca. “Que hiciéramos públicos los
resultados de los campamentos estaba molestando cada vez más. El
círculo íntimo del decano, por Twitter, nos decía que éramos
ecoñoquis y ecowarrios, y que dejásemos de difundir los datos. Nos
decían que no éramos científicos y que no expusiéramos a la gente
de la Facultad de esa manera”.
¿Qué pasó?
“Nos
encontramos con una cadena en el lugar donde tenés el resguardo
documental de todo lo que venimos haciendo. Y esto va más allá de
una diferencia de cómo encarar una cuestión. Intentamos resolver
esto dentro de la Facultad, pero diversas organizaciones sociales
empezaron a denunciar y esto tomó estado público. Ahí decidimos
salir a explicar qué pasó. Se podría haber resuelto de otra forma,
pero el decano Nidd decidió personalizar, planteando que estoy
haciendo esto por intereses políticos. Creo que acá se mezclaron
esas cuestiones personales con las preocupaciones del entorno más
íntimo del decanato, porque nosotros difundimos los datos de los
campamentos. En ese temor se nos quiso callar, pero se equivocó la
manera”.
Verzeñassi
subraya que gracias a la solidaridad desplegada por científicos,
organizaciones, movimientos y personalidades durante las últimas
semanas hoy las cadenas fueron sacadas.
“Hoy podemos
entrar, pero custodiados”, dice el especialista. “No podemos
entrar solos, sin que alguien vigile qué estamos haciendo. La
persona que nos custodia es alguien que pone el decano. Queremos que
nos dejen hacer nuestro trabajo y que no toquen al Instituto. Hoy
tampoco están firmados los convenios de los campamentos del año que
viene, y la preocupación máxima era no poder recuperar los datos de
las encuestas para corroborar los registros en papel con los
informáticos, que es lo que hacemos siempre. Todo esto, en
principio, nos aleja de la posibilidad de documentar todo lo que
decimos que hemos encontrado en los campamentos. Y, en segundo lugar,
nos deja sin la certeza de que continúen los campamentos como
mecanismo de evaluación. Tenemos la preocupación también de que
intervengan el Instituto o, peor, que lo cierren”.
Movimientos
extraños
La pregunta es
por qué ocurrió esto. Verzeñassi lo interpreta como una acción
enmarcada dentro de un mismo contexto: “Pasó luego de que yo
declarara en La Haya y de que Gastón Palacios hiciera declaraciones
en el diario La Capital sobre el mapa de cáncer de la provincia.
Mientras tanto, Giovana Bonisoli estaba en Rosario armando el
programa de Ciudades Saludables, que cuestiona la política sanitaria
de la ciudad. En ese contexto quedamos en el ojo de la tormenta”.
Verzeñassi
afirma que, mientras estaba en el Tribunal Internacional Monsanto, el
decano se reunió con sectores vinculados al gobierno provincial. “No
sé qué es lo que hablaron ahí. Pero justo surge el tema de las
cadenas y los candados. Nidd nunca me explicó por qué había puesto
la cadena. Después de toda la solidaridad recién estos días salió
a decir que la puso alguien preocupado porque se estaban llevando
cosas de la oficina. Después, lejos de enfriar la cuestión, dijo
que nos iba a iniciar acciones judiciales por difamación”.
¿Se comunicaron
desde el gobierno provincial con el equipo?
Explica
Verzeñassi: “Me llamaron para asegurarme que ellos no tienen nada
que ver con esto, que no hubo ningún pedido de la Povincia para que
nos callen y se pusieron a disposición. A esta altura no me queda
claro quién está jugando dónde. No sé si es una cuestión
individual, por el hecho de haber estado en La Haya, o una cuestión
realmente pensada desde más arriba. Lo que me queda claro es que de
la Provincia me llamaron, mientras Nidd salió a denigrarme. En
ningún momento aclaró qué va a pasar con los campamentos. Recién
ahora, después de que tomó estado público, dijo en un programa de
radio que no iba a tocar ningún cargo docente y que él cree en los
campamentos. Pero no dijo nada del Instituto ni de si íbamos a
continuar nuestra tarea. Estoy intentando que nos dé las garantías.
Hasta estoy dispuesto a correrme, pero que no toquen los institutos y
los campamentos. Y que nadie toque esas cajas con información
valiosísima. Esperamos que recapacite, y nos de las garantías”.
Fuente:
Persecución a la salud en Rosario: la facultad encadenó oficinas con 96.000 encuestas en pueblos afectados por las fumigaciones, 08/11/16, Lavaca. Consultado 08/11/16.
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